La influencia de Spider-Man: un nuevo universo se pudo sentir en la sala de cine incluso desde los tráilers. El avance de Tortugas Ninja: caos mutante despertó comentarios de “qué buena esa animación” y (sea de nuestro gusto o no) eso se debe a que, a finales de 2018, Sony Pictures Animation nos recordó que las películas animadas juegan con sus propias reglas y que la mano de gente idónea podía elevar una historia que ya estaba bien contada.
Pasaron los años, Pixar dejó de ser el faro guía (no se escucharon comentarios en el avance de Elementos) y Miles Morales regresó a la gran pantalla con el gran poder de haber hecho escuela. Y si algo saben los personajes que usan la máscara de Spider-Man es que con un gran poder viene una gran responsabilidad. La vara estaba alta y el hombre araña más cool del cine saltó sobre ella con la misma agilidad con la que se mueve por las calles de Brooklyn.
Spider-Man: a través del Spider-Verso es la secuela perfecta, en tanto recapitula el episodio anterior para aquellos que tenemos poca memoria (o poco tiempo para rever la primera), aprovecha el universo (o multiverso) creado hace unos añitos y cuenta una aventura que al mismo tiempo es más grande e igual de íntima y personal con una animación que toma más riesgos y nos bombardea estímulos desde el primer al último minuto.
Al comienzo, quien toma la posta es Gwen Stacy, personaje que en las historietas originales fue el primer gran amor de Peter Parker hasta que el Duende Verde la asesinó en 1973 (un hecho tan singular que para muchos marcó el fin de la segunda gran era del cómic de superhéroes, que era bastante inocentona). Esta versión, conocida por los lectores como Spider-Gwen, debutó recién en 2014, en un evento que incluyó versiones alternativas de los personajes arácnidos llamado, justamente, Spider-Verso.
La joven, que en la película anterior era parte del grupito de “personas araña” que terminaba en la dimensión de Miles, cuenta aquí su propia historia en su propio universo, con su propio estilo de animación, que recuerda aquellos libros con arte conceptual de las películas (incluyendo el muy recomendable Spider-Man: un nuevo universo. El arte de la película). Allí descubrimos su historia de sacrificios y los secretos que le ha guardado a su padre, el capitán George Stacy.
Esos dos grandes conceptos (sacrificios y secretos) son los que moverán la trama, incluso desde un punto de vista metanarrativo, y no deberían llamar la atención de ningún lector de Spider-Man o de las historietas de superhéroes. Los secretos son un elemento fundamental entre los paladines que ocultan su verdadera identidad, y muchos de ellos tienen orígenes relacionados con pérdidas personales (el planeta Kriptón, los señores Wayne, el tío Ben).
Cuando volvemos a Miles, lo vemos luchando entre la vida privada de un adolescente y la responsabilidad de combatir supervillanos. Sin embargo, la versión del Buitre que está asolando la muestra de Jeff Koons en el Guggenheim claramente llegó desde otra realidad, como lo marca el (hermoso) estilo de animación con el que es presentado. Tras él anda un escuadrón arácnido interdimensional, que bastante trabajo tiene después de los acontecimientos de Un nuevo universo.
El salto entre realidades, que en la entrega anterior era limitado por la propia física, aquí se transforma (para algunos personajes) en una habilidad más, que les permite ir a los saltos en busca de anomalías. Y el joven Spider-Man obviamente querrá codearse con esos justicieros, lo que además le permitiría pasar más tiempo con Gwen Stacy.
Después del obligatorio desfile de cameos, que en su eventual lanzamiento digital llevará a poner pausa unas cuantas veces, empieza a revelarse el verdadero nudo argumental de esta aventura, que enfrentará a Miles contra la autoridad encargada por Miguel O’Hara, el Spider-Man de 2099 (y de su propia dimensión). Aquel concepto de sacrificio se presenta como tragedia griega, con un toque del dilema del tranvía, que todavía no logra resolverse, porque esta es la primera mitad de una aventura que culminará con el estreno de Spider-Man: Más allá del Spider-Verso en marzo del año que viene.
Miles Morales tiene, entonces, su El imperio contraataca, en tanto es una segunda película que no solamente aumenta el disfrute (aunque para mí nada igualará a la primera Star Wars), sino que lo deja a uno con las telarañas en la garganta, esperando por saber cómo harán estos personajes para zafar de la situación en la que se encuentran. Han Solo estuvo tres años congelado en carbonita y aquí serán apenas nueve meses para que el nuevo Spider-Man pueda contra la tragedia griega… Él se tiene confianza, pero vieron cómo se desarrollan esta clase de historias.
Spider-Man: a través del Spider-Verso, dirigida por Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson. 140 minutos. En cines.