No sé si está elegido para que salga en esta parte del mundo o si, más sencillo y creíble, la idea fue empezar la serie con las dos grandes estrellas de Barcelona. El arranque con Lionel Messi y Luis Suárez es de una riqueza conceptual costumbrista muy buena; un diálogo básico, cotidiano, tomando mate, que sitúa a dos amigos del Río de la Plata como punto de partida de Matchday, serie documental que realizó el mismo club catalán sobre la campaña 2018-2019 y que está disponible en Netflix.
La presentación de personajes avanza durante los ocho capítulos de la primera temporada. Si bien cada uno tiene como punto de partida algo general –como pueden ser la rivalidad clásica con Real Madrid o los devenires de la Champions League–, en cada episodio se encuentran razones para mostrar a varios jugadores desde un perfil más humano, algo que genera muchísima cercanía y empatía con los protagonistas, la mayoría de las veces seres lejanos sólo alcanzables en los muñecos de PlayStation.
Si bien esta forma narrativa parece ser la más elegida al abordar a clubes o personajes que últimamente en las series documentales recientes –lo que hace un poco reiterativo el resultado–, el recurso de mostrar lo general por medio de lo circunstancial, y viceversa, revaloriza el presente histórico dándole “mayor” verosimilitud, quitándole (por un rato) la etiqueta resultadista de que ciertos partidos fueron así –o sea, se ganó o se perdió– y punto.
Ahora que vuelve La Liga
A veces más, a veces menos, Barcelona y Real Madrid son dos de los mejores equipos del mundo. Una serie de fútbol español no podía dejar de lado el clásico más importante de La Liga, más allá de que esté contado desde el lado catalán.
Aquel partido en que Suárez hizo explotar al Camp Nou y la rivalidad eterna de los clubes en la Copa del Rey son los disparadores iniciales de los primeros capítulos. Dentro de la historia hay un personaje destacado: el alemán Marc André Ter Stegen. Como manda el manual de los goleros, Ter Stegen hablará de soledad e individualismo, algo para lo que ese puesto de la cancha los prepara con nivel de doctorado o maestría. “Hay 11 jugadores, es tarea de todo el equipo, pero tú eres el último”, dirá sobre la responsabilidad de su papel en la cancha.
No es spoiler: en 2019 el campeón de la Champions League fue el Liverpool inglés. La serie puede servir para rememorar qué fue lo que pasó aquella vez y, sobre todo, cómo le sucedió al Barcelona. ¿Te acordás? Serán unos capítulos interesantes, ambos en relación con equipos ingleses. Lo primero a destacar es que no están unidos: entre una muy buena victoria y una derrota desilusionante se decide contar otra cosa. La vida misma. Y la verdad de volver del futuro: como lo que sucedió ya se sabe, la realidad de las cosas estará depositada en las vivencias mínimas.
Está bien tomarse tiempo para contar las perdidas, más allá de que justo la temporada elegida para filmar la serie haya sido la de las derrotas frente a Liverpool –semifinal de la Champions– y a Valencia –final de la Copa del Rey–. Dos campeonatos perdidos son mucho, pero más para un equipo cuyo objetivo es ganar siempre.
A propósito de contar perdidas, no son pocos los segundos que el documental de Barcelona le da al Liverpool de Inglaterra cuando Anfield, ese estadio mítico, canta su emocionante “You’ll Never Walk Alone”. Cualquiera podría reivindicar ese cántico que antecede a los partidos del club inglés, simplemente porque es un hecho constatado sobre la trascendencia cultural que representa. Pero no sé si cualquiera lo reivindicaría cuando tiene que contar que ese día perdió 4-0 y le dieron vuelta una semifinal de la Champions que ganaba 3-0. El de la serie es un acto que se parece a la dignidad, a la deportividad bien entendida.
En eso de contar las perdidas esta serie se parece a Sunderland hasta la muerte –también disponible en Netflix–. Casualidad o no, el fútbol se parece mucho más allá de las realidades que muestran millones y las que enseñan en el barro mojado. La serie de Sunderland empieza en una iglesia y la del Barça casi que termina con tres sacerdotes sufriendo lo que Dios no enseña: la angustia en la carne. Detenerse en la fe es un lugar común del fútbol. Algo también costumbrista, que cada quien leerá como pueda o quiera mientras el fútbol vuelve a reinventarse.