De a poco, el país comienza a retomar su ritmo habitual: a la reapertura de los shoppings se suma la progresiva normalización de la vuelta a clases y el regreso de las celebraciones religiosas y actividades deportivas (el del fútbol está previsto para mediados de agosto), pero aún el sector cultural sigue paralizado. Y si bien la Dirección Nacional de Cultura había presentado un plan de reapertura de salas el 11 de mayo, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto aún no se ha pronunciado.

La semana pasada, el Ejecutivo aprobó la primera etapa del protocolo para música en vivo en bares o restaurantes (con tapabocas salvo los cantantes, bandas de hasta cuatro integrantes y mesas con un máximo de cuatro personas), que había presentado el colectivo Uruguay es Música, pero el Congreso de Intendentes solicitó al gobierno nacional que modificara el Decreto 93/2020 del 13 de marzo, que hasta el momento suspende los espectáculos públicos, para así respaldar esta nueva disposición. “Quedamos en una situación un poco compleja; estaríamos dando una habilitación para espectáculos públicos cuando hay un decreto que los prohíbe”, dijo el presidente del Congreso, Christian Di Candia, en una conferencia de prensa.

El lunes, el colectivo Uruguay es Música organizó una reunión en la que participaron representantes de salas privadas de Montevideo y el interior, el director de Promoción Cultural de la Intendencia de Montevideo (IM), Jorge Navrátil, la directora del Teatro de Verano, Elbia Fernandes, Jorge Schellemberg por la Sala Zitarrosa, Martín Inthamoussu por el Auditorio del SODRE, y Héctor Guido por El Galpón, entre otros actores involucrados.

Navrátil dijo a la diaria que la IM se encuentra desarrollando propuestas dirigidas a la ciudadanía y que continúa apostando por generar “la mayor cantidad de trabajos con terceros, y fomentando distintas líneas de acción y apoyo a través de las gremiales de distintas actividades que se han visto afectadas”, sobre todo apuntando a los trabajadores jornaleros.

En esa línea, la IM se encuentra coordinando con el SODRE todo lo vinculado al protocolo de las salas, los elencos y las escuelas de arte, con la idea de “encontrar mecanismos de coordinación, y ofrecerle al ámbito del Poder Ejecutivo la posibilidad de desarrollar una propuesta conjunta” para avanzar en el tema. Navrátil explicó que la IM asistió a la reunión convocada por este colectivo, como también participa en cada ámbito que posibilite que “las actividades se desarrollen del modo que corresponda”. En ese sentido, comentó que durante el encuentro la IM planteó una propuesta de cara a la reapertura, y ahora espera la coordinación con el Ministerio de Educación y Cultura, para ver si pueden “acercar la experticia que tiene el sector, y apoyar la posibilidad de que el Decreto 93/2020 modifique su redacción. En el ámbito público y privado tenemos gran experiencia en niveles técnicos, en atención al público, artistas y público. De modo que lo que intentamos desde la IM es crear un equipo de coordinación entre el ámbito público y privado que pueda dinamizar” el proceso hacia la reapertura.

Guido contó a la diaria que este encuentro apuntó a “aunar esfuerzos para ver cómo se podrían reabrir las salas”, ya que antes cada colectivo había trabajado en protocolos y gestiones por separado. En la reunión, Guido compartió el protocolo presentado por El Galpón para la reapertura de su sala principal, que tiene una capacidad para 800 personas, y que fue asesorado por el Institut Pasteur (con la idea de ofrecer su espacio en forma gratuita a todos los grupos de teatro independiente y de música, para lo que la Sociedad Uruguaya de Actores y la Federación Uruguaya de Teatros Independientes realizó un llamado público).

“Coincidimos en la necesidad de hacer el mayor aporte posible para unificar criterios, más allá de las diferentes realidades de cada sala”, planteó el directivo de El Galpón, y comentó la profunda angustia que “viven aquellos que, para tener ingresos, dependen de reabrir sus salas, más allá de las condiciones que implica esa reapertura”.

“¿En qué lugar de la agenda de este proceso de reapertura estamos?”, se preguntó, a la vez que manifestó una “enorme preocupación por el dramático futuro” que les espera. “Nosotros tuvimos una especie de cuarentena obligatoria. Entiendo que está faltando una respuesta desde lo público, porque esto deja un tendal de un drama social y económico terrible, que si bien no es exclusivo de los artistas, porque atraviesa a toda la sociedad, marca a nuestro sector, que fue de los primeros en cerrar y será de los últimos en abrir”.

“No planteamos abrir a cualquier precio”, aclaró, “sino saber qué debemos hacer para encaminarnos hacia la reapertura y poder comenzar, al menos, con la primera fase. Porque el teatro El Galpón está a disposición de todos”.

El actor y director contó que el Ministerio de Salud Pública (MSP) se contactó con El Galpón el jueves para comunicarles que habían recibido el protocolo, y brindarles “sugerencias muy generales”: “Nosotros hicimos hincapié en cada paso, extremando cuidados dentro del contexto inicial y respondiendo al pánico”. De modo que para él hay dos elementos alentadores: por un lado, “el protocolo está en el MSP”, y, por otro, sus sugerencias le restan “rigor y lo vuelven un poco más elástico”. Aunque, con la maquinaria escénica paralizada, se preguntó cómo sobrevivirán la cultura y el arte, los museos y los centros de formación más allá de la reapertura.