El martes y miércoles la Sala Zavala Muniz recibirá tres funciones de Hay un león afuera, escrita y dirigida por Andrés Papaleo. Se trata de una obra autobiográfica, centrada en la enfermedad que padeció la madre del autor y que la fue alejando poco a poco del resto de su familia y de la realidad. A pesar de lo sensible, sin embargo, el tema es abordado desde un costado de comedia y no de golpe bajo.

"Esto ni siquiera iba a ser una obra de teatro, era una descarga, nada más", recordó Papaleo en conversación con la diaria. "La obra mezcla el teatro y otro tipo de lenguaje, porque como no fue pensada directamente para teatro, me permití explorar otras zonas más narrativas. Pero decidí llevarlo para el teatro porque es lo que manejo".

El proceso de creación incluyó transformar situaciones que él mismo había vivido o que le contaban personas muy cercanas. Pero también tuvo que ponerse en la mente de su madre e intentar describir sus pensamientos. "Ella desarrolló una demencia frontotemporal y perdió progresivamente todas las capacidades, entre ellas el habla, la capacidad de expresarse con las palabras y los gestos. La mirada y el cariño siempre estuvieron, pero todo lo otro lo fue perdiendo".

"Traté de hacer el ejercicio de escribir cómo pensaba que ella podría querer expresarse. Entonces, a medida que avanza la obra y que vas viendo cómo el personaje de la madre va perdiendo su capacidad de habla, ella empieza a hablar cada vez más, sacándole el protagonismo al personaje del hijo, que está inspirado en mí. Ella es la que termina hablando y hablando, expresándose y sacando para afuera todo lo que una persona que está atravesando esa enfermedad no puede. Fue un trabajo muy fuerte y movilizador", agregó Papaleo.

La obra fue escrita en 2016 y ganó un Premio Nacional de Literatura en 2017, pero su estreno llegaría en 2022. "Más allá de los años de pandemia, estuve esperando a que fuera el momento. Porque mi mamá murió en 2018. Entonces fue primero el duelo, porque era un material muy sensible. Y después no quería hacerlo de cualquier manera, quería disfrutar del proceso". Llegó a manejar la idea de interpretar el papel del hijo y que lo dirigiera otra persona. "Tengo exclusividad como actor en la Comedia Nacional, podía haber pedido una autorización o incluso hacerla ahí, pero preferí estar por fuera. Era demasiado. Me parece que la decisión fue la mejor, tomarlo más desde afuera y que ese personaje esté a cargo de un actor".

"Siempre le tuve fe a la obra; sabía que podía llegar a funcionar. Pero en el teatro está eso del boca a boca, y yo pensaba que la obra iba a funcionar así, con el boca a boca, en una segunda temporada. Fue sorprendente que funcionara de entrada, porque es una obra difícil de vender. Hay mucha gente que dice 'Yo no quiero ver eso', porque toca una temática sensible como es la salud mental, la pérdida, el duelo. Más allá de que todo el tiempo estamos diciendo que va desde el lado del humor y no del golpe bajo, hay gente a la que le genera resistencia".

Una obra accesible

Desde el comienzo Papaleo supo que quería que la obra fuera accesible. “Mi mamá fue una persona totalmente independiente, que por una enfermedad mental fue jubilada por discapacidad. Y sé lo que es estar como familiar de quien va perdiendo desde lo cognitivo hasta lo físico. La persona, más allá de que tenga una limitación o una discapacidad es un ser humano con sentimientos, y muchas veces lo que hacemos como sociedad es aislarla: pierde su vida social, la capacidad de interactuar con otras personas, está en un círculo muy cerrado. Y una obra que habla sobre eso tenía que ir por el camino de la accesibilidad”.

Algunas acciones eran complejas y costosas. “Es caro generar audiodescripción, porque se necesita la tecnología. Pero no es caro permitir que una persona de baja visión, o una chica ciega que vino a la obra, hable antes con los actores y toque la escenografía. Eso hizo que su experiencia fuera totalmente distinta a que si no hubiera tenido esas instancias”.

Para algunas funciones, como la de este miércoles a las 21.30, la obra incorporó lengua de señas. Pero Papaleo quería que su presencia estuviera integrada. “No quería poner a una intérprete al costado, como pasa en la tele o en los actos políticos, que están todas las personas sordas en un lado y la persona en el lateral. Lo hablé con los actores, los técnicos, las dos chicas que se sumaron; todos estuvieron súper dispuestos. Y gracias a esa disposición fue posible, porque tuvimos muy poco tiempo y logramos integrar la lengua de señas en toda la obra. Estamos lejos de la accesibilidad universal, pero son pequeños pasos que uno va dando”.

Hay un león afuera. Texto y dirección de Andrés Papaleo. Con Nicolás Pereyra, Virginia Méndez, Daniel Cabrera, Emilia Asteggiante y Magdalena Long. Teatro Solís, sala Zavala Muniz. Martes 25 a las 20.30 y miércoles 26 a las 19.00 y 21.30. 2x1 para suscriptores de la diaria.