La conversación sobre su libro de cuentos Gravedad cero terminó derivando en una frase que resonó alrededor del mundo. Entrevistado por Xavi Ayén para el periódico español La Vanguardia, el escritor, guionista y director Woody Allen, de 86 años, coqueteó con la idea de su retiro, lo suficiente como para que muchos medios lo convirtieran en afirmación tajante.

A propósito de un personaje de sus cuentos que tiene una memoria prodigiosa, el periodista le preguntó si escribirá más memorias. “No sé si escribiré más memorias, creo que no. Mi próxima película será la número 50, creo que es un buen momento para detenerse. Mi idea, en principio, es no hacer más cine y centrarme en escribir estos cuentos y, bueno, ahora estoy pensando más bien en una novela, que sería mi primera novela”, dijo.

“Imagino que tendrá mucho humor, porque eso es lo que me surge de forma natural. Pero, si tuviera una idea muy seria, no dudaría en hacer lo mismo que hice en algunas de mis películas, las llamadas serias”, agregó. Reveló que su película número 50, titulada Wasp 22, será en París, “parecida a Match Point”, su película estrenada en 2005: “emocionante, dramática y además siniestra”.

La charla había pasado antes por las diferencias entre escribir un libro y escribir un guion de cine. “Lo que escribes para una película es más flojo, sinceramente, son muchos diálogos y las meras acotaciones de las escenas, cambia todo el tiempo y no lo trabajas tanto”. Según Allen, el actor añade sus ideas y también se cambia según el impulso del momento. “En cambio, en literatura tienes que ser muy exigente y preciso. Pasas largos períodos de tiempo pensando en una sola palabra o una frase, durante varias horas, tratando de descubrir cómo hacer funcionar aquella oración”.

“En el cine me puedo limitar a escribir ‘¡Hola! ¿Puedo pasar?’ y luego, a través del maquillaje, el vestuario y la conversación con los actores, guiándolos en la entonación, en el movimiento, ya llenaremos de sentido y connotaciones ese saludo. Pero en el libro tengo que hacerlo sólo con lo que escribo. ¡El cine es mucho más fácil!”.

Por último, también comparó las dificultades para hacer humor en ambos medios, y dijo que en el cine es más difícil porque el público espera que lo hagan reír. “Si no ríen, se sienten aburridos y estafados”, explicó. “El lector de un libro está solo, en su casa, relajado en el sillón, no en un acto social. Lee y a veces encuentra algo divertido, pero no tiene la necesidad de reírse a carcajadas, como la audiencia del cine. El lector puede simplemente sonreír o apreciar algún detalle que le remueva algo”.

Allen ya se había referido a su retiro en una charla de Instagram con Alec Baldwin, afirmando que “probablemente” haría sólo una película más, ya que había perdido la emoción a la hora de filmar. “Cuando empecé, hacías una película y estaba en las salas de cine de todo el país. Ahora hacés una película, y está un par de semanas en una sala de cine, tal vez cuatro semanas, y luego pasa directamente al streaming, o al pay-per-view. A la gente le encanta sentarse en sus casas a mirar sus pantallas grandes, y tienen buen sonido y una imagen clara. No es lo mismo que cuando empecé en el negocio del cine. Y entonces no es tan disfrutable para mí”.

También es cierto que en los últimos tiempos el resurgimiento de los alegatos de abuso sexual hacia su hija Dylan Farrow lo convirtió en un paria para gran parte de la industria del entretenimiento. En 2019 Amazon Studios canceló un acuerdo por cuatro películas por 68 millones de dólares, y sus memorias, tituladas A propósito de nada, debieron cambiar de editorial luego de que Grand Central Publishing, división de Hachette Book Group, anunciara la cancelación del libro. Allí describía a Mia Farrow como “una desequilibrada, manipuladora y mentirosa maltratadora de niños”.

Dos años más tarde, HBO estrenó la miniserie documental Allen vs. Farrow, que incluye el testimonio de Dylan. El propio Allen respondió a este lanzamiento con un comunicado en el que afirmaba que tanto él como su esposa Sun-Yi fueron contactados con “apenas unos días” para responder el contenido del documental, aunque los productores afirman que los llamados comenzaron en 2018.

“Como se sabe desde hace décadas, estas acusaciones son categóricamente falsas. Distintas organizaciones las investigaron en su momento y descubrieron que, independientemente de lo que le hayan hecho creer a Dylan Farrow, nunca se produjo ningún abuso”, agregó. “Si bien esta pieza de mala calidad puede llamar la atención, no cambia los hechos”.