Aladdin. Sobre el cuento del ladrón, la princesa, y el genio de la lámpara mágica, Nazarenos armó su parodia más reidera y la presentación más espectacular de la categoría. En esta reversión carnavalera la actuación de su nueva figura, Ledys Panchito Araújo, como el monito Abu funcionó a la perfección y dejó para el recuerdo el punchline “no nos enloquezcamo”.

Bombitas amarillas, verdes, rojas, celestes, mezcladas con banderines; literalmente miles, exactamente once mil seiscientas luces fueron las que en este Desfile Inaugural de Carnaval la División Espectáculos de la Intendencia de Montevideo repartió sobre la avenida 18 de Julio, con particular esmero, para formar una glorieta luminosa y vintage en la plaza Cagancha, que además sirvió para que los turistas de los cruceros gastaran sus memorias de celular.

Cara de cultura democrática fue una de las que pidió a su público Ignacio Alonso, luego de tenerlo hace rato metido en el bolsillo de su murga, con su espectáculo dedicado a una batalla cultural. ¿Puede una murga ser simple y compleja al mismo tiempo, sin perder un pizca de gracejo? ¿Puede interrogar al fanático con su crítica y dejarlo descolocado sin saber si debe aplaudir orgulloso o pensarlo o poco más? La Mojigata fue capaz, y lo hizo con un mensaje final vivo y esperanzador.

Delirante. Todo el espectáculo de este nuevo título murguero, Son Delirante, giró alrededor de la idea de cuán deformada y delirante puede ser la realidad en que vivimos. Los muy buenos textos y el histrionismo de Álvaro Conejo Pintos se acompañaron con originales e inusuales arreglos musicales a cargo de Rafael Antognazza.

El costado importante de las cosas. Así se llamó la nueva propuesta de Los Choby’s, que en este carnaval parecen haber encontrado el equilibro perfecto entre su búsqueda estética y rupturista, plagada de quiebres y silencios, con Leonardo Pacella y Julio Yuane como caposcómicos, y cierta prolijidad imprescindible que público y jurado insisten en ponerle como límite para alcanzar el primer premio.

Fotos y cuadernos, dice parte del estribillo de “Estoy aquí”, el clásico de la cantante colombiana Shakira, en esta ocasión interpretado a diferentes velocidades por Maxi Tuala en uno de muchos grandes momentos de comedia con su compadre Fabricio Speranza, para edificar rápidamente la identidad de Un Título Viejo, murga de dos amigos que se conocen desde niños que se convierte en revelación y seguramente, luego, cumpla con la profecía de su nombre.

Guido Manini Ríos. El líder de Cabildo Abierto fue el personaje real con mayor participación en los libretos inscriptos para participar en el concurso oficial. También sus seguidores, los cabildantes, formaron parte de cuplés, humoradas y parodias, y especialmente esu slogan de campaña, Se acabó el recreo, que sirvió como experimento para apreciar desde el humor la potencia y efectividad de esa elección publicitaria, desde diversos puntos de vista.

Haters. Agarrate Catalina les dedicó uno de sus cuplé a sus odiadores. Representados con trajes que emulaban a integrantes del Ku Klux Klan y al son de “Estoy envenenado y qué bien me hace odiarte”, la murga, en el cuerpo de sus propios odiadores, pasó lista de los lugares, etiquetas y críticas de las que fueron víctimas, con cierta gracia. El número generó algo de polémica, pero la catarsis no le funcionó demasiado a los fines del concurso, o tal vez sólo buscaban ese momento de desahogo.

Inflable. Así se llamó la propuesta de Cyranos. Jimena Márquez, Jimena Vázquez, Florencia Infante, Gabriel Morgade... pero podríamos nombrar a cualquiera de los que saltan como con resorte de la escena y se suman a una nueva o construyen algo diferente en la otra punta del escenario. Como un juego de caja parlante en el que los espectadores participan activamente, estos humoristas proponen “soltarlo todo para volar a donde quiero” y podrían ganar un quinquenio.

Joker. Son más de 15 las veces que Aldo Martínez dice haber visto la película protagonizada por Joaquin Phoenix para meterse en la piel de este personaje de cómic, en un nuevo desafío actoral, junto con sus compañeros de los parodistas Nazarenos. Luego de su primera pasada por el Teatro de Verano, algunos se animaron a decir que quizás el Joker de Aldo fuera mejor que el de Heath Ledger, o el de Jack Nicholson. En una notable interpretación de este ícono de la cultural pop, Martínez bailó entre el público, desapareció por arte de magia y se paró al borde del escenario, vestido de payaso, como la máxima figura del carnaval.

