En la editorial DC Comics existe la tradición de reutilizar nombres de series de historietas del pasado. Algunos cínicos dirán que lo hacen para no perder los derechos sobre esos títulos, y probablemente tengan razón. Pero también se explica por una larga tradición de reinventarse, que comenzó a finales de los años 50, cuando personajes como Flash, Linterna Verde o Átomo fueron presentados a los nuevos lectores con identidades y orígenes completamente distintos.
Un caso menos conocido es el del equipo que acaba de debutar en el cine por segunda vez. El primer Escuadrón Suicida apareció en 1959, en la serie antológica Brave and the Bold. Como otros grupos surgidos en esa época en la que la narrativa superheroica todavía no había vuelto al furor de los años 40 (recién lo haría en la década siguiente, con la explosión de Marvel), estaba formado por humanos sin poderes, que enfrentaban misiones extrañas en las que coqueteaban con la muerte.
Recién en 1987 llegaría la encarnación del Escuadrón que se popularizó entre los consumidores de historietas y que más tarde llegaría a la televisión y el cine. El guionista John Ostrander reinventó el concepto y junto al dibujante Luke McDonnell le dieron forma a una serie que se mantiene fresca casi 35 años después.
Las “misiones imposibles” se mantuvieron, pero Ostrander decidió que los que arriesgarían su pellejo serían los supervillanos de la editorial. Pero no crean que por allí andarían Lex Luthor, el Joker o Darkseid. Los integrantes del Escuadrón eran personajes de cuarta, por lo que su supervivencia no estaba garantizada. Antes de que lo digan: los tres ejemplos mencionados murieron (y luego regresaron, por supuesto), pero sus muertes suelen ser motivo de “eventos” o números especiales. Los integrantes del Escuadrón Suicida pueden morir de una viñeta a la siguiente y sus compañeros no se detienen a lamentarse.
Detrás de este proyecto, cuyo nombre oficial es Fuerza Especial X, se encuentra la tiránica Amanda the Wall Waller, una mujer cuyo físico se diferenciaba de los de las superchicas de la historieta y cuya historia era la de una madre abnegada que había superado las dificultades hasta obtener ese polémico cargo dentro del gobierno estadounidense. Un gobierno que fue protagonista en las primeras historias, en las que podían aparecer tanto Ronald Reagan como Mijaíl Gorbachov, alrededor de misiones que incluían el rescate de una prisionera política de una cárcel en plena Unión Soviética.
La serie duró 66 números, en los que varios villanos de poca monta se convirtieron en favoritos de los seguidores. Y como haría George RR Martin años más tarde en sus novelas de Canción de hielo y fuego, Ostrander nos enseñó a no encariñarnos con nadie.
Después de apariciones en series como Justice League Unlimited, Smallville o Arrow, llegaron al cine con Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016), película cuyo éxito en la taquilla fue inversamente proporcional a la valoración de los críticos. Un lustro más tarde, los villanos intercambiables que hacen el trabajo sucio de Amanda Waller están de regreso, esta vez de la mano de James Gunn (el de las dos entregas de Guardianes de la galaxia) y con una trama que se inspira todavía más en las míticas aventuras ochenteras. Si hasta el mismísimo Ostrander tiene un cameo en los primeros minutos.
Gunn, que consiguió este trabajo en el corto período en el que fue “despedido” de Marvel Studios por unos tuits de mal gusto de su pasado, se despachó con una aventura más sucia y mucho más política, en la que los cadáveres en potencia deben infiltrarse en un país sudamericano que, tras cambiar de gobierno, dejó de pertenecer a los círculos de amistad de Estados Unidos y cuyos secretos, por lo tanto, se han vuelto peligrosos.
Aquellos que estuvieron atentos a la agresiva campaña publicitaria de los últimos meses ya habrán visto al arma letal que se esconde en la isla de Corto Maltese (sitio clásico de DC Comics cuyo nombre homenajea a Corto Maltés, el personaje de historietas creado por Hugo Pratt). Al resto solamente les diré que es uno de los conceptos más ridículos y, al mismo tiempo, maravillosos que nos ha dado el mundo de las historietas. Y el director y guionista lo presenta sin un pelo de cinismo.
En medio de los disparos y las explosiones se encuentra un nuevo grupo de villanos, que incluye a Idris Elba como Bloodsport y a John Cena como Peacemaker, dos tipos rudos con habilidades similares, que no paran de chocar en sus intentos por ser los machos alfa de la manada. Por allí también andan Margot Robbie como la delirante Harley Quinn y Joel Kinnaman como el coronel Rick Flag, marcando la continuidad con la película anterior. Eso también incluye a la gran Viola Davis como Amanda Waller.
El elenco es enorme y eso permite que la historia se lleve puestos a una gran cantidad de ellos, en muertes violentas y bastante gráficas, edulcoradas por la banda de sonido potente que caracteriza a la filmografía de Gunn.
Divertida, crítica, cargada de humor negro, pero con un par de momentos que demuestran que hasta la peor escoria del penal de Belle Reve tiene sentimientos (incluyendo a un tiburón antropomorfo con la voz de Sylvester Stallone), El Escuadrón Suicida deja a su antecesora como un mal recuerdo... al menos hasta que llegue la versión del director.
El Escuadrón Suicida. Escrita y dirigida por James Gunn. Estados Unidos, 2021. Con Idris Elba, Margot Robbie, Joel Kinnaman y Viola Davis. En varias salas.