La entrega de los premios Latin Grammy se realizó por primera vez fuera de territorio estadounidense. Fue en el Palacio de Congresos y Exposiciones de la ciudad de Sevilla, en España. La noche que reconoce a lo mejor de la música latina tuvo a cuatro artistas como grandes ganadores: Shakira, Karol G, Natalia Lafourcade y Bizarrap se llevaron tres premios cada uno.
Precisamente, el productor argentino Bizarrap se quedó con el trofeo en forma de gramófono a Mejor canción urbana por su colaboración con Quevedo en “Music Session vol. 52”, y Mejor canción pop y Mejor canción del año por su colaboración con Shakira en “Music Session vol. 53”.
Gonzalo Conde, o Bizarrap, partía como el artista de la vecina orilla con más nominaciones. Y protagonizó también uno de los momentos más recordados de la gala, cuando se ubicó en una cabina en medio del escenario y realizó un medley con destacadas figuras invitadas.
Comenzó su coterráneo, el rapero Milo J, con la última sesión, la 57. En ese tramo apareció la murga uruguaya Agarrate Catalina, para pasar a un momento tanguero con el Quinteto Astor Piazzolla y la voz de Ariel Ardit versionando la sesión 52. A continuación, la mismísima Shakira bailó compases arrabaleros y la aparición de un cuerpo de bailarines dio el pie para que la cantante interpretara la sesión 53, la canción por la que triunfó esa noche.
Los seguidores de la Catalina sabían desde hacía varios días que algo especial se venía, por las palabras de Yamandú Cardozo desde el Aeropuerto Internacional de Carrasco que fueron publicadas en las redes sociales de la murga. “Nos vamos a hacer un cruce y una colaboración súper interesante, que estoy seguro de que les va a sorprender. La Catalina va a cantar con... Atenti que en un ratito, más novedades”. La publicación siguiente fue el video de la actuación.
Agarrate Catalina se presentará los días 24 y 25 de noviembre en el teatro Solís junto a León Gieco, con entradas en venta a través de Tickantel. En la gacetilla dicen de la agrupación: “Con el humor como centro, con la ironía filosa como herramienta, con su potencia musical como puente, con su colorido discurso estético como invitación, y el encuentro como brújula, motor y destino, la Catalina, sin descuidar el cimiento profundamente uruguayo de sus espectáculos, está perfectamente adaptada a la realidad sociopolítica mundial y nos promete que nadie que se anime a acompañar sus presentaciones se sentirá indiferente a sus caricaturas irreverentes y satíricas, desde que se levanta hasta que se baja el telón”.