El sábado no fuimos al teatro: los espectadores vivimos una experiencia singular en la que nos sentimos invitados especiales para compartir un acto de encantamiento. Fuimos los testigos silenciosos de una historia con la que necesitamos reencontrarnos.

Al ingresar a la Escuela Nacional de Declamación, nos situamos en la antesala de un viaje hacia el universo privado de María Eugenia Vaz Ferreira. En ese sentido podríamos pensar que la casa se convierte en ella y nosotros, en visitantes que transitamos los espacios de su complejo mundo interior. Un despliegue de cuadros surge como un juego en el que pasado y presente se conjugan entre la escena y la platea.

La primera estación de ese viaje nos encuentra con un despliegue, en el que tres actores presentan la relación que la poeta tenía con Alberto Nin Frías, uno de sus críticos más importantes. Los tres llevan a cabo de forma impecable un ejercicio corporal simultáneo, en conjunción con la voz y que sincroniza de forma impecable todo un engranaje escénico.

Antes de iniciar el recorrido hacia las demás estaciones, nos encontramos con tres María Eugenia; en cada una reconocemos los diversos fragmentos de su totalidad. A través de ellas nacen las ideas, los pensamientos, las controversias de una poeta que debió atravesar el enorme muro que representó para todas las mujeres el comienzo del siglo XX. Subsistió entre el multifacético impulso que la llevaba a escribir, pintar, hacer música y la amenaza de convertirse en una sombra detrás del reconocimiento del que gozaba su hermano, el filósofo Carlos Vaz Ferreira.

Toda la obra representa el íntimo encuentro con la dimensión sombría y solitaria de una poeta uruguaya que escribía con la imperiosa necesidad de dejar registro de su existencia.

Inédita María Eugenia es un trabajo de dramaturgia colectiva de la compañía Verdeteatro. “Tiene que ver con la recuperación del archivo original de la Biblioteca Nacional, que posibilita una mirada nueva sobre María Eugenia. Un trabajo que se conecta con el libro de Elena Romiti, quien llevó a cabo la recuperación y digitalización de esos materiales”, explica la directora, Camila Carbajal.

A partir de esa información, el proceso de escritura se concentró en el conflicto de la poeta en relación a la posibilidad de traspasar el espacio privado hacia el espacio público. Una transgresión que implicaba el peligro de la destrucción: no olvidemos que las grandes creadoras de la época estaban solas, no contaban con los espacios de encuentro intelectual que tenían los hombres, como el Consistorio del Gay Saber, liderado por un Horacio Quiroga muy joven aún. Como anota Carina Blixen en El desván del novecientos, “los hombres tenían la posibilidad social de la disidencia, las mujeres no”. Este aspecto queda bien subrayado en la obra, especialmente, en las estaciones donde descubrimos el vínculo entre los hermanos.

Con una delicadeza creativa que no renuncia a mostrar momentos brutales, Inédita María Eugenia pone sobre la mesa esos aspectos y otros más íntimos. Lo hace través de las poesías y las cartas, que van hilando otros conceptos sobre el vínculo de los hermanos, para poner foco sobre la cuestión de la androginia, sobre la posibilidad del incesto o el tema de la opresión que ejercía Carlos sobre su hermana.

La casa donde se desarrolla la obra es el hogar, es el límite que sofoca los deseos y es también el espacio que deviene en la unidad que ambos parecen representar, de acuerdo a la propuesta de Romiti sobre la androginia, que acaba por configurar la imagen del artista completo.

La puesta en escena es una buena aliada en todos los momentos, ya que levanta algunas dimensiones de ese encierro. Lo vemos a través de distintas etapas de la poeta, sostenida por tres actrices que aportan una dimensión corporal apropiada a su relato, graficando la tensión existente entre la rebelde y la delicada soñadora. Por otro lado, los espacios que recorremos junto a María Eugenia y Carlos Vaz Ferreira imprimen momentos claves de su vida y su creación, recostados en la angustia anclada en su cuerpo de mujer y su visión de la poesía como una fuente de la que bebe para salvarse.

El trabajo de las luces genera el ambiente necesario para instalar un clima de misterio, en el que las sombras proponen un nivel más fantástico y parecen ser convocados aquellos que una vez existieron y se apropiaron de la palabra, desde la filosofía a la poesía, para redefinir lo humano.

En la obra confluyen ricos niveles estéticos que juegan un entramado armónico con la idea y que logran traernos la voz de esta poeta que, aunque muchas veces fue olvidada, nos acompañará por un buen tiempo. ¿Quién fue, quién es y quién será María Eugenia Vaz Ferreira?

Inédita María Eugenia. Dirección general de Camila Carbajal, sobre dramaturgia colectiva. Sábados a las 21.00 y domingos a las 19.00, hasta el 12 de diciembre. Escuela Nacional de Declamación (José E Rodó 1712).