El festival de Cosquín –a secas– es un clásico evento de música folclórica que se hace desde la década de los 60 en la homónima ciudad ubicada en la provincia de Córdoba, Argentina. En 2001, en el mismo lugar, nació el Cosquín Rock, focalizado en ese género, y con las sucesivas ediciones se convirtió en uno de los eventos de rock más populares del país vecino. Es así que desde hace años se transformó en una marca, extendiéndose a varios países, incluido el nuestro: desde el viernes el Cosquín Rock tiene su edición uruguaya en la Rural del Prado.

El evento cuenta con varios escenarios y la friolera de más de 40 bandas y músicos –nacionales e internacionales–. En la primera fecha del viernes se presentaron Marilina Bertoldi, Ciro y Los Persas, Trotsky Vengarán, Eli Almic, La Vela Puerca, Skay y Los Fakires, entre otros. Y el sábado harán de las suyas Milongas Extremas, Julieta Venegas, No Te Va Gustar, Divididos, Conociendo Rusia, Agarrate Catalina junto con León Gieco, Rey Toro y mucho más.

Parte de Traidores

Juan Casanova se presenta el sábado con su banda, a las 19.10. Para el cantante, la Rural del Prado es un territorio más que conocido, ya que en noviembre de 1986 tocó allí junto con su primer grupo, Traidores, en la primera edición del festival Montevideo Rock. Casanova recuerda que fue “muy precario en cuanto a la parte técnica”, dado que ese tipo de evento en aquella época era muy “sui generis”, y hoy ya son festivales mucho más profesionales y completos. “La verdad es que me da mucha satisfacción haber logrado llegar hasta este punto, seguir jugando este partido y poder disfrutar. Voy al Cosquín Rock a disfrutar, justamente, de poder tocar en condiciones óptimas, donde todo funciona bien y realmente se puede disfrutar de estar interpretando y tocando. Eso es un enorme plus. La idea es que sea una fiesta para nosotros, y seguro va a contagiar a la gente que nos vaya a ver”, dice Casanova.

El último disco del músico es Poesía de guerra, editado en 2022 –homónimo del espectáculo que lleva adelante desde hace más de 20 años–, con 14 canciones que representan un compendio de lo más relevante de su obra. El disco cuenta con la participación de varios músicos invitados, como el tecladista Luciano Supervielle y el guitarrista Guzmán Mendaro.

Casanova subraya que es un álbum particular porque incluye versiones “muy caprichosas” de canciones que ayudó a componer. Por ejemplo, una versión íntima, profunda y sentida, a puro piano, de “Flores en mi tumba”, himno de Traidores, así como la interpretación acústica –y menos filosa– de “Radio Babilonia”, otra gran canción, también de su antigua banda.

Bandalos Chinos, el 21 de abril, en Cosquín Rock, en la Rural del Prado de Montevideo.

Bandalos Chinos, el 21 de abril, en Cosquín Rock, en la Rural del Prado de Montevideo.

Foto: Santiago Mazzarovich, adhocfotos

Para su presentación en el Cosquín, Casanova preparó un repertorio “más rockero, más crudo y menos sofisticado, más apropiado para la ocasión”. Así las cosas, tocará con una típica formación de rock: bajo, guitarras, batería y voz. En el repertorio habrá de todo un poco, como canciones de Assimo, su última banda, que son “poco conocidas” pero le gustan mucho, y también se despachará con varias clásicas, en versiones tradicionales, y para eso preparó “una sorpresita, que todo el mundo se imagina” cuál será... (quizás, algun ex Traidores como invitado muy especial).

