Una famosa frase que critica cómo se invisibiliza a la figura femenina dice que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Pero la historia nos ha enseñado que en innumerables ocasiones ella es la que va delante, o, como ocurrió en un caso que involucra a nuestro país, la mujer y el hombre iban uno al costado del otro, incluso en el campo de batalla.

Hace poco más de 200 años, en Brasil, nació Ana Maria de Jesus Ribeiro, quien luego sería conocida como Anita Garibaldi. Durante mucho tiempo se la mantuvo a la sombra de su segundo esposo, Giuseppe Garibaldi, pero una docuficción que se estuvo filmando en nuestro país busca devolverle la palabra a ella para que cuente su versión.

Precisamente, el director de La versión de Anita, Luca Criscenti, conversó con la diaria junto a la directora de producción Florencia Santucho, que ofició de traductora. Criscenti explicó lo que busca con su película, que se estrenará en el último trimestre del año en la televisión italiana.

“Anita fue víctima de la gran popularidad de Garibaldi. Hoy en día, si ponés su nombre en el buscador de internet, lo primero que encontrás es que fue su esposa”, reflexionó. “La idea es dar vuelta este punto de vista, mostrando a Anita como un personaje interesante e importante, independientemente de la figura de su marido”.

Lo que surge en esta revisión histórica es “una figura de mujer combativa, con una personalidad fuerte y totalmente autónoma en la manera de pensar. Una mujer capaz de enfrentarse a las convenciones de su tiempo, rechazando al marido que le habían impuesto a los 14 años. Una mujer que eligió la libertad, más allá de las convenciones de la época, y también eligió la libertad fuera de las fronteras”.

“Nuestro film se llama La versión de Anita porque vamos a contar, por primera vez, cómo era su figura independientemente de cómo fue contada”, agregó el director. En ese relato histórico hubo varias manos involucradas. “A fines del 1800 y comienzos del 1900, cuando Garibaldi deja de ser considerado un bandido y se convierte en padre de la patria, se normaliza la figura de Anita y para la historia se vuelve una mujer buena, una buena madre, un ama de casa”.

El fascismo también intentó manipular la figura de la pareja. “Anita contradice todo lo que el fascismo propone. Era una mujer autónoma, libre, que desafiaba las convenciones. Una combatiente, cuando el fascismo decía que las mujeres debían permanecer en la casa cuidando los hijos. Una internacionalista, cuando el fascismo es un régimen hipernacionalista”.

“[Benito] Mussolini tenía la necesidad de apropiarse de la figura de Anita, porque el fascismo se consideraba heredero de la tradición garibaldina de forma arbitraria. Pero Garibaldi era tan popular, que Mussolini no podía estar a la par. Entonces, la figura de Anita al lado de Garibaldi servía para mostrar que Garibaldi necesitaba una mujer a su lado, pero Mussolini no”.

Anita y Giuseppe vivieron muchos años en nuestro país, donde intercalaron momentos de vida familiar con intervenciones en conflictos militares. “Uruguay es importantísimo en la vida de la pareja. Es el país en donde pasaron más tiempo juntos, el país en el que nacieron tres de sus cuatro hijos y donde una de sus hijas murió. El país donde, gracias a la presencia fuerte de italianos, y en particular, de mazzinianos, comienza a forjarse el mito de Garibaldi como héroe de dos mundos”.

“Cuando Garibaldi deja Italia y escapa a Brasil porque es condenado a muerte, no era nada conocido. Cuando vuelve, después de Uruguay y de la guerra entre blancos y colorados, incluyendo la Batalla de San Antonio en Salto, ya es una figura mítica”, recordó Criscenti. “Montevideo también es la ciudad en donde se creó la imagen de Anita como ama de casa. Que seguramente era cierto en parte, porque tuvo cuatro hijos, pero ella también participó, por ejemplo, en la batalla de Salto”.

La pareja vivió un período muy feliz en la capital, con la conclusión dramática de la muerte de la hija de ambos. “Al final, es la ciudad por donde Anita deja el continente. Ella tuvo un gran coraje: imaginemos a una joven que tenía 18 años cuando conoce a Garibaldi, 25 o 26 cuando deja Montevideo. Capaz de dejarlo todo para combatir y seguir al hombre que realmente ama”.

La versión de Anita mezcla momentos documentales, como la palabra de historiadores que dan información detallada de su vida, con ella misma recorriendo en el presente los sitios más importantes en los que estuvo y descubriendo cómo fue representada en estos dos siglos. “La intención es mostrar una figura diferente a la que se le otorgó desde el punto de vista histórico, sobre todo de parte de hombres. La historia casi siempre fue contada por hombres y ella nunca tuvo una voz propia”.