Todo comenzó en 2019. Erotic Art fue una muestra colectiva que Diana Saravia organizó en su galería con obras de 43 artistas. La exposición no sólo fue un éxito en cuanto a sus participantes: también sorprendió por la cantidad de público que se acercó, lo que se tradujo en ventas significativas. “Descubrimos que había un mercado para eso y que había lugares donde se podían proyectar cosas”, recuerda hoy la galerista.

Con ese antecedente, en 2022 se animó a abrir Club de París, la primera galería de arte erótico de Uruguay, un espacio que consideraba necesario. Si bien entiende que la sociedad uruguaya puede tildarse de pacata, la respuesta que Diana obtuvo desde que abrió la galería fue de interés y se encontró con que hay artistas que tienen más éxito cuando pintan sobre la temática erótica. “Estamos demasiado condicionados, estructurados, yo creo que hay que ser más libres. Los artistas también. ¿Cuánta gente hay que tiene que ocultar lo que hace porque no cree incluso que su familia pueda verlo? Arquitectos que hacen obra erótica y que lo tienen guardado, que trabajan de madrugada, gente que no puede ser libre. Es la forma de expresarse de cada uno”, dice.

La galería inauguró con Manifiesto, una exposición de la artista uruguaya Emiliana Rat, de 27 años, que funciona como un panorama de su particular universo creativo. Aquí el arte erótico toma diversas formas ‒prendas, videos, fotografías, publicaciones‒ y hay lugar para besos apasionados, desfiles en ropa interior, máscaras negras con orejas de conejo y mucho encaje. Diana decidió abrir de manera rupturista: “Voy a cumplir 50 años; lo que me está mostrando ella es algo mucho más abierto, jugado y moderno de lo que vivo y veo. Para otras personas, aun mayores, es necesario mostrar eso. Hay otras formas de vivir, creo que los jóvenes están en otro planteamiento”.

La puerta circular con cartel en neón rojo que invita a ingresar a Club de París ya resulta sugerente. Es imposible no compararla con la entrada del boliche Baires ‒casi idéntica‒, una whiskería que también se encuentra en la calle San José y es parte del mismo edificio. Sin embargo, la galería parece actuar más como su reverso que como su espejo. Aquí, en lugar de la oscuridad y los cuerpos en movimiento, nos encontramos con un espacio rectangular muy iluminado que grita sexo desde las paredes, en las que cuelgan pantallas y fotografías.

Emiliana Rat es la creadora de Sexoenpublico, una marca de ropa erótica con sede en Barcelona, y todo lo que se muestra en la galería parte de allí. Con lo primero que nos topamos al entrar es una amplia imagen que muestra dos lenguas que se confunden en un plano muy cercano. Si bien no vemos genitales ni nada prohibido, la foto es sugerente, con esas lenguas húmedas y resbalosas que se enredan como serpientes.

A su lado hay dos fotografías más, que también ocupan una porción importante de la pared. En una vemos una lengua lamiendo un pie y en la otra, un ojo. La cercanía de la cámara permite detenerse en los detalles y genera una sensación que apunta a estimular los sentidos. La acción de lamer ya tiene su connotación, y el pie sugiere una idea de fetichismo. Vemos cuerpos que se unen, que se tocan, y tenemos la sensación de estar asistiendo a algo íntimo que se amplifica y expone.

El límite entre el acto privado y lo público será la idea rectora de toda la muestra y la frontera que Emiliana intentará borrar. Enmarcada en plateado, vemos la imagen de otro pie, ahora rodeado de brillos perlados y collares de oro y plata. A su lado aparece un video de una chica caminando por el pasillo de un lujoso hotel, envuelta en perlas y con un diminuto bikini. En las manos lleva una cartera blanca de encaje con la forma de una bombacha. El video abre más preguntas que respuestas y genera una sensación de extrañamiento, porque todo parece estar un poco fuera de lugar.

Militar lo diferente

Sobre la pared del fondo una pantalla reproduce un video en tonos de celeste y rosa chicle en el que la artista y su novio, ambos en ropa interior, comen. Observamos cómo la gelatina se deshace entre sus dedos y cómo se llevan distintos alimentos a la boca. Él tiene puestos unos auriculares y oficia de mesa sobre la que se apoya la comida, asumiendo un rol de pasividad. Ella le habla con un susurro.

Aquí el sonido es la clave: la respiración entrecortada, la voz, el ruido de los cubiertos. La artista contó a la diaria que el cortometraje nació de su interés por experimentar con el ASMR (del inglés autonomous sensory meridian response, “respuesta sensorial meridiana autónoma”), que denomina al cosquilleo placentero que sienten algunas personas al escuchar ciertos sonidos o ver determinadas imágenes.

En la muestra también hay lugar para ver las prendas que Emiliana confecciona. Destaca una remera estampada en la que se lee “Fuck heteronormative sex”. No es el único mensaje directo con el que nos cruzamos. Sobre un pedestal encontramos un manifiesto escrito, con frases como “Usa tu sexo como arma de guerra, como forma de protesta”. “Es lo que intento. Militar la libertad sexual, individual y colectiva, la libertad de género, la desestigmatización de todas las sexualidades. Sobre todo, militar el respeto y la tolerancia a lo que es diferente, no está tan visto o es más tabú”, dice Emiliana.

Ya desde el nombre de su marca, Sexoenpublico, Emiliana ha luchado contra la censura y la malinterpretación de su propuesta. “Respeto y tolerancia a lo diferente siempre y cuando no estés dañando ni haciéndole mal a nadie”, aclara. Y en ese sentido, agrega: “El otro día me hicieron una entrevista, la publicaron en Facebook y al leer los comentarios me quedó claro que la gente no tiene idea de sexualidad, incluso de la suya. Lo ven como una falta de respeto, cuando en realidad yo no le estoy faltando el respeto a nadie”.

La muestra Manifiesto se puede visitar hasta mediados de julio en Club de París (San José 876).