Otra obra de arte se convirtió en noticia por estos días, pero no fue debido a los activistas en contra del desastre ecológico, sino a un pequeño error que se arrastró durante tres cuartos de siglo. Es que el cuadro “New York City I”, del neerlandés Piet Mondrian, fue colocado cabeza abajo desde su primera exhibición, hace más de 75 años, y el error se mantuvo siempre en cada presentación en distintos museos del mundo.
La obra del artista abstracto fue pintada en 1941 y muestra una compleja trama de cintas adhesivas entrelazadas de diferentes colores. Su presentación al público fue en 1945 en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, y en 1980 pasó a formar parte de la colección de arte del estado de Renania del Norte-Wesfalia, y permanece en su capital, Düsseldorf.
Tal como se colgó históricamente el cuadro, la forma en que las líneas se juntan en la parte inferior sugeriría la idea de un horizonte simplificado. Sin embargo, la curadora Susanne Meyer-Büser recababa información para una nueva exposición centrada en la obra de Mondrian cuando descubrió la equivocación.
“El engrosamiento de la cuadrícula debería ser arriba, como un cielo oscuro”, dijo Meyer-Brüser, según cita The Guardian. “Una vez que se lo señalé a otros curadores se dieron cuenta de que era obvio. Estoy 100% segura de que la pintura está al revés”.
A esto se le suma que “New York City”, una obra similar expuesta en el Centro Pompidou de París, tiene las líneas más apretadas en la parte superior. Y una fotografía del estudio de Mondrian tomada pocos días antes de su muerte, en 1944, muestra a “New York City I” sobre un atril en la posición opuesta a la que mantuvo durante todo este tiempo.
Meyer-Brüser estimó que el artista comenzó trabajando la trama desde arriba hacia abajo, pero no se atrevió a aventurar las razones por las que se exhibió la pieza al revés. “¿Habrá sido un error cuando la sacaron de la caja en el MoMA? ¿Alguien fue descuidado durante el traslado? Es imposible saberlo”. Hubiera sido fácil determinar la orientación si tuviera la firma de Mondrian, pero posiblemente el artista no lo consideraba terminado como para merecer su rúbrica.
De todos modos, le exposición que se inaugura por estos días en Düsseldorf continuará exhibiendo la obra tal como fue vista desde 1945. “Las cintas adhesivas están bastante sueltas y penden de un hilo. Si fuéramos a darlo vuelta, la gravedad las movería para el otro lado. Y ahora es parte de la historia del cuadro”, agregó la curadora.