El lunes de tarde la Unión Musical Independiente del Uruguay realizó una marcha desde la explanada de la Intendencia de Montevideo hasta la plaza Independencia porque, ante el cierre de espectáculos decretado por el gobierno para combatir la pandemia, “la música está en CTI”, según decía la proclama. Entre los reclamos del colectivo está “la vuelta urgente de los espectáculos públicos, especialmente en espacios abiertos (públicos y privados), bares y pequeñas salas”. También “la implementación urgente del subsidio prometido hace dos meses” por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social [MTSS], “y su extensión por un plazo mínimo de seis meses, teniendo en cuenta el tiempo transcurrido de inhabilitación de los espectáculos públicos”.

El músico Andrés Antúnez, uno de los voceros del movimiento, recordó a la diaria que los espectáculos públicos se prohibieron por primera vez el 15 de marzo de 2020, luego de decretada la emergencia sanitaria, y la situación se mantuvo así hasta junio, cuando se reabrieron con protocolos y un aforo de 30%, pero así era “muy difícil de monetizar”.

Antúnez es pianista e integra Juana y los Heladeros del Tango, entre otros proyectos, y contó su experiencia: “Preparé dos toques en salas, con meses de producción, salieron publicados en la prensa. Por uno gané 1.500 pesos y por el otro nada, estoy debiendo plata”. Además, subrayó que para los músicos es crucial subirse a un escenario porque la mayoría de la gente consume la música en forma grabada, como sucede hace un siglo, pero ahora “las plataformas de streaming son peores de lo que eran las discográficas”, en cuanto a los beneficios monetarios. “No dan nada. Hacer un disco te sale 100.000 pesos y si te llegan 20 dólares, sos un campeón”, acotó.

“Mucha gente consume -incluso yo- música por Youtube y Spotify, sin ser plenamente conscientes de que en realidad al tipo que está produciendo eso no le llega un peso. Entonces, la única manera de monetizar lo que nosotros hacemos es la música en vivo. Si nos cortan eso, nos matan”, subraya.

Para Antúnez, la marcha fue “histórica y única” y una de las particularidades que tuvo fue que los músicos se unieron “en la diversidad”, porque entre todas las personas que trabajan en el rubro “hay 300 situaciones laborales distintas”. Hay docentes en la educación pública -escuelas y liceos- y privada, otros que dan clases de piano en sus casas, también los que cantan en los ómnibus y los que son miembros de una orquesta estatal y cobran fijo, por ejemplo.

Subrayó que cuando se habla de que pueda volver la música en vivo, muchas veces la gente piensa en el Pilsen Rock, algo masivo, pero no es eso lo que reclaman sino “una cantidad de pasos intermedios”. “No pedimos un lugar lleno de gente bailando, no estamos pidiendo locuras, sino poder trabajar. Si hay un boliche que está lleno de gente, le ponés un músico en la esquina y es un músico laburando”, ejemplificó.

En cuanto al subsidio del MTSS, Antúnez aclaró que están incluidas personas de muchos rubros más o menos cercanos, no sólo músicos, como la danza, los DJ de fiestas, etcéteras. Agregó que “se aprecia mucho el gesto” y cree que el ministro de la cartera, Pablo Mieres, “debe de haber hecho una gestión muy intensa” para que saliera la iniciativa, pero subrayó que con 7.300 pesos por mes, que es lo que empezarán a cobrar quienes tengan el subsidio, igual algunos artistas están “en el horno”.

Antúnez destacó que el trabajo de los músicos es “muy visible” pero “muy informal”, porque “hay un sistema que no está funcionando bien”. Puso como ejemplo que le ha pasado de estar tocando en un boliche, y de repente llega un inspector del Banco de Previsión Social (BPS) que pregunta si el mozo, el cajero y el cocinero están en caja, pero no el músico.

Por último, hizo énfasis en que todavía cuesta conceptualizar la música como un trabajo y “sacarnos de encima muchos de los mitos que hay alrededor de los artistas”. Contó que en los últimos días estuvo intercambiando opiniones con varias personas en las redes, porque le dicen “agarrá un pico y una pala y ponete a laburar”. “Yo estudié años. No es que no quiera laburar, quiero, pero lo que pasa es que lo que yo hago no se conceptualiza como un trabajo. Ese es un problema”, finalizó.

“Esperemos que las cosas abran antes”

En tanto, el ministro Mieres explicó a la diaria que luego de anunciar el subsidio se les pidió a las organizaciones sociales que representan a los diversos trabajadores de todo el sector de la cultura -no sólo músicos; también sonidistas, actores, etcétera- un listado “de gente que estuviera realmente en situación de subsidio”, porque en el ministerio eso no lo pueden “determinar”.

“Cuando tuvimos todos los listados, los cruzamos por el BPS para ver cuántos de todos los inscriptos tenían ingresos por encima de lo que establecía el decreto. En total, hubo aproximadamente 8.400 solicitudes; cuando armamos la lista definitiva, encontramos alrededor de 1.500 superposiciones, es decir, gente que se inscribió en más de un listado, pero eso no es problema porque seguro cobra. A su vez, cuando cruzamos por el BPS hubo alrededor de 1.000 casos que fueron descartados porque tenían actividad o ingresos superiores a una BPC [base de prestaciones y contribuciones, equivalente a 4.870 pesos], que era lo que se establecía en la resolución”, indicó Mieres.

Por lo tanto, el jerarca subrayó que todo el trámite “llevó su tiempo”, y ahora los listados ya están prontos. En total, son unas 6.000 personas las que recibirán el subsidio de una BPC y media, que son exactamente 7.305 pesos mensuales, durante tres meses. Mieres dijo que en el MTSS están haciendo “todo” para que se pague “antes del fin de semana”. Por último, en cuanto a la posibilidad de extender el subsidio por un plazo mínimo de seis meses, como reclama el colectivo de músicos, dijo que toma “nota”, pero “es difícil que ocurra”. “Esperemos que las cosas abran antes”, finalizó.