El cantautor cubano Silvio Rodríguez anunció a través de Segunda cita, su blog personal, el lanzamiento de un nuevo disco, que está disponible en las distintas plataformas digitales de música.

En una entrevista publicada en el blog y firmada por la periodista Mónica Rivero, el trovador explica que quiso dar a conocer este conjunto de canciones, casi todas inéditas, en un formato en el que cualquiera puede escucharlas. Son primeras versiones en las que sigue trabajando, y de las 13 (la última es instrumental) sólo tres habían sido difundidas antes: “Viene la cosa”, que fue cantada en los conciertos barriales que brinda desde hace diez años; “Jugábamos a Dios”, que fue compuesta para la película Afinidades (Vladimir Cruz y Jorge Perugorría, 2010); y “Noche sin fin y sin mar”, de 2017, dedicada a su amigo Luis Eduardo Aute, fallecido recientemente. “Yo estaba tocando su guitarra”, dice en la entrevista, “porque Miguel, su hijo, la llevaba al hospital para tocarle mientras estuvo en coma. Cuando llegué con el doctor Calixto Machado, neurólogo cubano que fue decisivo en su recuperación, me puse a cantarle ‘Noche sin fin y mar’, y en ese momento despertó”.

A diferencia de su disco anterior, Amoríos (2015), en el que trabajó con varios músicos y hasta lo acompañó en un par de temas la Orquesta Sinfónica del ISA, adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana, en Para la espera no hay invitados ni sesionistas. Una vez más el cantautor vuelve al estilo íntimo y minimalista de voz y guitarra, aunque en algunas canciones también toca el bajo y hace la percusión y hasta las segundas voces. Y es él mismo el que silba en “Aunque no quiero, veo que me alejo”, una canción en la que un hombre que siente que está muriendo le avisa a su amada que le deja un mensaje en el espejo “y la posdata dibujada en una nube”.

Para la espera está dedicado a varios amigos que murieron en los últimos meses: Tupac Pinilla Núñez, escritor, guionista y editor literario fallecido en marzo; Juan Padrón Blanco, ilustrador, historietista y cineasta que fue su amigo “desde los años 60, en los tiempos del semanario Mella”; Luis Eduardo Aute, muerto en abril y con quien Silvio compartió escenario en el inolvidable recital que quedaría registrado en el disco en vivo Mano a mano, de 1993; el chileno Luis Sepúlveda, “un gran escritor y una persona maravillosa”; el argentino Marcos Mundstock, “un imprescindible de ese monumento a la inteligencia que es Les Luthiers”; y Óscar Chávez, el “juglar mexicano, compañero de tantas buenas causas”, fallecido por complicaciones derivadas de la covid-19 también en abril de este año.

Para la espera fue grabado, mezclado y masterizado en los estudios Ojalá, en La Habana, entre 2010 y 2020. En la portada se puede ver a un Silvio Rodríguez reclinado bajo sus propios pies. La explicación de esa composición visual tan curiosa es muy simple: querían usar una foto “muy buena” de Daniel Mordzinski, pero no entraba la imagen cuan larga era. “Los pies están ahí porque no me cupieron debajo”, dice. El resultado contribuye con la idea de un trabajo íntimo, de entrecasa, de reflexión en tiempos de vida en suspenso, como estos que estamos viviendo.