Lo último que se supo de la vida discográfica de Babasónicos fue Discutible, un disco que salió en 2018 y que llegó a contramano de un mercado que tenía como objetivo exclusivo poner el trap en el celular de los jóvenes.

Los liderados por Adrián Dárgelos, navegando su estela rara avis del rock argentino, plantaron bandera en medio de una vorágine musical que no soporta el silencio ni la música elaborada y colocaron algunas bombas. “La pregunta es: / ¿quién está dispuesto a matar? / ¿Quién está dispuesto a morir? / ¿Quién va a defender?”, cantaban en “La pregunta”, y se pusieron el traje de filósofos en medio de un mundo que sólo quiere respuestas y soluciones, más que preguntar. O “Esto no es el festival de la canción / donde festejan y aplauden”, como decían en “Cretino” y parecían montarse sobre ese shopping musical conocido como Lollapalooza.

Babasónicos es uno de los pocos grupos de la “camada más vieja” que puede jactarse de ser innovador y pionero en muchas de las cosas que se ven y escuchan ahora. A mediados de los 90 rompieron el dogma de banda de rock y sumaron un DJ. Despertaron mundos olvidados en sus letras y se hicieron mainstream frente a la mirada absorta de una industria que nunca supo cómo domar a esa fiera nacida en Lanús. “Soy muy puta / y no trabajo para vos, / mantenida gracias a la propaganda. / No voy a ser tu ramera, / no limpio lo que ensucias”, le cantaron en la cara al mercado del entretenimiento en medio de un país que veía cómo su presidente se iba en helicóptero.

Pero esta parrafada, desvelada y en cuarentena, es la excusa para hablar de las novedades de “los Baba”. Después de Discutible hubo un saldo de canciones que, a mediados de marzo, empezaron a subir a las plataformas en forma de sencillos.

Disco con Melero

La ruta del opio es el nombre que le pusieron Diego Tuñón y Daniel Melero al disco en que recopilan una década de colaboraciones en plan experimental y que aparecerá el 10 de julio. El pionero del tecno argentino y el tecladista de Babasónicos ya habían dado a conocer en vivo algunas de estas composiciones, como “Chica somnolienta”.

Primero se conoció “Suficiente”, y hace poco lanzaron “Oportunidad”. Esta última recupera el espíritu de las primeras épocas de la banda, especialmente las de los discos Trance zomba (1994) y Dopadromo (1996): guitarras con riffs densos y oscuros, y el universo lírico que pinta Dárgelos, como si fuese otro poema de su libro Oferta de sombras.

“Todos tienen la chance de decir cualquier cosa y creerla. / Sólo dame una oportunidad, nada más, de saldar cuentas. / Dame una oportunidad. / Dame una oportunidad, / mi última oportunidad”, canta. En un pasaje de la nota de prensa que acompaña el lanzamiento, reflejan lo siguiente: “Una pieza clásica y moderna a la vez. La última chance de mentirse a sí mismo en la soledad de la cuarentena”.

Estos estrenos forman parte de un EP de cuatro canciones, llamado Suficiente, que la banda dio a conocer hace pocos días, y que completan los temas “El culo” y “Camboriú”.

Babasónicos, con más de 30 años transitando escenarios, ha dejado en claro que no le sienta bien cuidar el quiosquito pop o el terreno de los estribillos inocuos. “A nosotros nos gusta pensar la música, que es lo mínimo que se le debe exigir a una banda. No hacer música porque sí. Porque sí lo podés hacer entre los 19 y los 24 años, después tenés que pensar la música. A nadie, en el flow del sentir y del hacer, le salen maravillas permanentes. Creo que todos los músicos clásicos que recordamos de la historia se sentaban a pensarla”, le decía Dárgelos a Rolling Stone en mayo del año pasado.

Mucho menos, se preocupan por ser condescendientes con el público. Sin ánimo de instalar ningún tipo de revolución ni de dirigir a las masas a la construcción de un nuevo hombre, este grupo se afianzó como un faro de pensamiento y movió la estantería de una industria que pregona liviandad. A su modo, sostuvo el mismo plan que en su momento se propusieron Los Redonditos de Ricota ni bien saltaron a las grandes ligas: infectar la cultura. “Nuestra música ya tiene su llegada a los que quieren escucharla, no anda buscando un público”, le dijo Dárgelos al sitio web Silencio a principios de marzo de este año. “Y si voy a buscar un público, quiero que sea uno que eluda la imposición del marketing y el algoritmo. La mayoría está muy fija con un ritmo y tiene una velocidad, pero yo estoy llamándole la atención a otra gente, que está en contra de esa marea que avanza, de ese alud que cae”, dijo.

Contra el streaming

Diego Tuñón, tecladista de Babasónicos, fue contundente cuando le preguntaron, desde La Tercera de Chile, qué pensaba de los conciertos virtuales: “Esa es la gran mentira del rock and roll, los conciertos por streaming. Los Rolling Stones diciendo que están en vivo, otra vez mintiendo. Menos mal que Charlie Watts mostró que estaba tocando en el aire”. También opinó sobre qué deben hacer las bandas durante la pandemia: “Mirá, hicimos una propuesta en el Quilmes Rock sobre todo para que la gente que trabaja con nosotros pueda cobrar dinero, pero decidimos no hacer la mentira de que cada uno estaba tocando en su casa. No es algo que esté descartado, pero no nos hemos juntado desde que nos separamos en el aeropuerto, charlamos un par de veces e intentamos creer que el mundo va a abrir pronto”. También afirmó que es imposible tocar con otros músicos vía remota: “Es mentira. No existe la posibilidad de que toque alguien desde su casa. No existe sincronizarte desde lejos. No te digo que voy a descartar la posibilidad de generar algo, pero tal vez cuando estemos todos juntos en un lugar, o haciendo una música disociada”.

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