Parte del archivo de la Cinemateca Brasileira resultó destruido en la noche de este jueves, luego de que se iniciara un fuego en uno de sus galpones en Vila Leopoldina, San Pablo. No hubo que lamentar víctimas.

“El incendio se inició en una de las salas de colección de películas históricas del primer piso, que se divide en tres salas”, dijo a G1 la jefa de Bomberos de Brasil, Karina Paula Moreira. La información de Bomberos señala que el fuego comenzó cuando una empresa tercerizada realizaba el mantenimiento de los equipos de aire acondicionado.

En las últimas horas se trabajó en la evaluación de los materiales quemados, aunque los primeros informes apuntan a que “probablemente nada” se haya preservado. En ese sitio se encontraban alrededor de un millón de documentos de la antigua empresa estatal Embrafilme, incluyendo guiones y copias de películas de los últimos 100 años.

Durante una audiencia llevada a cabo el 20 de julio, el Ministerio Público Federal de San Pablo había advertido al gobierno federal, responsable de la institución, acerca del riesgo de incendio. El gobierno había iniciado el proceso de convocatoria de una nueva entidad que administrara la Cinemateca y la contratación urgente de una empresa que se hiciera cargo del lugar. El Primer Juzgado Federal otorgó 60 días más para llevar a cabo acciones de preservación del patrimonio, que habían comenzado luego de una audiencia en mayo.

Repercusiones

“Se perdieron cuatro toneladas de material”, escribió en las redes sociales el cineasta brasileño Kleber Mendonça Filho. “Después del incendio en el Museo Nacional de Río y numerosos pedidos de ayuda a la comunidad del cine (20 años atrás, hablé de esto en Cannes), no se hizo nada. No parece que esto sea un accidente”.

Su colega Laís Bodansky también se pronunció: “Se sabía que esto podía ocurrir, por la omisión del gobierno federal en la gestión de la Cinemateca. Esto es un crimen”.

“Es un día de luto para el audiovisual brasileño, para nuestra industria cinematográfica brasileña, porque nuestra memoria está siendo borrada. Ya lo venían haciendo, era el plan. Si algún plan tenía este gobierno, era deshacer a toda nuestra industria cultural, nuestra memoria. El día de hoy es simbólico, porque este incendio está borrando por completo lo que nos queda”, agregó Bodansky.

Estas palabras encontraron eco en decenas de trabajadores del cine de Brasil, que repitieron conceptos como “tragedia anunciada”, además de “incompetencia” y “desprecio” por parte del gobierno. El año pasado se realizaron varias protestas denunciando la falta de recursos de la institución, en la que fue considerada la mayor crisis desde su fundación en 1946.

El fuego que destruyó el Museo Nacional de Río de Janeiro, en setiembre de 2018, había sido uno más en una sucesión de incendios en centros culturales que perdieron acervos valiosos por la falta de inversión. Sólo en San Pablo se perdieron el teatro Cultura Artística, el auditorio Simón Bolívar del Memorial da América Latina, el Liceo de Artes y Oficios, el Museo de la Lengua Portuguesa y el Instituto Butantan, notorio en los últimos meses por su trabajo con el laboratorio Sinovac.

La propia Cinemateca había sufrido un incendio en febrero de 2016, en otro local de San Pablo, donde resultaron destruidas cerca de 500 obras. La coordinadora general Olga Futema aclaró que se perdieron originales, pero que prácticamente todas esas obras tenían copias en tecnologías más modernas. “El contenido se preservó, lo que se perdió fueron las matrices”, había dicho en su momento.