José Luis Pepe Montes fue una figura influyente en el mundo de la pintura uruguaya, y un grupo de personas trabaja para que su nombre (o su apodo) sea más conocido dentro de nuestro país. “Tuvo muy poca propaganda, mal gestionada, pero fue un pintor muy influyente. Y te voy a dar argumentos sólidos de por qué lo estoy diciendo”. Quien conversó con la diaria es Nicolás Bentancor, cofundador de la Fundación Montes.

“Pepe Montes fue el último maestro del Taller Torres García, nombrado por el maestro [José] Gurvich y el maestro [Francisco] Matto. Fue nombrado en el año 1960 y tuvo una carrera fantástica hasta el cierre del taller, que fue el 1° de febrero de 1962”, relató Bentancor. Ese año abrió su propio taller de enseñanza. Antes del final de esa década y con función ministerial concedida por el Ministerio de Cultura, recorrió Europa en viaje de estudios. “Visitó Italia, España, Francia, Inglaterra y Holanda. Volvió con toda esa influencia de los pintores europeos y tuvo una transformación en el tema artístico. Si bien era conocido y había trascendido fronteras, decidió cambiar su obra pictórica y le anexó todo lo que absorbió del exterior”.

En cuanto a las características de su obra, Montes “se desmarcó” del resto de sus colegas en dos temáticas puntuales. “Los retratos y los desnudos. Esos fueron sus pilares. Tanto así, que en los años 70 la Biblioteca Nacional le encomienda trabajos de escritores que habían sido muy influyentes en Uruguay, como Carlos Vaz Ferreira, Antonio Lussich, Juana de Ibarbourou, Enrique Amorín, Paco Espínola, Juan Carlos Onetti, Alberto Zum Felde y Fernán Silva Valdés. Pepe Montes realizó retratos de todos estos personajes históricos, porque ya en la década del 70 era considerado el mejor retratista de Uruguay”.

Este detalle lo llevaría a una posición única en el ámbito de la pintura nacional y continental. “Fue tal la influencia que tuvo en el tema de los retratos, que en 1981 el doctor Eduardo Jiménez de Aréchaga, que había sido presidente de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, le encomendó que le hiciera el retrato. Y hoy en día está en el acervo de la Corte de Justicia. Es el único sudamericano que forma parte de ese acervo, compartiendo espacio con obras de [Pablo] Picasso, Rembrandt, [Claude] Monet o Marc Chagall. Si bien Jiménez de Aréchaga era uruguayo, tuvo la posibilidad de decirle a cualquier pintor europeo que hiciera su retrato, y decidió que lo hiciera Montes”.

Montes falleció en 2001, a los 72 años. Y en busca de un mayor reconocimiento es que surge la Fundación Montes, que también tiene características únicas. “Se fundó en el interior del país, en San José. Nosotros decidimos actuar por la verdadera descentralización y no instalarnos en Montevideo, pese a que tuvimos propuestas para hacerlo. Nos decidimos por San José, hablamos con la intendenta [Ana María Bentaberri], le encantó la idea y en este momento estamos refaccionando un edificio para poder tener la sala permanente”. Quedaría pronta antes de fin de año.

La fundación quedó habilitada hace un año, por “todo el papeleo”, pero sus actividades comenzaron antes. “Desde 2018 estamos haciendo muestras por todo el interior del país. Hemos tenido muestras en Piriápolis, Maldonado, Paysandú, Mercedes y más. Y hoy por hoy la fundación planteó un proyecto muy bueno, con el apoyo de la ANEP, el MEC y la Intendencia de San José, para llevar talleres a las escuelas rurales de San José”, explicó Bentancor. “Se va a hacer una pequeña muestra de cuatro o cinco cuadros y se les va a entregar información a los niños que nosotros consideramos que tienen menos posibilidades de venir a la ciudad a ver una muestra de arte y conocer la cultura, que es parte de nuestro patrimonio. Vamos a ir nosotros al campo”.