Hay una expresión en inglés que define perfectamente lo que podría haber sido el proceso de producción de esta película: no-brainer. Es decir, se cae de maduro, en este caso, que si uno busca un éxito en materia de blockbuster descerebrado, pocas cosas mejores que el trío protagónico de Alerta roja puede encontrar.

Dwayne Johnson, Gal Gadot y Ryan Reynolds son carta segura de éxito, incluso cuando fracasan, porque es tal su aura y carisma que incluso cuando la película no funciona en taquilla (o directamente es mala) ellos logran, hasta ahora, salir incólumes del asunto.

Aquí, de la mano del director y guionista Rawson Marshall Thurber (que ya había coincidido con Johnson en otro entretenimiento menor: Rascacielos) son puestos a jugar un juego conocido: Johnson es el recio héroe de acción, Gadot la misteriosa femme fatale y Reynolds el parlanchín imparable. Es decir, lo que han sido sistemáticamente en gran parte de sus respectivas filmografías. Verlos interactuar entre sí es lo mejor que tiene este nuevo estreno de Netflix: se divierten mientras divierten a los espectadores.

Tres pillos tras... unos huevos egipcios o algo así

Hay una leyenda que cuenta que hay tres reliquias egipcias, unos huevos de oro, que pertenecieron a Cleopatra y que son valiosísimos. Uno está perdido y los otros dos están guardados en lugares muy seguros. Hasta que entra en acción Nolan Booth (Reynolds), el segundo mejor ladrón de arte en el mundo, con supuesta información sobre el paradero del huevo perdido y la idea de robar los otros dos. Esto lo sabe John Hartley (Johnson), un agente del FBI que moviliza a Interpol y recorre medio mundo para detener a Booth. Pero también está la ladrona número uno de arte, El Obispo (Gadot), quien siempre parece ir un paso adelante, lo que terminará obligando a los otros dos personajes a colaborar en una incómoda buddy movie, o más bien, una alianza obligada por las circunstancias.

No es demasiado complejo el argumento ni lo será su resolución. Por el contrario, cual si fuera una carrera de postas, iremos viendo a Johnson y Reynolds sortear diferentes dificultades de maneras más o menos tontas pero siempre divertidas, a medida que Gadot les va complicando el asunto. Hay robos imposibles, cacerías constantes, enemigos a vencer (una muy inepta agente de Interpol interpretada por Ritu Arya, un villano sádico y competente a cargo de un efectivo Chris Diamantopoulos), y la sensación de constante actividad que ayuda a que ignoremos que estamos ante una pavada, un sinsentido para el que hay que apagar el cerebro. 

El carisma del trío protagónico es a prueba de balas, así cómo cierto tono u homenaje a aventuras clásicas (Indiana Jones con musiquita y nazis incluidos) que va orquestando los casi 120 minutos del relato, que no se sienten nunca pesados.

Hay mucha producción detrás de esta aventura ‒salvo en la curiosa selva de telgopor donde ocurre el clímax, sorprendentemente artificial‒ que cumple exactamente lo que promete si uno acepta jugar su juego y deja de lado todo posible cinismo. Si buscan gran cine, no es el lugar correcto. Pero para reírse un rato sin más, es de las mejores opciones de Netflix.

Alerta roja. 118 minutos. En Netflix.