Pierre Cardin, diseñador nacido en Italia pero instalado en París desde 1945, murió este martes a los 98 años, según anunció su familia. El fallecimiento ocurrió en el Hospital Americano de París, ubicado en los suburbios de la capital francesa.

Este hombre de negocios, que supo crear un emporio con su nombre, renovó la alta costura francesa en el período de posguerra junto a otras figuras, como André Courrèges y Paco Rabanne.

“He tenido la suerte de hacer lo que he querido sin haber necesitado banqueros o autoridad. He sido un hombre libre desde los 20 años”, decía el modisto de sí mismo, según recuerda la agencia de noticias Efe.

Nacido en 1922 en la localidad italiana de Sant’Andrea di Barbarana, huyó del fascismo junto a su familia y se convirtió en uno de los “franceses” más influyentes del planeta, en especial en los años 80.

Llegó a la París liberada de los nazis cuando tenía 23 años, con el sueño de convertirse en actor o bailarín, pero terminó trabajando para costureros. Se destacó como promesa con talento y en 1947 entró en el estudio de Christian Dior. Fue rechazado por Balenciaga y montó su propia firma, donde desarrolló el concepto de prêt-à-porter: la moda ya no eran sólo creaciones a medida, sino la democratización industrial de talles estándar.

Pierre Cardin luego de su desfile de la colección Primavera-Verano, en París (archivo, enero de 1967)

Pierre Cardin luego de su desfile de la colección Primavera-Verano, en París (archivo, enero de 1967)

Foto: AFP

“Mi gran rasgo de genialidad fue el prêt-à-porter cuando no había más que alta costura, que siempre hace perder dinero. Me dijeron que no duraría dos años, pero creí en mi idea. Me han criticado y me han imitado”, reflexionaba a los 90 años y en perfecta forma mental.

Presumía de tener una veintena de perfumes, editoriales, teatros, un hotel, decoración, labiales, lapiceras, anteojos, encendedores, restaurantes y edificios. Su único arrepentimiento fue no haberse percatado del arrastre que tendrían los pantalones vaqueros, el calzado deportivo y los relojes fantasiosos.

En el libro La mejor edad, Laurence Benaïm decía de Cardin: “No bebe, no fuma. Si nota dolor, rechaza escuchar a su cuerpo. Maestro de la elipse y la espiral, Pierre Cardin sigue diciendo alto y fuerte que siempre ha existido por su trabajo y por sí mismo. Es un multimillonario que se contenta con un tazón de sopa”.

Mantuvo su amor por la moda hasta el final de sus días, muchas veces chocando con sus colegas. “Tengo un estilo reconocible. No se puede decir lo mismo de otros diseñadores”.