Con pandemia y todo, uno de los regresos triunfales de 2020 fue el de Níquel, la banda liderada por Jorge Nasser, que hizo de las suyas durante dos noches de noviembre en el Auditorio del Sodre, 20 años después de haber sacado su último disco, Prueba viviente (2000), y luego disolverse. Ahora, quienes se lo perdieron lo podrán saborear y los que fueron lo revivirán, ya que hace pocos días el concierto se subió completo a Youtube y también como disco a Spotify (con el nombre En vivo en el Auditorio).

A esta altura no hace falta aclararlo, pero si usted nació en el siglo XXI o antes pero vivió en una burbuja –en el sentido precovid del término–, vale decir que Níquel fue la banda de rock más popular de Uruguay en la primera mitad de los 90 –y gran parte de la segunda, en pugna con El Cuarteto de Nos–. Se abrió camino a la masividad a puro rock sin vueltas, llenando el Teatro de Verano con shows acústicos y sinfónicos, y fue pionera en varias de las “metas” que luego se pondrían otras tantas bandas masivas vernáculas.

El regreso no contó con Pablo Faragó, el guitarrista argentino cofundador del grupo, porque simplemente no quiso participar en la vuelta, así que Níquel 2020 son Nasser (voz y guitarra, casi siempre, Fender Telecaster), Pablo Pato Dana (bajo y coros), Wilson Negreyra (percusiones y voz), Roberto Rodino (batería), Gonzalo de Lizarza (guitarra), Daniel Loncha González (guitarra y coros) y Pablo Gómez (teclados y coros).

“Llegaré como un rayo, / como un mal necesario. / Bajaré de un planeta, / sin disfraz sin careta” es lo primero que sale de la boca de Nasser. Son los versos que arrancan la candente “Lluvia de amor”, original del disco Gargoland I (1990), y que si bien habla de amor, en eso de andar “sin disfraz ni careta” muestra algo de la esencia de Nasser y su banda. “Yo era un tipo básico, un loco de barrio, de fútbol, entonces, la pilcha musical que me iba era el rock directo, y el discurso acompaña eso”, había dicho el cantante en entrevista con la diaria antes del regreso, en referencia a la música y la letra de “Gusano loco”.

No es nada

Gargoland fue publicado originalmente entre 1990 y 1991, como dos álbumes separados (numerados I y II, claro está), de diez y ocho canciones, respectivamente, y en ediciones posteriores en CD –la primera, de 1992– se unieron en un solo disco de 18 tracks. Ese álbum resultó ser el más popular de la banda y el mejor. No en vano, de los 15 temas que se incluyeron en este registro en vivo, cinco son de ese disco (aunque una de ellas, “Héroes porteños”, apareció por primera vez en Níquel, el debut discográfico del grupo, de 1988). Encima, se dieron el lujo de dejar afuera un par de rocanroles redonditos –en el sentido de completos, bien logrados, sin relación con la banda del Indio Solari– de Gargoland, como “¿Cuál es tu problema?” y, justamente, “Rock & Roll”.

Níquel volvió al ruedo dos décadas después de haber dejado de tocar, o sea que la banda estuvo más años separada que junta. El regreso podía tener olor a nostalgia o, aún peor, a falta de Faragó, se podía correr el riesgo –como ha pasado, sobre todo, con bandas extranjeras– de que sonara a un grupo que se está versionando y homenajeando a sí mismo.

Pero no. Nasser sigue siendo Nasser y Níquel sigue siendo Níquel, aunque ya no estén las seis cuerdas de Faragó. La banda suena bien compacta y aceitada, y al comparar algunas de las interpretaciones con las de los discos de estudio, realmente no hay muchas diferencias, más allá de las inherentes al ambiente o a cuestiones más técnicas. Por ejemplo, en “Nancy & Sid” hay un respeto casi religioso por los arreglos originales –los punteos melódicos de guitarra por aquí y por allá y los coros poperos–.

Pero no todo es rock a secas. Uno de los puntos altos del disco (video, show, etcétera) es la versión en plan reggae de “Héroes porteños” (como era la original, incluida en el disco debut del grupo, y no la apurada de Gargoland), con la presencia estelar de Estela Magnone –si se permite la aliteración–. También hay espacio para bajar aún más las revoluciones con dos canciones que Níquel grabó originalmente en el disco Amo este lugar (1994): “Balada de los corazones perdidos” y la famosa versión en clave power ballad de “Palabras para Julia” (poema del español José Agustín Goytisolo, musicalizado e interpretado por su compatriota Paco Ibáñez, por más que en los créditos de Spotify, que son menos confiables que el juego de la mosqueta, se consigne que la compuso Nasser).

“Algunas noches, milonga y rock and roll, / algunas noches de luz”, canta Nasser en el hit riffero “Prueba viviente” cuando el show se acerca al final, y así demuestra que no todo sigue exactamente igual que hace 20 años, ya que el verso original reza: “Algunas noches de vino y rock and roll”... Eso sí, a la última del concierto, “Candombe de la Aduana”, no se le cambió ni una coma, ni en la letra ni en la música. Los himnos se respetan.

En vivo en el Auditorio. De Níquel. En Youtube y Spotify.