Kanela. Julio Sosa falleció semanas antes de que comenzara el concurso. Tenía todo pronto para salir a brillar con su comparsa Tronar de Tambores, y fue homenajeado cada día de febrero con el público de pie. Su ausencia y su momento en el desfile de Llamadas fue irreemplazable. Su comparsa le rindió tributo saliendo más lujosa, glamorosa y candombera que nunca.

Luis Lacalle Pou. A poco de asumir como presidente, Luis fue el segundo personaje real más convocado por letristas y contadores de chistes. La murga Doña Bastarda le dedicó una carta; un sinfín de conjuntos bromearon con su experiencia laboral, sus gustos personales y su coalición; y Gastón Rusito González lo imitó a la perfección en los parodistas Los Muchachos.

Más Carnaval. Así se llamó esta nueva experiencia cooperativa, y le salió al cruce al concurso oficial, con tablados gratuitos y espectáculos de murgas que decidieron transitar este camino alternativo que, de algún modo, retoma la vieja costumbre de un tablado en cada esquina, con algo de improvisación pero mayor libertad. Así se subieron un montón de nuevas propuestas a las tablas, acompañadas por la poesía de Raúl Castro con su Falta Resto y del tradicional humor apático de Guillermo Lamolle con La Gran Siete.

Nilda Ciparelli. Luego del fallecimiento de Roberto Green en 2015, la otra mitad del mítico grupo humorístico Los Paseanderos regresó al carnaval con El show de Nilda. Junto con Sergio el Pampa Vega y Marcelo Navia, recorrió todos los tablados populares con su propuesta picaresca y naíf, algo vintage, hecha con oficio y amor. Junto con Grupo Géminis, Bola 8 y Bafo da Onça, mantuvo la llama viva de los conjuntos fuera de concurso que se animan a la primera hora del pizarrón.

Ñoquis, tallarines, sushi, papas fritas con queso cheddar, bocatas, choclos dulces y salados, pizzas, hamburguesas, ensalada de frutas, cóctels, y chocolate artesanal, forman parte de la –cada vez más diversa– oferta gastronómica que se puede encontrar en los tablados y en el Teatro de Verano, dejando en un rincón oscuro al viejo choripan con tomate y lechuga, y en algunos lugares hasta se puede pagar con el pin y verde.

Ollas, latas, bidones pintados de plateado, y los rítmicos golpes sobre sus formas, pusieron la piel de gallina de los espectadores de turno, que de casualidad o a propósito se encontraron con la marcha decidida y las canciones de protesta de la murga Metele que son Pasteles. Con su pendenciero e incómodo espectáculo The Cupcakes, temporada 1, los Pasteles se ganaron nuevas simpatías, pero también el mote de radicales y otros menos académicos. Sonaron como tal vez nunca lo hizo la bruta Araca la Cana.

Pendota. Otra de las grandes ausencias de este carnaval fue la de Miguel Meneses (fallecido en mayo de 2019), figura emblemática del parodismo, reconocido maestro y referente de la categoría, y pieza fundamental de la historia de Los Gaby’s, entre muchos conjuntos en los que participó. Se lo recordó con un carro alegórico, diseñado por el artista Federico Gauthier, y de esa forma, por todos los corsos del país, desfilaron algunos de sus personajes más recordados, como Mahatma Ghandi, Billy The Kid y Nosferatu. Su legado sigue presente en el humor de Horacio Rubino, el estilo parodístico de Miguel Villalba y Aldo Martínez, y la intensidad de Ariel Pinocho Sosa.

Queso Magro. Quizás la última de las otrora jóvenes que todavía huele a murgajoven, pero sólo en su espíritu y personalidad juguetona. Su espectáculo Es carnaval resultó uno de los más sólidos de la categoría, y su reversión del clásico de Jaime Roos “Durazno y Convención”, dedicada a nuestra actualidad política y social, es simplemente genial.

Recoba, Álvaro. Es el presentador de los conjuntos antes de que se abra el telón en el Teatro de Verano. Si bien por algunos pocos años ese lugar lo ocupó Mario Ríos, el veterano relator de fútbol vino a ponerse los zapatos del célebre Servando Ruiz El Boyero. Pasado mucho tiempo, el desafío sigue siendo difícil, pero, poco a poco, da la sensación de que Recoba, sobrio, bonachón y muy profesional, encuentra su lugar en la gran puesta en escena.

