Ser un superhéroe o una superheroína es una papa. Es cierto que cada 15 minutos un robot asesino o un supervillano con ansias de conquista mundial aparece en el medio de la avenida principal. También es cierto que la mayoría de los paladines carece de una muy necesaria cobertura de salud, y que las circunstancias económicas han llevado a más de uno a vender fotos de sí mismo o a escribir notas periodísticas sobre sus propias hazañas. Pero todo eso vale la pena a cambio de la inmortalidad.

En algunos casos, como el del (convenientemente) llamado Hombre Inmortal, la inmortalidad es un superpoder en sí mismo, ya que este personaje resucita con un poder diferente cada vez que lo matan. Para la mayoría de sus colegas, mientras tanto, la inmortalidad es virtual. Superman murió después de trenzarse a golpes con Doomsday para salvar a Metrópolis. Flash murió salvando al universo. Linterna Verde se sacrificó para salvar al Sistema Solar. Todos ellos volvieron, más tarde o más temprano, debido a la pasión de los lectores o a la argucia de los creadores, que encuentran formas creativas de hacerlos regresar.

El resto de nosotros, sin embargo, seguimos atados a las leyes de la naturaleza. Y los lectores de historietas de superhéroes hemos tenido un año bastante duro en lo que refiere a la mortalidad de sus creadores. En lo que va de 2022 hemos despedido a cuatro figuras notables, entre guionistas y dibujantes, del universo de los superseres buenos y malos que se enfrentan (y se enfrentarán) hasta el fin de los tiempos.

El 28 de abril falleció Neal Adams (1941-2022), un dibujante que revolucionó las aventuras de Batman en los años 70. Cuando todavía se sentían los coletazos pop de la serie televisiva con Adam West y Burt Ward, con guiones de Dennis O’Neil le devolvieron oscuridad al hombre murciélago e introdujeron personajes que se convertirían en clásicos, como Ra’s al Ghul y Man-Bat. Esa misma dupla creativa fue responsable del arco de Linterna Verde y Flecha Verde en el que ambos héroes recorrían Estados Unidos, con temáticas como el racismo y el consumo de drogas. Adams, fuera de las mesas de dibujo, fue un luchador incansable por los derechos de autor en la industria.

Pocos días más tarde, el 6 de mayo, murió George Pérez (1954-2022). Otro dibujante icónico, cuyo estilo y su paciencia lo volvieron el artista más buscado en obras que incluían a decenas de superhéroes, como The New Teen Titans o Crisis en Tierras Infinitas (ambas con guiones de Marv Wolfman) y JLA/Avengers junto a Kurt Busiek. Su carrera de décadas también lo había convertido en uno de los creadores más queridos de la industria, y desde que anunció que tenía cáncer terminal, en diciembre del año pasado, no dejó de recibir señales de cariño.

El 16 de junio falleció el artista Tim Sale (1956-2022). Si los dos dibujantes de los ejemplos anteriores perfeccionaron el dibujo más típico del cómic de superhéroes, Sale le dio una impronta muy personal. Junto al guionista Jeph Loeb creó Batman: el largo Halloween, una de las historias más populares del personaje, que fue adaptada a la animación y citada por Matt Reeves como una de las principales inspiraciones de su película Batman.

Finalmente, el 20 de julio murió el guionista Alan Grant (1949-2022). Parte de la “invasión inglesa” de guionistas que revitalizó las historietas estadounidenses en los años 80 y 90, llegó a la serie de Batman junto al dibujante Norm Breyfogle para introducir a nuevos villanos como el Ventrílocuo o Ratcatcher. La dupla fue tan popular que con el aumento de popularidad del encapotado comenzaron un nuevo título, Batman: Shadow of the Bat, en el que aparecerían por primera vez personajes como Mr. Zsasz y Jeremiah Arkham, encargado del asilo con puerta giratoria que recibe a los criminales de Ciudad Gótica.

El otro título superheroico en el que Grant dejó una fuerte huella fue Lobo, sobre el cazarrecompensas extraterrestre epónimo. Lobo fue, para aquellos que entendieron el chiste, la exageración del antihéroe violento que se popularizó en los 90, primero con la llegada de la editorial Image y luego por los intentos de Marvel y DC Comics de imitarla. Lobo, asesino a sueldo con poderes de regeneración a prueba de los peores males, tenía un look muy particular: chaleco de cuero, cadenas, cigarro interminable y una moto con la que recorría el espacio. Grant, que había sido guionista de otra parodia del autoritarismo como Juez Dredd, estuvo a cargo de la serie entre 1993 y 1999.

Grant, autoproclamado primero anarquista y luego integrante del movimiento filosófico Neo-Tech, al que veía como una interpretación modernizada del objetivismo, creó un personaje para DC Comics llamado (justamente) Anarchy, en cuyas historias expresó su pensamiento.

El mundo de las historietas de superhéroes tiene sucesores, así como Superman, Flash y Linterna Verde fueron suplantados en sus ausencias. Pero no habrá reseteo que nos devuelva a estos cuatro talentos, y el universo, o todos los universos, son un poco menos coloridos debido a eso.