El 9 de febrero de 1981 los diarios del mundo destinaban algún recoveco de sus páginas a la muerte de William John Clifton Haley, más conocido como Bill Haley, quien dejaría este mundo prácticamente (y, sobre todo, injustamente) en el olvido en la ciudad de Harlingen, Texas. Apenas 26 años antes había sido la primera gran estrella del rock and roll. ¿Cómo? Casi de casualidad.

William nació en febrero de 1925 en Highland Park, Michigan, Estados Unidos. Sus padres, William Albert Haley y Maude Green, eran aficionados a la música, rasgo que nuestro futuro héroe del rock and roll heredaría. Para la segunda mitad de los años 40 integró grupos como The Down Homers, Texas Range Riders y The Four Aces of Western Swing, en los que Bill sumó a su carrera algunos kilómetros y simples con un marcado estilo hillbilly.

En 1949 formó parte de The Saddlemen, que sentían más atracción por los rápidos y palpitantes sonidos del rhythm and blues, el rockabilly y el boogie woogie. Obtuvieron gran reconocimiento en 1951 cuando grabaron una versión de “Rocket 88” compuesta por Jackie Brenston y Ike Turner. En 1952 cambiaron su nombre definitivamente a Bill Haley & His Comets.

En 1953 “Crazy Man Crazy”, compuesta por Haley y el bajista Marshall Lytle, se convirtió en el primer rock and roll en entrar en el Billboard. Al año siguiente firmaron con Decca y grabaron “Rock Around the Clock”, compuesta por Max C Freedman y James E Myers, en una complicada sesión de grabación. Tan poco tiempo tuvieron para dedicarle que utilizaron el mismo solo de guitarra del tema “Rock the Joint”, grabado años antes.

El sello no disimuló su poco entusiasmo por el tema, así que la editó como cara B de Thirteen Woman (And Only One Man in Town). Finalmente el disco salió al mercado en 1954 y pasó sin pena ni gloria. El tiempo transcurrió y mientras el disco parecía perderse en las bateas de las disquerías, la casualidad prendió sus motores para que “Rock Around the Clock” despegara hacia las estrellas.

La versión uruguaya

En Uruguay, Semilla de maldad se estrenó en el cine Metro en octubre de 1955. Para mediados de la década de los 50, el nivel de violencia que manejaba la película era considerable, y la crítica lo hizo notar, pero la mayoría de los jóvenes que se agitaban en sus butacas no lo hacían por las peleas, las navajas y los insultos, sino por la música.

Cabe destacar que desde 1954 en las disquerías uruguayas podía encontrarse el “78 revoluciones” de Rock Around the Clock, pero con su aparición en la gran pantalla su popularidad en el paisito se disparó. Por lo general las bandas sonoras más exitosas siempre contaban con una versión a cargo de las orquestas uruguayas más populares, y el director Lucio Milena no iba a dejar pasar la oportunidad con el más reciente éxito.

Luciano Budriesi, más conocido como Lucio Milena, nació el 16 de marzo de 1922 en Módena, Italia. Desde pequeño conformó algunas orquestas de jazz y revistas musicales con las que recorrió gran parte de la península, y hasta integró la orquesta del famoso director italiano Gorni Kramer. Guiado por los ritmos americanos que estaban ganando auge en las radios italianas, en 1953 decidió abandonar su tierra y Uruguay fue su primer destino.

Junto a su gran orquesta jazz editó muchos discos para el sello Sondor. Es precisamente a finales de 1955 que graba “Rock Around the Clock”, bajo el nombre “Ronda de las horas”. Una versión más orquestal que la original, en la que se destacan los instrumentos de viento y la excelente pronunciación del crooner Nelson Briant. Sin darse cuenta, Lucio estaba al frente de lo que podemos considerar el primer rock and roll grabado en suelo uruguayo.

La grabación de Milena no igualó en popularidad a la de Haley, pero dejaría una huella imborrable en la historia de la música uruguaya. Para 1956 su travesía continuó en Buenos Aires, cuando lo contrató el sello discográfico Columbia, en el que acompañó a una infinidad de artistas de la talla de Los 5 Latinos, Billy Cafaro y Roberto Yánez. Pasaría el resto de su vida grabando y componiendo para infinidad de grupos y solistas alrededor del mundo.

