Con una programación y aforo reducido al 50%, el viernes comenzó la 68° edición del Festival de Cine de San Sebastián, junto a Johnny Depp y Gina Gershon, y con la inauguración a cargo de Woody Allen y su nueva comedia, Rifkin’s Festival, que, según los críticos, se limita a una sucesión de postales de esta ciudad vasca que nada aportan a su carrera.
Entre los films en competición se encuentra Patria, la película basada en la exitosísima novela de Fernando Aramburu en la que narra la historia de dos familias divididas como consecuencia de la violencia de ETA. Obra sobre la que HBO también se encuentra rodando una serie, que estrenará el 27 de setiembre.
También se exhibirá la última producción de Fernando Trueba, El olvido que seremos (estrenada en la última edición online del Festival de Cannes), una adaptación de la novela de Héctor Abad Faciolince sobre el asesinato de su padre, y Verano del 85, una historia de amores adolescentes ambientada en la Normandía francesa, a cargo de François Ozon.
En Druk/Another Round, el danés Thomas Vinterberg relata un particular experimento en el que un grupo de docentes intenta ampliar su perspectiva y potenciar su creatividad manteniendo una importante ingesta de alcohol durante su jornada laboral.
El estadounidense-argentino Viggo Mortensen, que recibirá el premio Donostia el jueves, debuta en la dirección con Falling, un film sobre un padre reaccionario que decide dejar su granja y mudarse a la casa de su hijo gay en Los Ángeles; y la gran directora japonesa Naomi Kawase regresa con True Mothers, en la que adapta la novela de Mizuki Tsujimura, centrada en el periplo de una pareja que, años después de adoptar a un niño, se enfrenta a una desconocida que dice ser su madre biológica.