En plena grabación de La hija de la lágrima, el disco con que rompió lazos estéticos y emprendió una búsqueda más oscura, a Charly García se le ocurrió que había que grabar un tema un poco menos complejo. “¿Qué tal si ahora hacemos un pop rock sin complicarnos mucho?”, le preguntó Charly a su guitarrista y corista María Gabriela Epumer. Antes de que ella contestara, el autor de “Yendo de la cama al living” le pidió cinco minutos, se sentó al piano y compuso la canción “Chipi Chipi”. “Yo nunca vi New York/ No sé lo que es París/ Vivo bajo la tierra/ Vivo dentro de mí...”. En ese momento en el estudio estaba Juanse, y asombrado por lo que había escuchado preguntó qué significaba chipi chipi. “Es un rock con una batida latina y una cadencia de acordes blusera, que entre mis temas puede relacionarse con ‘Fantasy’ o con ‘Every breath you take’ de The Police... Es un estilo de canción en que el plagio está bien visto”, dijo Charly.

Este tipo de anécdotas y mucho más se puede leer en el libro García, de los autores Daniel Riera y Fernando Sánchez, que acaba de salir por la editorial Vademécum. La edición recopila 15 años de entrevistas a Charly, realizadas por los autores entre 1992 y 2007 para medios como La Maga, Rolling Stone, Soy Rock o la extinta revista barrial Darwin. “Si le robás a uno sos muy boludo, pero si les robás a muchos, ahí está el talento”, responde Charly en la entrevista que abre el libro, la del año 1992. Más adelante, después de la vuelta de Serú Girán en River, Charly se empieza a divorciar de la industria y se mete de lleno en lo que se conoció como su etapa Say no more. Años de caos creativo, internaciones, muchas horas en la cama y grafitis en la pared de su departamento en Coronel Díaz, barrio de Palermo.

“Prescinde un poco del formato canción, se permite hacer collages, experimentar con cintas. Se siente incómodo con una serie de mecanismos, los reformula, y da lugar a un trabajo totalmente distinto”, dice Riera del otro lado del teléfono, y reflexiona: “El tipo tira cosas muy profundas respecto de su relación con la industria y el business del espectáculo. Hay cierta necesidad de que la industria se adapte a él, más que él a la industria”. Charly, además de mostrar su transformación estética, acerca sus opiniones políticas de la época. “¿A Menem le seguís diciendo Nemen?”, pregunta el periodista en el 92. “¿Méndez? No lo voté. No sé, es contradictorio lo que hace. Me parece que es la fachada de algo. No creo que sea un mal tipo, pero está con una pata acá, una pata allá... Lo que tiene de bueno es que está desmitificando el peronismo, que se está cayendo a pedazos. Nadie le puede creer nada. Yo nunca creí en esa doctrina”, contesta Charly.

15 años después de la salida de la canción “Los dinosaurios”, que marcó un antes y un después en la sociedad argentina y dejó en claro la sintonía fina del músico para con el ánimo colectivo con su “los que están en el aire pueden desaparecer en el aire/ Los que están en la calle pueden desaparecer en la calle/ Los amigos del barrio pueden desaparecer/ Pero los dinosaurios van a desaparecer”, Charly se encontró a Carlos Menem en la quinta de Olivos y tocó esa canción. “Le arranqué un par de lágrimas. Tenía el plan de tocar esa canción en su presencia para verificar si era humano o no. Es humano. Creo que nadie lo vio llorar nunca a Méndez, salvo cuando se le murió el hijo”, recuerda en uno de los apartados del libro que recopila anécdotas de sus canciones.

Otro momento del libro con alto impacto emocional se da con una entrevista del año 2000 en la que participan Charly y su hijo Miguel. Ambos vivían en el mismo edificio, piso de por medio. “Me cuida mucho y me ha salvado de algunas. Cuando estuve internado, no es que venía con la aspirina y el vasito de agua, pero venía a visitarme. Y estuvo acá cuando vinieron los llevadores. Los vio tirar la puerta abajo y fue el único de mi familia que los detuvo. Un hijo de verdad”, dice Charly en un pasaje de la nota. Más adelante, en el capítulo “Charly recuerda”, el más largo del libro –que en su momento salió publicado en dos partes en la revista Rolling Stone–, el músico repasa sus estadías en clínicas y las describe como “una pesadilla. Era como un geriátrico y te daban unas pastillas, y te decían no tomes más, no tomes más y chau. Eran muy medievales los médicos ahí”.

Es sólo rock & roll

De aquel niño que estudió en el conservatorio Thibaud-Pizzini se esperaba que terminara como concertista de piano, pero en el medio se cruzó con la música de los Beatles y su mundo hizo ¡plop! En este libro queda clara esa devoción que tuvo por el grupo de Lennon y McCartney. Hay un capítulo en que Charly desmenuza aquella recopilación de 27 temas en la que participó George Martin, que salió a fines del año 2000 con el nombre The Beatles One. Pasan todas las canciones y en cada una aporta su visión. De “Come together” dice: “El bajo es una cosa monstruosa. Está re pensado esto. Y las cuartas, esa cosa mántrica. Meten un mayor, cuando el tema es [en tonalidad] menor... No se sabe bien qué es... Bien tribal”.

Los autores logran otro acercamiento con Charly, y los testimonios que consiguen profundizan temas que abarcan música, cine y filosofía de vida. “La obra siempre fue el eje. Y lo puedo decir taxativamente porque fue así. Si bien hablábamos de cosas personales, siempre lo hicimos a partir de nuestro interés por la obra”, aclara Riera. Sobre el final del libro se accede a lo que fue la grabación de Rock and Roll Yo. “Si vas al baño, apurate. Él no va al baño”, le advierten a Riera para que no se pierda nada. En aquel disco Charly quería que Keith Richards tocara un tema. “El concept de este disco es estar con Keith Richards frente a frente, como estoy con vos, él con una guitarra, los dos cantando las canciones que yo hice, él en inglés y yo en castellano”, dice Charly. Finalmente, la participación del guitarrista de los Rolling Stones no se dio.

“Desde lo ideológico y filosófico hay un compromiso muy grande con su arte. En la nota Charly termina diciendo: nadie tiene el amor por la música que tengo yo”, resume Riera, que después se queda en silencio por unos segundos y concluye: “Me gustaría volver a verlo en algún momento, y también me gustaría saber qué piensa de este libro. Se lo hicimos llegar a un asistente suyo”.

García. 15 años de entrevistas con Charly (1992-2007). De Daniel Riera y Fernando Sánchez. Argentina, Vademécum, 2020.