Hace pocos días, la plataforma argentina UN3TV agregó a su canal de YouTube los siete episodios de No hay nadie, comedia uruguaya de sketches unitarios que abordan situaciones cotidianas con humor absurdo y (en palabras de sus creadores) existencial.

Cada uno de los episodios, de entre cuatro y 13 minutos, cuenta una pequeña historia, que puede estar ambientada en un consultorio psicológico, una carnicería, la sala de un cine o los autitos chocadores del Parque Rodó. Cada situación suele partir de un chiste básico, pero continúa construyendo su pequeño universo después de sacárselo de encima.

Detrás de los guiones y la dirección está Joaquín Bravo, quien comenzó escribiendo historias hasta que se dio cuenta de que quería tener el control de lo que había imaginado. “Era un rol que me gusta mucho, porque en la comedia está muy de la mano; que suceda depende mucho de la actuación, y si la actuación no llega a esa intención, queda a mitad de camino. Entonces le agarré el gusto a la dirección también”, cuenta en conversación con la diaria.

“En el ámbito académico hacíamos formatos cortos, o sea que tenía el hábito de hacer cosas de esa duración. Tenía la idea de hacer una serie entre sketches y cortometrajes, y le comenté a Valentina Britos, que es actriz y dramaturga. Ella llamó a Pablo Berocay, que es músico y que también le copaba participar en un proyecto así. En 2019 nos empezamos a juntar y a tirar ideas”, agrega.

Comenzó el desarrollo de ideas, obligado por las fechas límite de las presentaciones a fondos. “Quedaban dos días para presentar y medio entredormido me imaginaba posibles guiones y me despertaba y los escribía. Suelo crear de esa manera, bajo presión”, recuerda Bravo. Asoció su productora Puré Visual con Básico Producciones y el proyecto fue tomando una forma más sólida. Comenzaron a rodar en noviembre de 2020, con todas las dificultades de la pandemia, y estrenaron justo tres años después.

Desde el comienzo Bravo tenía en mente la posibilidad de que la serie estuviera en UN3TV. “La duración de los capítulos no era para una plataforma convencional ni para tele; era la posibilidad que teníamos de hacer algo corto. Y yo había pensado que el lugar era ese. En el proceso, en algún momento, les mandamos una carpeta a ellos que quedó perdida por ahí. Les volvimos a mandar, y al tiempo llegó un mail para tener una reunión con ellos”. Además de la difusión, hicieron la posproducción de sonido. “Hicieron un buen laburo”, dice Bravo.

“Ganancias económicas reales, con visualizaciones, es muy difícil. No sé si alguna serie de UN3TV las tiene. Tampoco tenemos una cláusula con ellos de que la serie tenga que quedarse ahí para siempre, sí durante un tiempo. Pero estamos abiertos a que alguien se interese como para hacer una segunda temporada del mismo tono y financiarlo. Ahora viene la etapa de ver cómo lo podemos seguir haciendo”, explica. “Necesitamos que sea viable para seguir haciéndolo. El proyecto fue una patriada tremenda, porque si bien Montevideo Filma nos dio algo de plata, fue mucha inversión y laburo puesto por nosotros”.

En No hay nadie conviven una pareja que decide encargar un hijo a un servicio de delivery, otra que discute en los autitos chocadores mientras su hijo juega con el celular, un joven que quiere comprar las cortinas de sus sueños y un noticiero de televisión delirante. “La serie tiene algo, sobre todo algunos capítulos, de construcción de personajes. Como que lo que sucede es consecuencia de esa construcción. Y hablamos de temas que nos interpelan y nos interesan como las terapias alternativas, la indecisión, los vínculos de pareja o la paternidad. Inventamos el término humor existencial para definir el tono, que si bien es comedia y es humor, son temas que dejan preguntas abiertas”.

Otro elemento característico es que las acciones suelen estar protagonizadas por personas que parecen tener una pata en la juventud y otra en la vida adulta. Es decir, se trata de esa generación que cada vez tarda más en independizarse (por los motivos más diversos) y cuyas acciones combinan elementos infantiles o juveniles con las responsabilidades del mundo adulto.

Foto del artículo 'No hay nadie: la serie uruguaya que hace humor desde una plataforma argentina'

“No me había dado cuenta de que era así”, confiesa Bravo. “Sí noto que todos los personajes tienen una cosa tierna, como que no dejan de ser niños y en algún momento quedan vulnerables, ese sí es un denominador común. No fue una búsqueda, me parece que se coló desde un lugar más inconsciente”.

Bravo también habla de cierta necesidad de sacarse de arriba el gag central de cada situación para poder continuar contando cosas. “Hay capítulos que surgen como un juego de palabras, como ‘Verdad a medias’. Antes de ponerme a escribir, mi duda era cómo desarrollarlo para que funcionara durante diez minutos. Y me sorprendió lo naturalmente que fluía una vez que eso ya estaba saldado, que ves que están de medias. Lo que pasa es que el disparador, la idea principal, genera una situación de absurdo, que todo lo que generes a partir de eso ya va a ser mucho más gracioso. El chistecito te invita a jugar, y resulta mucho más fácil jugar cuando ya entendiste el tono”.