Sonsol, Alberto. Luego de Manini y Lacalle Pou, fue el personaje más mencionado y utilizado a la hora de hacer humor, aunque también crítica social. Se convirtió en personaje de actualidad por su abundante multiempleo y, sobre todo, por su postura respecto del concepto de habitus, de Pierre Bourdieu. La murga La Trasnochada lo hizo carne de cuplé a él y también a su hijo Lali.

Terraja. Así se llamó el espectáculo de Los Muchachos, con sus dos parodias, La princesa y el mendigo e Historia de la música tropical uruguaya. Con alegatos en contra de la discriminación y a favor de la cultura popular, los parodistas dirigidos por Marcel Yern apostaron todo al humor, y su propuesta funcionó, gracias al talento y el trabajo en equipo de Danilo Mazzo, Lucía Rodríguez, Martín Perrone y Gastón Rusito González como las figuras de un gran elenco.

Uruguay campeón. Desde hace un tiempo, Horacio Rubino, director responsable de los parodistas Momosapiens, elige historias locales para desplegar su humor rubinesco (con mucho de Los Tres Chiflados y de la época dorada de los dibujos animados de la Warner Bros) y su sensibilidad nostálgica. En esta ocasión una de sus parodias estuvo dedicada a los campeones mundiales de fútbol de 1930. Con una gran puesta en escena y musicalidad, Horacio no defraudó a sus seguidores con su magia de cartón y efectos caseros.

Valores. Desde hace años esta comparsa de negros y lubolos viene pisando fuerte en sus domingos de Isla de Flores, cada vez más convocantes, con la simple presencia de su cuerda de tambores y su cuerpo de baile, de profesionales adelante y de curiosos atrás. Pero este año, además, se animó nuevamente a competir en el concurso oficial y siguió sorprendiendo con su toque rico en matices y original, y con la incorporación de momentos de humor en sus textos –algo muy inusual en la categoría–, que no casualmente están a cargo de Jimena Márquez.

Wilson es el director responsable de Los Wilson. Para parodiar la película Joker con un lenguaje más cercano a nuestra realidad, Nazarenos cambió el show de televisión de Murray Franklin (tal como sucede en el film) por un grupo de parodistas ficticios y un director tan despiadado como el presentador para que Arturo (Aldo Martínez) tenga una nueva decepción y su gran revelación.

Xicart, Maximiliano. El talentoso y joven letrista se sumó esta vez al equipo de Cayó la Cabra para armar y escribir una propuesta original y algo inesperada para los puristas de La Cabra. The Big Show: el peor espectáculo de la historia cuenta las memorias de los personajes de un programa que “tenía todo lo que tenía que tener para ser un éxito... un show inolvidable”. Un extraño déjà vu en el que la murga, utilizando el lenguaje de la comedia musical y de los documentales de televisión, se muestra más oscura que nunca.

Yessy López. Es una de las presentadoras y comentaristas de Pasión de carnaval, el programa por el que pueden verse todas las noches por VTV las actuaciones de los conjuntos que participan en el concurso oficial. Además de ser una de las preferidas y más queridas por los espectadores, por su lenguaje directo y la franqueza de sus opiniones, este año fue noticia cuando acompañó su comentario sobre la murga Metele que son Pasteles con una confesión: “Soy pastelera y soy de izquierda también”.

Zíngaros. Sigue siendo el conjunto más convocante del carnaval. Ningún otro agota las entradas tan rápido ni tiene un puesto con buzos y gorros con su nombre como si se tratara de un equipo de fútbol, ni ensayos a los que concurren 1.000 personas, ni hashtags de tendencia en las redes sociales cada vez que asoman sus trajes brillantes. Meses antes de que se iniciara este carnaval, su director responsable, Ariel Pinocho Sosa, supo que debía comenzar a tratarse al haber sido diagnosticado de mieloma múltiple (un tipo de cáncer que afecta la médula ósea). Sus colegas, seguidores y el público en general se solidarizaron con él y, como siempre, el Loco encontró en sus parodistas su gran escape. La presentación y la despedida de su espectáculo, como cada año, fueron deslumbrantes y se apoyaron en las canciones del solista Denis Elías. En sus parodias, por su estilo clásico y su apuesta al parodismo más dramático, se destaca Arrugas, basada en una novela gráfica del artista español Paco Roca. Pinocho, además, de la mano del escritor Sergio Vasconcelos, editó hace unos días su autobiografía, Pinocho, el hijo más loco de Momo.