Cuando Traidores se presentó en el Montevideo Rock de 1986, acababa de publicar su disco debut, Montevideo agoniza, estandarte del rock posdictadura, que captura como pocos el espíritu de descontento juvenil de la época y que no estuvo exento de polémica dentro del statu quo. Como se sabe, varias de las canciones que pensaban incluir en el álbum no pudieron ver la luz por una censura que nunca quedó claro de quién fue –quizás una “autoprotección” del sello Orfeo o una orden de otro lado–, empezando por la que le daba el nombre el disco. Una de las que quedaron afuera –que luego fue publicada en la edición en CD, en 2007–, pero que solían tocar –y mucho– en vivo era la muy punk y más nihilista “Viviendo en Uruguay”. Casanova cantaba: “Estoy viviendo en un lugar / donde el reloj se ha detenido, / donde la gente ya no crece, / donde cada vez hay más vendidos. / Estoy viviendo en un sueño, / esa dulce pesadilla, / corremos sin movernos / huimos y no hay salida”.

El cantante dice que es “increíble” lo que sucede con algunas de esas viejas canciones, ya que impregnaron a varias generaciones y hoy hay gente que las sigue pidiendo para escucharlas en vivo. Casanova subraya que el disco Montevideo agoniza “dice mucho desde el título, en el sentido de que en Uruguay, lamentablemente, parece que no vivís”, y que los problemas que enfrentaban los jóvenes de aquel entonces “son los mismos que enfrentan los jóvenes de hoy y la sociedad toda”.

“En un momento, a lo largo de estas décadas, pareció que íbamos a poder mejorar y salir adelante, y que estaba todo encaminado para un crecimiento de la sociedad y un cambio importante, pero la realidad demuestra que no es así. Entonces, esto redunda en que muchas de las canciones que hace 37 años tocábamos en el primer Montevideo Rock, en el mismo predio, siguen teniendo tremenda vigencia hoy”, remarca.

Además, el cantante recuerda que en aquel festival pudo compartir escenario “con verdaderos grandes, no sólo de Uruguay sino de toda América”; de hecho, en el toque de hoy hará un homenaje a los brasileños de Legião Urbana, que participaron en aquel Montevideo Rock legendario.

Pensando en el futuro, Casanova está componiendo canciones, grabando de a poco para tratar de sacar cosas nuevas, así que en su presentación en el Cosquín estrenará alguna. Este año tiene planeado lanzar algunas en el marco de su Poesía de guerra, pero sin apuro, ya que hoy embarcarse a grabar un disco “no tiene sentido”, porque “el mundo de consumo de la música funciona de otro modo”. “Está bueno el hecho de poder ir sacando cosas a medida que compongo. No tengo prisa ni ningún tipo de ansiedad, simplemente, cuando se dan las condiciones, voy grabando y sacando temas”, finaliza.

La Triple Nelson: directo al grano

“Vamos a hacer un show característico, que tiene de todo. Pero el tiempo es cortito, así que hay que resumir en pocas canciones, hay que ir derecho al grano”, dice Christian Cary, cantante, guitarrista y líder de La Triple Nelson, otra banda que tiene vasta experiencia en este tipo de festivales. En diciembre editaron su nuevo disco, Después del último día, en el que retomaron el camino de los riffs y el rock más directo, luego del álbum Mi bien (2020), que tenía unas pinceladas más tranquilas. El Cosquín será una oportunidad para escuchar en vivo algunas de las nuevas canciones.

Cary señala que este tipo de festivales se han abierto un poco a lo que está pasando actualmente en la música, no se acotan sólo a las bandas de rock, sino que abarcan a “un montón de géneros”. “Obviamente, el festival lo que necesita es vender entradas, y para eso tenés que adaptarte a todo lo que está pasando. Yo no veo mal que se mezclen los estilos. Hoy en día hay gente a la que le gustan diferentes géneros musicales, como la cumbia y el rock; eso antes no pasaba, ahora sí. No digo a los rockeros tradicionales, a los que sigue sin gustarles la cumbia –y me puedo llegar a incluir–, pero he aprendido a escuchar cualquier tipo de música sin el prejuicio de no escucharla porque es tal cosa”, subraya.

La Triple Nelson está desde hace 25 años en el ruedo, es una de las bandas longevas de la grilla, como No Te Va Gustar y La Vela Puerca. Cary piensa que lo que las hace perdurar es, primero, que el público las sigue acompañando, porque si no “sería imposible hacer discos”, tendrían que ser “gente con mucho dinero”, que no es su caso. El público los sigue eligiendo y llenando los lugares donde se presentan, como la fecha que el año pasado hicieron en el Antel Arena, junto con la Filarmónica de Montevideo, algo que quizás hace unos años ni se imaginaban hacer, pero se hizo realidad, y eso es “gracias al público”, dice el cantante.