Apenas quedaron un par de ideas afuera, pero todas habían sido concebidas para ser “realizables”, según sus propias palabras. “La idea era que cada capítulo fuera en una sola locación y con un solo día de rodaje; fue así hasta los últimos capítulos, que tuvimos que hacerlo en dos días. Creo que ya tengo una censura adherida, tipo ‘No, esto hoy no se puede hacer’. Lo pienso desde un lugar del que se pueda realizar. Tenía otras ideas que iban por otro lado, que ni las traje a este proyecto. Me ponía a escribir y pensaba: ‘¿Esto lo podemos hacer en un día, en un lugar?’”.

Además de los valores de producción, en No hay nadie se destacan las actuaciones, algo que queda en el debe en muchas realizaciones humorísticas de la región. “Eso fue un laburo minucioso que hicimos con Vale Britos, que fue la directora de actores. Tuvimos varios ensayos en cada capítulo, yo soy bastante obsesivo con la actuación, con cómo se dicen las cosas, hasta con algunas palabras. El humor o la comedia son muy del ritmo, y una palabra puede que funcione mejor que otra por fonética. Hicimos un laburo que estuvo bueno, y los actores fueron unos cracks”.

“No hicimos un llamado abierto para que viniera el actor que quisiera, sino que llamamos a gente de la vuelta que conocíamos”, cuenta. “En algunos capítulos sabíamos que era ‘ella’ o ‘él’ y llamábamos a gente que sabíamos que podía funcionar. Y a medida que filmábamos nos dábamos cuenta de que tal persona estaba en este código y volvía para otro. Pilar Roselló fue una de las personas con las que más me pasó de decir: ‘Está clavada en el código y le sale bárbaro’, y por eso la llamamos para varios capítulos”.

Para esto suele necesitarse una dirección rígida que limite la improvisación de quienes interpretan los textos, algo que Bravo adoptó. “Me tuve que poner en ese plan de rigidez varias veces. Sobre todo por mi manera de escribir y porque yo lo pienso mucho en el montaje. Porque vengo de ahí, de formarme como montajista, y es un relojito eso. Entonces fui bastante estricto con eso, con las palabras y cómo se dicen. Hubo muy poca improvisación”.

Una conversación sobre humor debe incluir un segmento sobre las influencias, y esta no fue la excepción. “Mis referencias más claras hoy son la nueva camada de humor argentino de Buenos Aires, sobre todo Martín Piroyansky, Santiago Korovsky, Martín Garabal. Todos ellos tienen series en UN3TV; las primeras de Piroyansky fueron ahí. Esa es mi referencia contemporánea más clara, y Garabal hace la locución de ‘Autos y Motos’, lo cual es un lujo”.

“Si tengo que ir a lo primario, me parece que Los Simpson formaron mucho mi sentido del humor. Era muy fanático de niño, y de grande fui entendiendo más las capas”. No en vano la serie funciona en varios niveles, como al ser golpeado en la ingle por una pelota. “Hay algo de cómo funcionan los capítulos de Los Simpson en lo narrativo, en que algo dispara otra cosa que es un disparate y después baja, además de la ironía y los personajes, que creo que mamé mucho de ahí. De hecho, que a nuestra serie le haya ido bien en festivales de Estados Unidos –que para mí fue una sorpresa– puede tener que ver con eso”.

Otra serie de referencia es The Office. “Volví a verla y me encanta. Tiene un humor muy absurdo, y sobre todo me encanta en términos de diseño de producción, de que todo esté en un lugar, con personajes muy marcados, un tono muy marcado, y todo fluye. En un próximo proyecto me gustaría llegar a una síntesis así: algo fácil, sin tanta burocracia de producción, con el tono y los personajes claros. Me coparía poder hacer una sitcom montevideana, digamos, agarrar a un personaje de esta primera temporada y usar ese dispositivo de que sea en pocos lugares. Sobre todo porque filmar es engorroso, lleva tiempo y si filmás en mil lugares es un montón. A mí me interesa darle mucha bola a la actuación y al guion”.

Bravo confiesa que le gustaría apostar a fondos locales para seguir con la serie: “Está la idea de hacer una segunda temporada en este formato, pero la idea que más me seduce es poder hacer algo un poquito más adaptado al mercado, con capítulos un poquito más largos, y que no sean capítulos unitarios sino que sean continuados.

Sí hay premios

El programa ya circuló por festivales nacionales como Filmcito o Detour, además de internacionales en rincones tan distintos como Río de Janeiro, Sídney o Lima. Además de varias participaciones, obtuvo premios a la Mejor Idea Original en Apulia (Italia), Mejor Dirección en Connecticut (Estados Unidos), y acaba de obtener el mayor galardón en Bilbao SeriesLand, festival de series web en donde competía con treinta títulos de todo el mundo y se llevó el premio a Mejor Serie.

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