El 1º de abril de este año, cuando los anglosajones celebraban su Día de los Inocentes y las redes se llenaban de noticias falsas, el diseñador de videojuegos Ron Gilbert escribió en su blog: “Por 18 años este blog ha estado libre del Día de los Inocentes por tratarse de una tradición estúpida. Así que para sacudir las cosas un poco, aprovecho la oportunidad para anunciarles que decidí hacer otro Monkey Island”.

Como el humor siempre fue un elemento fundamental de sus creaciones, la mayoría tomó el comentario de Gilbert como un chiste. Otros, mientras tanto, se armaron de paciencia, ya que un título así puede llevar mucho tiempo de producción. Sin embargo, tres días más tarde, compartió en Twitter “una cosita en la que estuvimos trabajando por los últimos dos años en absoluto secreto”. Se trataba del tráiler de Return to Monkey Island.

La coproducción de Terrible Toybox, Devolver Digital y Lucasfilm Games (heredera de LucasArts) está prometida para este mismo año. Los fanáticos de los duelos de insultos, las competencias de escupitajos y la creación de muñecos vudú para destruir piratas fantasma están de parabienes.

El secreto mejor guardado

Cuando hablamos de Monkey Island, hablamos de una de las sagas más populares del género de las aventuras gráficas, que dominó el panorama de los videojuegos a fines de los 80 y comienzos de los 90. En esta clase de títulos, el usuario debe manejar a un personaje, hacerlo interactuar con el entorno y con otros personajes, de manera de obtener información u objetos que sirvan para resolver acertijos, abrirse camino entre las diferentes pantallas y lograr el objetivo final.

En el caso de Monkey Island, la persona controla a Guybrush Threepwood, aspirante a pirata, que recorre varias islas repletas de misterios, mientras se cruza una y otra vez con el pirata fantasma LeChuck, además de una serie de personajes que se volverían clásicos, como la gobernadora Elaine Marley, el vendedor de botes usados Stan y la calavera parlante endemoniada Murray. En su primera entrega, The Secret of Monkey Island (1990), Threepwood debía completar varias pruebas antes de graduarse como amenaza de los Siete Mares, mientras se enfrentaba a su omnipresente protagonista.

Apenas un año después, llegaría Monkey Island 2: LeChuck's Revenge, para muchos la quintaesencia de lo que debe representar una aventura gráfica. Los gráficos, el ingenio a la hora de resolver los acertijos y ese humor conquistaron a los críticos y al público en general. Como en el anterior, detrás estaba la compañía LucasArts. Gilbert, quien en 1987 había creado otro clásico, Maniac Mansion, apenas participó en la realización de la secuela de este, Day of the Tentacle (1993), y por esa época dejó LucasArts para dedicarse a crear juegos educativos para niños. Pero Threepwood continuaría viajando de isla en isla.

Primero llegaría The Curse of Monkey Island (1997), sin su creador pero con una ambientación gráfica y sonora que volvió a colocarlo entre los referentes del género. En 2000 le tocaría el turno a Escape from Monkey Island, la última aventura gráfica producida por LucasArts, marcando el final de la era de oro de esta clase de títulos. Los gráficos en 3D no terminaron de convencer y hubo que esperar a 2009 para que Telltale Games publicara cinco episodios de Tales of Monkey Island. Fue un éxito para la compañía, aunque cada vez más se extrañaba la mano de Gilbert en cuanto al humor y a la resolución de los acertijos.

Gilbert creó decenas de títulos infantiles en los últimos años, hasta que en 2017 regresó al género que lo volvió mundialmente famoso, y lo hizo de la mejor manera. Thimbleweed Park fue la mejor aventura gráfica lanzada en muchos años, con una trama que homenajeaba a esta clase de historias (y a Twin Peaks), con muchísimo humor y unos gráficos que parecían sacados de los 90, pero remozados para los tiempos que corren. La existencia de este videojuego es lo que más ilusiona a los fanáticos, ya que el maestro de las aventuras gráficas parece no haber perdido su toque.