El sábado 21 empieza el 38º Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay, que se extiende hasta el 5 de diciembre. Se llama así, pero todos le decimos “el Festival de Cinemateca”. Debería haberse realizado, como siempre, alrededor de Turismo, pero lo impidió la emergencia sanitaria.

Planta permanente

Planta permanente

En la conferencia de prensa realizada el martes 10, María José Santacreu, coordinadora general de Cinemateca Uruguaya, llamó la atención sobre el protocolo sanitario especialmente severo impuesto a las salas de espectáculos, que no tiene proporción con los que se aplican a otros ámbitos en los que el peligro de contagio es mucho más grande. En las condiciones actuales, todas y cada una de las funciones que viene dando Cinemateca son deficitarias, inclusive muchas en que se llega a completar el acotadísimo aforo.

En esas circunstancias, con la mitad de su personal en seguro de paro, es increíble que se haya podido armar este nuevo festival, en el que los uruguayos (o al menos, los montevideanos y fernandinos) tendrán el privilegio de disfrutar de 83 largometrajes y 73 cortos de 54 países. Las películas se van a exhibir en las tres salas de Cinemateca, en las salas B y Adela Reta del Sodre, en la Zitarrosa y en salas del grupo Life (21, Punta Carretas y Punta del Este).

El festival va a abrir con la brasileña La vida invisible de Eurídice Gusmão, de Karim Aïnouz, ganadora del premio Un Certain Regard, en Cannes. En las distintas competencias y muestras habrá obras de directores muy conocidos, de esos cuyos nombres encienden el apetito de cualquier cinéfilo: el italiano Marco Bellocchio, el taiwanés Tsai Ming-liang, el estadounidense Terrence Malick, los rumanos Corneliu Porumboiu y Radu Jude, el ucraniano Sierguy Loznitsia, el griego Yorgos Lanthimos.

Chico Ventana también quisiera tener un submarino

Chico Ventana también quisiera tener un submarino

Junto a ellos habrá oportunidad de descubrir decenas de valores emergentes, algunos de los cuales serán los consagrados de mañana. Tal como señaló Santacreu, es el tipo de películas “que uno no sabe que quiere ver porque no la vio todavía”, por lo cual la gracia es, insiste ella, “entregarse al festival”, tirarse al agua movido por la intuición o incluso el azar. De hecho, fue en el Festival de Cinemateca que se vieron, por primerísima vez en pantallas uruguayas, películas de Abbás Kiarostamí, Alfonso Cuarón, Lucrecia Martel, los hermanos Dardenne, Takashi Miike, Apichatpong Weerasethakul, Mariano Llinás, Kleber Mendonça Filho y otros grandes, en una época en que sus nombres todavía no querían decir nada.

En el Festival se van a exhibir varias producciones uruguayas: Historias de verano, de Gabriela Guillermo e Irina Raffo; Mirador, de Antón Terni; las óperas primas de Alex Piperno (Chico Ventana también quisiera tener un submarino) y Matías Ganz (La muerte de un perro), y la coproducción con Argentina Planta permanente, de Ezequiel Raduzky. La alemana El cumple fue dirigida por el uruguayo Carlos Morelli (de Mi mundial), y La vida invisible... tiene guion de Inés Bortagaray. Habrá también 17 cortometrajes nacionales.

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