Esta no será una edición del DocMontevideo como cualquier otra. Bueno, técnicamente será muy parecida a la edición 2020, cuando la pandemia obligó a que el tradicional encuentro de documentalistas se reinventara hacia la virtualidad. Continuará la pata de la industria, con seminarios e instancias de networking, y la pata para el público, con exhibiciones en la Semana del Documental.
Luis González Zaffaroni, director del evento, dialogó con la diaria acerca de la experiencia de una primera edición en línea, los aspectos para mejorar y cómo el coronavirus afectó la producción de documentales en todo el mundo.
¿Pensaron que sería necesaria una segunda edición virtual?
Sobre el final del año pasado ya lo empezamos a intuir y tomamos esa definición. Es un encuentro internacional y venían 200 personas del exterior a Montevideo para participar, sobre todo de la región. Entonces, en este contexto de pandemia, por más que la vacunación está avanzando, veíamos claro que iba a ser difícil que la gente se animase a viajar. Y a fin de año ya definimos que iba a ser en línea nuevamente.
¿Cómo evaluaron la experiencia de 2020?
Fue una experiencia muy rica y de mucho aprendizaje para todo el equipo. Nos abrió otra posibilidad y ahora el desafío será cómo pensar el retorno. Los diferentes festivales del mundo se están visualizando como híbridos, con un elemento en línea y otro presencial; todavía nos queda entender bien cuáles serían las cosas que son mejores presenciales y cuáles quedarían en línea.
El año pasado nos permitió que llegara a un montón de gente; creo que se democratizó el acceso. Desde Centroamérica, que es muy caro viajar a Uruguay, tuvimos presencias. Crecieron todas las presencias de otros países y también desde el interior de Uruguay. Y luego, para el espacio de mercado, para los que uno llama players, venir a un mercado presencial implica un bloqueo de agendas, costos, dedicar mucho tiempo. Netflix Originals participa desde Los Ángeles sin tener que invertir 48 horas solamente en viajes, más el tiempo que estén en el lugar. Es una inversión muy grande. En cambio, en el formato en línea es reservar los horarios de agenda para ver los proyectos que les interesan, es mucho más efectivo y más directo.
¿Funcionó la tecnología en esa primera edición virtual?
Tuvimos la suerte de que el DocMontevideo está en julio y los primeros festivales internacionales que se dieron de baja del presencial fueron en marzo. Nosotros tenemos una red muy fuerte y amplia de festivales amigos con los que tenemos cooperación, entonces pudimos aprender de las experiencias de los que tuvieron que resolver primero esta situación. Ahí fuimos evaluando cuáles eran las plataformas que se podían usar, los softwares, las aplicaciones de eventos presenciales que desarrollaron opcionalidades para hacer eventos en línea. Entonces, fuimos a la segura y contratamos la plataforma que el mercado de Cannes utilizó el año pasado, que es una plataforma alemana, y trabajamos con ellos sabiendo que algunos de los participantes que vendrían al DocMontevideo ya la habían utilizado. Este año vamos a repetir la misma plataforma, porque nos funcionó bien. Y en la medida en que la gente empieza a entender, se pierde menos tiempo en entender la interfase y cómo funciona todo.
¿Qué va a cambiar para esta edición?
Creo que todos rompimos ciertas resistencias o barreras con la formación en línea. Creo que en este tiempo de pandemia todos hemos hecho cursos en línea y todos hemos entrado en ese universo. Eso ayudó y vino para quedarse, y esa parte funciona. La parte donde se siente más es en el relacionamiento personal y todo lo social que sucede en un evento. Que va desde “fuimos al teatro Solís, escuchamos una masterclass, salimos, vimos a otra persona, seguimos compartiendo, dialogando, nos fuimos a un café, un bar, seguimos la discusión, conocimos personas de forma aleatoria porque estaban en el hall, porque las encontramos...”. Eso en el formato en línea se pierde.
El año pasado buscamos algunas herramientas y ahora estamos buscando otras, que reproducen el hecho de estar en un hall, en una planta, y que vos ves quiénes están, y si te acercás a la persona se activan las cámaras de video de los dos y la podés saludar, y se crean círculos. Como entrando en charlas de Zoom, pero que los vas viendo en el espacio. Elementos para tratar de generar esas conversaciones previas y posteriores a las actividades. Un hall virtual. Esa va a ser una herramienta que vamos a utilizar este año, para que no acabe una actividad y vos sientas “¿y esto sucedió o no sucedió?” y vos volvés estar frente a la computadora. Vas a tener ese momento de intercambio, de conversar, de convalidar lo que pasó, de seguir pensando, que es tan importante para construir la experiencia vivencial de una actividad.
¿Cómo afectó la pandemia al mundo del documental?
