En octubre, la Academia Sueca reveló que la poeta estadounidense Louise Glück era la ganadora del premio Nobel de Literatura correspondiente a este año “por su inconfundible voz poética que, con austera belleza, hace universal la existencia individual”. Mientras muchos aprovechaban el galardón para conocerla, se desató un pequeño escándalo por otra clase de aprovechamiento.

La explosión de popularidad de la poeta de 77 años motivó que su agente literario, Andrew Wylie (cariñosamente apodado El Chacal, precisamente por sus características como negociante), se la llevara de la editorial valenciana Pre-Textos, que desde hacía 14 años la publicaba en español. La llamada de Wylie para romper la relación en forma unilateral llegó un día después de que se anunciara el premio.

Manuel Borrás, editor de Pre-Textos, respondió a la injuria asegurando que lo de ellos siempre había sido una apuesta por la literatura de calidad, ya que incluso después del premio las ventas de Glück habían sido “miserables”. Y agregó que se había sentido traicionado al enterarse de que el agente estaba ofreciendo los derechos de la autora a otras editoriales.

“Quiero creer en Louise, que es una persona que en su trayectoria ha denunciado estas prácticas. En todo caso, que quede constancia y que la gente pueda distinguir entre aquellos que creemos en la cultura también como mejoramiento de las personas y aquellos que sólo la tienen como medio para agrandar su billetera”, declaraba a mediados de noviembre.

Negación

La constancia quedó, pero las negociaciones continuaron. Y a fines de noviembre se confirmó que los derechos para la publicación de la autora en España pasaron a manos de la editorial Visor. Esto fue confirmado por su fundador, quien tiene el muy literario nombre de Chus Visor. “Con Manolo [Borrás] me he llevado siempre bien, le comuniqué que me habían ofrecido a Glück y luego escuché a la otra parte, al agente de la autora. Y decidí editar finalmente”, dijo a Europa Press.

“No me he enterado de nada y no me entero de por qué, si se pelean dos, sólo se le pregunta a uno. Lo que ha ocurrido con Glück ha pasado con todos los autores toda la vida y en España también: muchos de ellos cambian de editorial e incluso se van a Pre-Textos. Así que no me explico el lío”, agregó. El acuerdo incluye todas las obras ya editadas y las futuras, por un plazo de siete años, y la publicación comenzará “enseguida, lo más pronto posible”.

En sus últimas declaraciones, Borrás, que asegura querer “pasar página”, dijo que respeta otras opiniones, pero no las comparte. “Visor tiene su negocio, su empresa y sus modos de llevarla, y yo, como colega y compañero, no tengo más remedio que aceptarlo. Pero yo no hubiera actuado de esa manera”.

La noticia más dolorosa para Pre-Textos es que deberá destruir el remanente de libros ya publicados. “Es muy triste, pero es la ley del mercado a la que se encomienda mucha gente. Yo, por mi parte, sigo pensando que Glück es una gran poeta”, concluyó.

Aceptación

Finalmente, Louise participó este lunes, desde su casa en Massachusetts, en una ceremonia virtual de entrega del Nobel de Literatura y, como es costumbre, pronunció un discurso, disponible en la página web de la Academia Sueca.

“Cuando era una pequeña niña, de unos cinco o seis años, armé un concurso en mi cabeza, un concurso para elegir el mejor poema del mundo”, contó. Había puesto como finalistas a “El niño negro”, de William Blake, y “Río Suwannee”, de Stephen Foster. “Esta clase de competencias por el honor, por el premio máximo, eran naturales para mí; los mitos de mis primeras lecturas estaban llenos de ellas. El mejor poema del mundo era para mí, incluso a una edad tan temprana, el mayor de los mayores honores”. El premio iría para Blake. “La ceremonia de entrega del premio, en la segunda habitación de la casa de mi abuela, parecía por su secretismo una extensión de la intensa relación creada con el poema”, agregó. “Pero el honor público es un asunto diferente”.

Explicó que, en el arte que la atrae, la voz o el juicio del colectivo es “peligrosa”. “Lo precario del discurso íntimo aumenta su poder y el poder del lector, a través de cuya acción esa voz es motivada en su súplica urgente o su secreto”.

“¿Qué le ocurre a un poeta de este tipo cuando el colectivo, en lugar de exiliarlo o ignorarlo, a él o a ella, lo aplaude y lo eleva? Diría que un poeta así se sentiría amenazado, superado”, expresó. “Fue una sorpresa para mí sentir en la mañana del 8 de octubre la clase de pánico que acabo de describir. La luz era demasiado brillante. La escala era demasiado grande”.

“Aquellos de nosotros que escribimos libros, seguramente deseemos llegar a muchos. Pero algunos poetas no lo ven en términos espaciales, en auditorios llenos. Lo ven llegando a muchos temporalmente, secuencialmente, con el paso del tiempo, en el futuro, pero de alguna manera estos lectores siempre vienen de a uno”.

Y concluyó: “Creo que al entregarme este premio la Academia Sueca decidió honrar esa voz íntima, privada, cuyo pronunciamiento público podrá en ocasiones aumentarla o extenderla, pero nunca reemplazarla”.