También –agrega Cary– lo importante para seguir es “el amor a la música”, ya que no lo hacen por “la moda” sino por el arte mismo, y cuenta: “Yo hago música para sentirme bien, y si no hago música no me siento bien, pero de verdad, me empieza a pasar algo raro en el cuerpo que hace que no disfrute nada. Si estoy mucho tiempo sin tocar me empiezo a poner de mal humor”.

Cumbia Club: tropical pero con “esencia rockera”

Una de las bandas de otro género que se presentarán –también hoy– es una cuyo nombre ya revela de qué se trata: Cumbia Club. Es un proyecto de música tropical bastante peculiar, porque se aleja de los sonidos ultraprocesados que suelen imperar en estos tiempos: está integrado por más de una decena de músicos, que los hace sonar orgánicos y naturales, como lo demuestra la serie de videos grabados en el estudio de Santiago Tavella.

Hernán Díaz, voz y guitarra del grupo, cuenta que los integrantes no vienen necesariamente de la cumbia sino de otros géneros, con distintas formaciones e intereses. Y a partir de tres de los músicos, que venían tocando cumbia –particularmente, querían volcarse al lado “villero”–, empezaron a armar el cuadro, pero “no había una idea clara de hacia dónde ir instrumentalmente”.

“Entonces, la banda se armó por los amigos que andaban en la vuelta y querían sumarse al proyecto, y no por una búsqueda tímbrica o instrumental. A partir de ahí, establecido el cuadro, apareció la búsqueda, pero más por las inquietudes de cada uno que por un plan maestro de ir hacia un lugar puntual; de hecho, esa idea inicial de ir hacia lo villero se fue desdibujando por eso”, cuenta.

La banda cuenta con dos materiales grabados en estudio. En marzo de 2020 editó un EP, Sencillos de fin de año, con cuatro canciones (que está disponible en Spotify, como todo) y luego, cuando vino la pandemia, como no podían tocar en vivo, se metieron de lleno a producir y grabaron su primer disco de estudio entero, Volvió una noche (2021). “Nuestro principal capital es el show en vivo, poder tocar para la gente y hacer bailar. Entonces, que eso nos haya faltado durante la pandemia nos dejó muy quietos, por eso hicimos ese disco, que lo tocamos un tiempo, y en esta primera parte del año vamos a sacar tres singles, dos temas nuestros y una versión de Los Ángeles Azules”, adelantó.

En cuanto al Cosquín, el músico subrayó que, siendo un festival tradicionalmente rockero, intentarán no correrse de su repertorio, porque son banda de cumbia, pero al mismo tiempo entienden que tienen “una esencia rockera”, justamente, por esa formación ecléctica de varios de sus integrantes, dado que muchos vienen del rock también, e incluso “la postura de la banda en vivo” es de ese palo.

Díaz subrayó que para los músicos de la banda es un “tremendo honor” compartir grilla con tantas bandas de fuste y resaltó que con muchos ya se subieron arriba del escenario, en la fiesta after office que organizan todos los meses en Sala del Museo, titulada “El club de la cumbia”, siempre con un invitado. Por ahí pasaron Martín Buscaglia, Luana, Emiliano Brancciari, Julieta Rada, entre otros.

“Todos los artistas que hay en la grilla dan ganas de verlos. De hecho, muchos de nosotros fuimos ayer a ver todo el festival, y lo mismo hoy. Enseguida de que terminemos de tocar, no es que cada uno se va a ir para su casa, sino que vamos a estar yendo de escenario en escenario, viendo lo que nos gusta. Entonces, para nosotros es un placerazo”, finaliza.

Cosquín Rock. Viernes y sábado en la Rural del Prado. Entradas en venta por Redtickets, desde $ 2.190 a $ 5.690.