La pandemia fue un impacto. Por un lado, tenías las limitaciones de los lockdowns y de salir a filmar. Los proyectos que vienen al DocMontevideo, el tipo de películas, son procesos largos. A veces se filma durante muchos años. Entonces, tenés el desafío de cómo integrar la situación que se está viviendo en las historias que se están contando, o si era el momento propicio para salir a contar esa historia. Tenés los desafíos de cómo entender el contexto en relación a la historia que se estaba construyendo. Y el impacto económico. En algunos lugares, como por ejemplo Colombia, el fondo de fomento está vinculado a un impuesto que surge de las entradas de cine, y la pandemia hizo que esos fondos se redujeran un montón. Los fondos que tiene Montevideo Audiovisual están vinculados también a eso. Hay un impacto directo en el sector, y en varios países hay cambio de prioridades, y la cultura y las industrias creativas muchas veces son de las que más sufren en ese contexto.
Lo que sí vimos surgir en ese contexto, y que aparecieron ya el año pasado, son lo que se llaman desktop movies. Películas que se construyen a partir del escritorio de la computadora. En un territorio experimental. Si vos trabajás a través de asociaciones, reflexiones, imágenes, búsquedas en Google, se fortaleció algo que ya existía: un territorio de exploración creativa por una condición. Hay muchos trabajos que incorporan el Zoom, el Whatsapp y las videoconferencias por celular como herramientas audiovisuales, como recursos.
¿Respondió el público a la Semana del Documental en línea?
Fue algo muy lindo, que ya pasó el año pasado y que este año también estamos recibiendo, que hay una avidez y un interés. Se identifica que son películas a las que de otra forma no se tiene acceso. El DocMontevideo trae a Uruguay diez estrenos de documentales latinoamericanos, pero de ese documental que recorre circuitos de festival, que utiliza diferentes lenguajes narrativos, que te trae una reflexión sobre la realidad, conflictos latentes del continente. Y que a su vez, en la forma en que son contadas las historias, siempre hay creatividad, innovación, algo que descubrir como espectadores, como cinéfilos, como gente que le gusta el audiovisual.
Todos los años vemos un eje temático que surge, porque son temas que están presentes en el continente y a veces confluyen en el tiempo las salidas de varias películas. Este año el tema de la muestra es en relación a la tierra, al trabajo vinculado a la tierra, a la identidad y a los pueblos originarios. Tenemos varias películas, que hasta ahora no se habían dado así, que tienen poblaciones originarias y el tema indígena presente.
Como todos los años, te pedimos que recomiendes algún título.
Voy a mencionar tres que me llamaron mucho la atención. Una es Umbral [Coraci Ruiz, 2002], de Brasil, y es una película que nos interpela a todos. Es una madre que cuenta el proceso de transición de género de su hija hacia hije en el período de la adolescencia, todavía siendo menor de edad. Cuando uno piensa que ya reflexionó sobre ese asunto y lo tiene claro, la película trae nuevos dilemas en relación a esa situación. Noah, el protagonista, explica de forma muy didáctica su visión sobre lo que significa el género, la sexualidad, sobre dónde está construyendo su identidad de género, que no está ni asociada a este extremo de los masculino o de lo femenino, sino que está en un punto en el medio. Está contada de forma muy linda. La película se comenzó a exhibir el año pasado en Brasil y jóvenes que la han visto y se sintieron identificados con el proceso de Noah, no en un sentido de transgénero pero sí de homosexualidad, dicen que es la película que les gustaría que sus padres vieran y es una película para ver juntos.
Trayendo el tema de las comunidades indígenas, Apenas el sol [Arami Ullón, 2021] es una película suizo-paraguaya que ganó como mejor documental en IDFA, el festival más grande del mundo de documentales, que se realiza en Ámsterdam. El protagonista, de una comunidad indígena de Paraguay, vive en una reserva fuera de lo que era su entorno natural. Están aislados y reciben una pensión del gobierno en una situación de vulnerabilidad. Él graba en casetes de cinta los relatos de diferentes personas de la comunidad para mantener vivas esas memorias, y es como una clase de antropología natural, espontánea. La calidad con la que él realiza esas entrevistas, esos encuentros, los tiempos, la profundidad que hay detrás...
La última, una película que nos gustó mucho en el equipo, es Río Turbio [2020], de Tatiana Mazu González, una realizadora joven argentina. Una película que toma una población de la Patagonia, que es Río Turbio, que crece en torno a una mina. La directora vivió en ese lugar y la película reflexiona sobre la sociedad en torno a esta industria extractivista, que tiene al hombre y al machismo como protagonista, y que ha marcado la vida de las mujeres que están ahí, por situaciones de abuso o por diferentes situaciones. Y ves cómo las mujeres se comienzan a organizar políticamente en torno a esta mina y a este trabajo de hombres. Tiene por detrás una exploración de lenguaje muy particular de recursos, donde la narrativa central se construye a partir de diálogos por Whatsapp y mensajes escritos.
La Semana del Documental se desarrolla del 19 al 30 julio. El programa puede encontrarse en docmontevideo.com. Los suscriptores de la diaria tienen un descuento en el abono.