Una copia fue a parar a manos de Peter Ford, hijo del actor Gleen Ford, quien estaba grabando Semilla de maldad (Blackboard Jungle, dirigida por Richard Brooks), en la que Gleen interpretaba a un profesor que intentaba lidiar con delincuentes juveniles. Brooks necesitaba un tema capaz de sintetizar el descontrol adolescente, se lo comentó a Gleen, y este se puso a revolver los discos de su hijo y dio con el de Haley. Lo demás es historia.

“Rock Around the Clock” terminó formando parte de los créditos iniciales, en los que podemos ver a Ford (como el profesor Richard Dadier) enfrentándose a jóvenes rebeldes que bailan rock and roll en el patio, apuestan en la escuela y les gritan a las mujeres que pasan por la calle. La polémica generada luego de su llegada a las salas, en marzo de 1955, no hizo más que propulsar a las estrellas al film y, por supuesto, a Bill Haley & His Comets.

En 1956, luego del éxito de taquilla alcanzado por la película, Bill y los demás cometas protagonizaron las películas Rock Around the Clock, junto a otros artistas musicales de renombre y Alan Freed (famoso disc jockey al que se le adjudica el bautismo del género rock and roll), y Dont Knock the Rock, donde se destaca otro variado elenco de músicos. Luego protagonizarían otras películas, pero ya sin el éxito de estas últimas.

Bill Haley.

Bill Haley.

Foto: S/D autor

Durante los 50, Bill Haley & His Comets era una máquina bien aceitada de hacer hits; “See You Later Alligator”, “Rip It Up” y “Skinny Minnie” son sólo algunos. Pero en 1957 el público necesitaba más que éxitos: ya no era una cuestión únicamente musical, sino también de sex appeal. Por poner un ejemplo, para ese entonces Elvis tenía 22 años y Haley, 32. Su simpatía y el rulito en la frente no eran suficientes para seducir a las masas.

Los 60 impusieron los cerquillos, y los jopos quedaron como cosa del pasado, pero así y todo Los Cometas siguieron sumando discos a su extensísima discografía y girando por el mundo. Los días de gloria, sin embargo, habían quedado atrás. En 1979 Haley actuó para la reina Isabel II en el Royal Performance y a principios de los 80 se presentó en Sudáfrica. Ya para ese momento le habían diagnosticado un tumor cerebral.

Además de su delicado estado de salud, las malas inversiones y el comportamiento errático le trajeron varios problemas económicos, y para colmo luchó (en vano) con una severa adicción al alcohol durante gran parte de su vida. Alejado de su trono y de los escenarios, el padre del rock and roll falleció con tan sólo 55 años de edad en Harlingen, Texas, rodeado de algunos demonios de su pasado que lo perseguían.

En 1987 Bill Haley fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll como parte de los pioneros, pero una estrella tan grande no entraba en un salón, por eso en 2006 la Unión Astronómica Internacional decidió regalarle el cielo para que siguiera brillando. Fue así que al asteroide 79.896 fue bautizado Bill Haley, en conmemoración de los 25 años de su muerte.

Rock around América Latina

En 2020 el magazine virtual argentino Universo Epígrafe y ¡VUNP! (¡Vale un Perú!), blog peruano dedicado a la música contemporánea iberoamericana, unieron sus fuerzas y a distintos coleccionistas e investigadores y desarrollaron Pioneros iberoamericanos de rocanrol, un audiovisual que rescata el aporte de los pioneros y pioneras iberoamericanos que le dieron forma al rock and roll en estas latitudes en la década del 50.

En varios países de la región, al igual que en Uruguay, “Rock Around the Clock” fue el detonante. En 1955 las brasileñas Nora Ney y Heleninha Silveira la grabaron, y los argentinos Roger Santander y Tullio Galo también. Un año después, la mexicana Gloria Ríos, la cubana Doris de la Torre y la orquesta del chileno Federico Ojeda hicieron lo mismo. En 1957 Eulogio Molina y sus Rocks & Rollers grabaron en Perú “Mambo Rock” y “Razzle-Dazzle”.

Pero la juventud rockera de aquellos años, además de bailar con las versiones de los precursores, lo hizo frente al propio Haley. Sí, Los Cometas visitaron en más de una oportunidad América Latina: la primera fue en 1958, en una gira que abarcó Brasil y Argentina; luego, en 1960, visitaron Chile y Perú; al año siguiente hicieron bailar a los colombianos y en 1975 volvieron a Brasil. Lamentablemente, nunca pisaron Uruguay.

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