Entre 2012 y 2014, ND Stevenson publicó el webcómic Nimona, acerca de una joven cambiaformas que se alía con un villano para poner de cabeza a un reino que de inocente tiene muy poco. La historia fue recopilada en el formato de novela gráfica (se consigue en español) y poco después comenzó un periplo cinematográfico que estuvo a punto de quedar en la nada, ya que Disney canceló la producción poco después de adquirir Fox y tuvo que venir Netflix a recoger el guante, darle respiración boca a boca al proyecto animado y estrenarlo hace menos de un mes.
La película entra en esa categoría siempre interesante de adaptaciones que, sin descuidar el espíritu de la historia original, le pierde el respeto y la convierte en otra cosa. En este caso, una versión menos caótica, un poco menos nihilista, contada sin tanta fragmentación, aunque (es justo decirlo) coqueteando demasiado con los clichés dramáticos. Pero eso solamente les importaría si hubieran leído la historieta, y dudo que lo hayan hecho. Es una simple duda estadística.
Todo transcurre en un mundo que combina un tufillo medieval con adelantos tecnológicos futuristas. En ese sitio hay una estirpe legendaria de caballeros que está a punto de sumar al primer integrante que no es de abolengo, un tal Ballister. Costó que el pueblo entendiera que todos somos iguales, pero se logró. Claro que en los minutos iniciales de una película es cuando algo suele salir muy mal, y en este caso la ceremonia de graduación del caballero termina con la muerte de la reina, adosada al sospechoso perfecto.
Es en la clandestinidad cuando Ballister conoce a la joven cambiaformas del título, que se presenta casi como una fuerza de la naturaleza, un agente del caos que quiere unirse a alguien que esté tan mal visto como ella para hacer de las suyas. Quiere ser secuaz de un villano, aunque el hombre lo que realmente busca no es hacer el mal, sino limpiar su reputación.
Lo que sucederá durante el grueso de los 100 minutos es una aventura bastante clásica, pero bien llevada, sobre estos dos compinches enfrentándose al sistema y buscando la alianza del caballero Ambrosius Goldenloin, antiguo amante de Ballister (esta relación en la historieta es subtexto y aquí es texto y textazo). El caballero y Nimona encuentran a alguien que tiene información, descubren a la persona culpable de matar a la reina, la desenmascaran, etcétera.
Todo esto está presentado con una animación moderna, apenas angulosa, y con diseños de personajes que recuerdan a El camino hacia el Dorado, del lejanísimo 2000. En cuanto a los diálogos y las relaciones entre los personajes, la comparación más clara sería con la saga de Shrek, en tanto abundan las bromas y las respuestas punzantes, sin hacer referencias pop pero abrazando el humor posmoderno. Nimona puede ser tan pesada como el burro que interpretaba Eddie Murphy o cualquier personaje de Awkwafina, pero se tolera. Con respecto al talento vocal, en la versión original se destaca Chloë Grace Moretz como la sociópata de pelo rojo, mientras que Riz Ahmed acompaña en buena manera como el caballero perseguido.
El esfuerzo de los animadores se nota especialmente en las transformaciones animales de Nimona, que puede ser un rinoceronte rojo, un avestruz rojo, una rata roja o una ballena roja, como si se tratara de las transformaciones de Merlín en el clásico de Disney de 1963 La espada en la piedra. Hablando de transformaciones, el gran tema de la historia es la aceptación de la identidad y cómo esta se construye en base a las observaciones de los otros. Tanto Ballister como la joven están condicionados por "la forma en que otros los miran" e intentarán zafar del ciclo de oscuridad antes del fin de la película.
Valió la pena que hayan hecho el esfuerzo de terminar esta animación, aunque quede sepultada entre el inmenso catálogo de Netflix. De nuevo, los cambios sobre el material original son en su mayoría positivos (se nota que el cómic es una obra pensada paso a paso durante años), aunque esta versión aerodinámica haya perdido (justamente) sus aristas y por momentos sea predecible. Lo mejor es disfrutar de ambos y después hacer comparaciones, a ver si coincidimos.
Nimona, dirigida por Nick Bruno y Troy Quane. Con las voces de Chloë Grace Moretz y Riz Ahmed. 99 minutos. En Netflix.