Una fina capa de arena en el arrabal. O una farola plantada en la orilla del mar. Parece una combinación extraña, pero es la atmósfera que se creará en el Teatro Solís este martes desde las 21.00, con la presentación de Tango Caribe. Este espectáculo de la Banda Sinfónica mostrará la manera caribeña de intimar con el tango, con el maestro Alberto Vergara como director invitado y las voces de Lu Ferreira y Marcelo Rodríguez.

Precisamente, estas tres piezas del espectáculo conversaron con la diaria sobre fusiones y purismos, nostalgia y jolgorio. Y sobre lo bien que nos suelen hacer los cambios, cuando no son impuestos. Pero empecemos por el comienzo. Para Vergara, venezolano radicado en Uruguay, Tango Caribe refleja “cómo el Caribe asimiló el tango a través de sus propios ritmos y sus propios acentos. A partir de eso, hay una cantidad de artistas y cantantes famosos que han reinterpretado el tango desde el punto de vista de la música caribeña, y eso es lo que quiero compartir en este espectáculo, ya que forma parte de cómo conocí yo muchos de estos tangos”.

“Tenemos la fortuna de que en el repertorio hay diferentes épocas, desde que comienza este jugueteo, este enamoramiento entre el Caribe y el tango, hasta los ejemplos más recientes. Esa idea es la que queremos compartir en este evento: esa conexión de la melancolía con el baile alegre, sacarle la risa al momento triste, y compartir eso para que se expanda la idea de sacarle una risa a las lágrimas”. Del repertorio se busca amplitud de épocas, de estilos, de fuerzas y de comunicación.

Con respecto al desafío de salir al escenario como parte de un equipo tan grande, Vergara dijo: “Forma parte del trabajo mío de director, de ensamblar diferentes filas o ensambles musicales para llegar a un propósito, y llegar a afinar cada uno. Forma parte del trabajo que vengo haciendo y la experiencia me ha dado la oportunidad de compartir con estos músicos y de llevarlos a que se homogeneicen en un sonido”.

Lu Ferreira sumó su opinión sobre el desafío que significa esta unión de géneros. “Es un desafío, pero es un desafío que se disfruta. Por lo menos en mi caso, que esa fusión de Tango y Caribe son dos universos que están habilitados en mí, pero no los visito todo el tiempo. Es un desafío, pero me gustan los desafíos, y más a nivel artístico. Porque te hacen, te nutren como artista, y en mi caso, además, cantar con una banda sinfónica, con la cantidad de personas que implica, me encanta”.

Sobre el equilibrio entre responsabilidad y jolgorio, la cantante dijo que para eso están los ensayos. “Porque vas integrando cositas; primero la estructura de la canción, la armonía, la melodía, las partes, la letra. Después, al segundo ensayo, empezás a ponerle un poco más de onda y empezás a conectar con la emoción. Me es muy fácil conectar con la emoción, porque soy una intérprete bastante intensa. Y la mente, en mi caso trato de que no esté tan presente”.

Rodríguez tocó el tema de los puristas, que existen en el tango como en casi cualquier género. “Que los puristas escuchen una versión de ‘Cuesta abajo’ en tiempo de salsa y ver cómo se desacomodan es lindo. Y también es lindo entrar en un universo diferente y tratar de transmitir nuestro arte. Lu hace ‘Caminito’ en tiempo de merengue y está buenísimo. Claro que te invita a bailar, pero si escuchás la letra te va frenando, porque tiene una nostalgia tremenda pese a tener un ritmo que te lleva”.

“Todas las sociedades le tienen miedo al cambio. Porque nos saca de nuestra zona de confort. Y la música, que es un vector vital de cambio, de crecimiento... y a veces de involución... te desacomoda”, agregó. Y eso llevó a hablar de otras fusiones, más poblacionales. “Los hermanos venezolanos, cubanos, dominicanos, peruanos, que han llegado al Uruguay, lo enaltecen. Si vamos a la base del Uruguay, eran familias canarias que llegaron y había charrúas. Después vinimos los negros, y se fue fusionando la cultura. Nos fuimos hermanando y nos fuimos mezclando, y eso me parece más que interesante, porque todos aprendemos de todos y hacemos evolucionar a la sociedad. Romper el paradigma de las fusiones, de que seamos multirraciales, multiculturales... es el mundo, es la vida misma”.

A la presentación en el teatro le seguirán otras tres por los barrios (ver detalle), algo que al maestro Vergara lo entusiasma muchísimo. “Tocar en el Solís es un sueño encantador; cada vez que vengo es extraordinario. Y a eso se suma el plus que tenemos cuando salimos a la calle. El contacto más cercano con el público y la posibilidad de que la invitación a participar del espectáculo sea más real, más tangible. No todos pueden, ni quieren, ni saben que pueden venir al Solís. Entonces vamos a llevar el espectáculo a diferentes sitios, para que más gente lo pueda ver, porque así más gente lo conoce, se entusiasma y es más fácil la fusión o la adaptación o la aceptación. Mientras más lo conocen, más cercano se hace”.

Tango Caribe. Martes 14 a las 21.00 en el Teatro Solís. Entradas en venta en Tickantel, locales de cobranza y boletería del teatro. Miércoles 15 a las 20.00 en el Parque de la Amistad (Espacio Villa Dolores, Av. Rivera 3245), jueves 16 a las 20.00 en la Plaza Líber Seregni (Martín C. Martínez y E. Víctor Haedo) y viernes 17 a las 20.00 en el Jardín Botánico (19 de Abril 1811 y Valdense), con entrada libre.