“Aquella tarde, sobre la mesa de la cocina, con mi padre, pintamos de color rojo y le pusimos rueditas laterales a mi primera bicicleta. Yo tenía 4 años”. Esa evocación, en la contraportada del libro recién salidito del horno que se suma al muy buen catálogo de infantil que viene construyendo Alter Ediciones, da cierre y explica el peculiar periplo que ocurre a lo largo de sus páginas, si es que hace falta tal cosa.

Estudio de Caro Curbelo en Miramamá. Foto: Elías Maquieira

Estudio de Caro Curbelo en Miramamá. Foto: Elías Maquieira

El libro todo, que prescinde del texto lingüístico salvo en los paratextos, que aportan información relevante y remiten desde el título a una “gran carrera” peculiar, rezuma niñez, tiene toda la fuerza de la evocación y funciona como un homenaje a la bicicleta y a los ciclistas de todo pelo y color. Está ahí, en algunas de sus páginas, aquella vieja expectativa infantil de ir a ver a los ciclistas de “la Vuelta” llegar a la ciudad, el aplauso al despegado, la admiración de la entrega colectiva y colorida del pelotón, y la espera al rezagado.

La presentación

Como de bicicletas se trata, ¿qué mejor lugar para presentar este libro que el Velódromo? Así, en grande y al aire libre, lo hará la gente de Alter Ediciones hoy, de 11.00 a 12.30, en una actividad conjunta con Liberá tu Bicicleta. La invitación es a correr juntos en un gran pelotón, así que se invita a concurrir con bici, casco, rodilleras y mucha energía para pedalear. Los organizadores anuncian que las actividades están programadas “para personas inquietas de hasta 12 años”. Habrá un tallercito de reparación y liberación de bicicletas, y es una oportunidad para mezclar y entreverar al viento en la cara con lecturas porque también se venderá, por supuesto, el libro presentado, La gran carrera, del ilustrador Ca_téter, y habrá una feria a cargo del colectivo de editoriales independientes Sancocho.

“Creo que ilustrar tiene que ver con las metáforas”, postula el autor en la presentación, y resulta difícil –incluso sin haber leído nunca ese breve texto, incluso si no existiera– no leer esta narración sin palabras como una metáfora de la vida misma. En bicicleta y otros vehículos de ruedas, sin motores. En los dibujos a lápiz de Ca_teter habita la sorpresa, el trazo minucioso, lo mínimo, lo abigarrado, y desde esa pequeñez se construyen personajes y situaciones. Habita en sus páginas lo diverso: en birrodados y en individuos. Y toda la sucesión es una celebración de lo que ocurre en esa carrera que es excedida por lo que ocurre alrededor, antes, después.

Bicicleta es sinónimo de libertad. Es el regalo más esperado a cierta edad. Es aprender a ir rápido, es el placer de sentir el viento en la cara, es tarde de primavera. Es, también, recorrer calles y caminos, ciudad y campo. Es apertura al mundo. Cómo no homenajear algo tan poderoso y simple. En La gran carrera seducen los detalles, lo pequeño, la sumatoria. Se lee desde la primera página a la última, pero también por inmersión en ese mundo dibujado, lleno de humanitos inventados y bichejos variopintos. Es un cuelgue. Que empieza, ni bien abrimos, con la presentación de los personajes. Son 40 al comienzo y 40 al final –algunos se repiten, otros no–, cada uno con su nombre, cada uno con su historia, la que desde la imaginación del autor lo condujo hasta allí, la que transite en la narración, la que la imaginación del lector le otorgará. Porque el libro todo invita a buscar, encontrar e inventar.

Foto del artículo 'Dos ruedas para viajar: La gran carrera, de Ca_teter, se presenta este sábado a las 11.00 en el Velódromo'

Las escenas se suceden en dobles páginas. El espacio se apodera de la mirada. Atrae. Y cada doble página es un mundo en sí mismo, y un momento. Pone ahí el taller de bicicletas, con el encanto del olor a grasa y las llaves de todos los tamaños, los parches en el agua, la sabiduría ancestral. E inmediatamente, la carrera enmarcada en un paisaje serrano, en un pueblo perdido. Y el público, tan variado como los corredores. Hay una carrera, hay velocidad, hay acrobacia sobre ruedas, hay un gran entrevero de bicis y ciclistas frente a unos molinos de viento, hay parejas en el campo, hay casitas que son hogares, hay plazas con bebés en cochecito, hay niños en triciclos, hay campamentos de ciclistas que comienzan y terminan. Hay generaciones. Y hay, por sobre todas las cosas, además de una historia que se cuenta y cierra un círculo, una multitud de historias que los lectores están convidados a encontrar en la medida en que se zambullan en el universo del libro.

Disfrutable en su apuesta visual y en su potencia narrativa, ideal para dejarse llevar solo o en lectura compartida, La gran carrera es el primer libro para niños de Ca_teter y es un auspicioso debut, que deja con ganas de más.

Estudio de Caro Curbelo en Miramamá.Foto: Elías Maquieira

Estudio de Caro Curbelo en Miramamá.Foto: Elías Maquieira

La gran carrera, de Ca_teter. Alter ediciones, Montevideo, 2020. 38 páginas.

Y además...

Los dibujos originales de Cateter pueden verse hasta el 15 de diciembre en el estudio de Mirá Mamá (Tomás Giribaldi 2278 esquina Maggiolo), donde están expuestos; es con cita previa, escribiendo a [email protected]. Esta saludable posibilidad de acceder a las ilustraciones originales de un libro ya había podido disfrutarse con el trabajo de Diego Bianki para el libro _Cuentos cansados, de Mario Levrero, publicado por la editorial Amanuense. Esto tiene su antecedente en los Mercaditos de Ilustración, en los que la anfitriona Caro Curbelo organiza exposiciones de varios ilustradores, pero este año, con las medidas sanitarias a causa de la pandemia, fue necesario buscarle la vuelta para ir hacia una propuesta más pequeña y evitar las aglomeraciones de personas.

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