La melodía de su canción “La osa en la laguna” se le apareció en la orilla del lago Epuyén. Cuando volvió a su casa en Bernal, Lucy Patané la grabó de inmediato y quedó guardada en su computadora por un buen tiempo.
El día que volvió a ponerle play al archivo de audio se convenció de grabar la melodía nuevamente, “pero no pasaba nada”, dice, reviviendo a través de sus gestos el instante en que vio reflejada su disconformidad en el cristal del monitor. “Hay que tener cuidado con los demos, lo que uno registra puede ser imposible de volver a plasmar de la misma forma”, advierte.
“Me sonaba a un folk lindo y nada más. Me faltaba algo para romper la canción”, dice. “Un día antes de irme del estudio, estaba la batería armada con un solo micrófono conectado, me puse a tocar y le agregué ese solo”. Aún no estaba convencida. Antes de apretar nuevamente el rec agregó muchos micrófonos para amplificar el sonido de la batería; pero todavía no alcanzaba.
Con el productor y amigo Juanito el Cantor pasaron esa batería a través de cintas analógicas. “Quedó como una cosa fuera de tiempo y lugar”, concluye la artista sobre la historia del track 6 de Lucy Patané (2019), su primer trabajo solista y ganador del Premio Gardel en 2022 al mejor disco de rock alternativo.
“Sé que tiendo a poner bastante data en las canciones y que en las historias pasan muchas cosas a la vez”, reconoce, como alguien que vive en permanente tensión entre lo simple y lo complejo. “Soy muy mental para muchas cosas, pero para la música soy muy visceral”, dice.
Lucy Patané nació en 1985 en una casa en la que se podía almorzar con rock pesado o con cualquier otro estilo musical de fondo. Su hermana Ana, actual integrante del grupo metalero Vulcana, es cantante y doblajista; su padre, Ricardo (también conocido como Richard Limbo), es un guitarrista fanático de la música, el cine y los cómics del Corto Maltés.
En ese ambiente, al que define como “una locura”, Lucy se hizo baterista, productora de discos y bandas de sonido para tv y cine, y muy recientemente cantante solista. Tocó el bajo en Sangre Azul, una de las primeras bandas de su hermana mayor, fue parte del grupo de hardcore-punk Panda Tweak y armó, junto a su amiga Paula Maffia, los proyectos La Cosa Mostra y Las Taradas.
Además, fue fundadora de la disquería Mercurio –dedicada exclusivamente a discos argentinos de edición independiente– e integra el colectivo que promueve el proyecto de ley de cupo femenino para festivales musicales. A su vez, y sobre todo, es una guitarrista increíble.
En su original estilo hay influencias infinitamente diversas, aunque cuando decide nombrar artistas o discos clave en su vida aparecen los brasileños Jorge Bem y João Bosco. El notorio folk de su sonido de base lo adjudica a su forma de tocar la guitarra y a los muchos “yeites” que aprendió como integrante de la banda de Yulie Ruth, otrora bajista de Pappo, guitarrista de country, rock y blues.
Lucy mantiene la autogestión del punk como bandera, aunque no encuentra otra manera más adecuada para sus propósitos: “Me gusta viajar, y no tanto esperar a que te llamen de cual o tal evento. Me copa más la idea de ir a un lugar y ver qué se puede armar ahí”. De su juventud conserva un insomnio incurable. “Ya probé todo, aceite de cannabis y cualquier pastilla que se me cruce por el camino”, cuenta.
Otras cosas han cambiado en su vida: “De chiquita me costaba bastante subirme a un escenario. Quería que se cancelaran los conciertos, porque me daba mucha vergüenza. Con el tiempo fui encontrando una forma de sentirme cómoda arriba del escenario”, dice.
“Me costó mucho más cuando empecé a cantar en vivo. Eso sí que fue algo traumático. Había algo ahí medio inexplicable. Me daba mucho terror hacerlo, pero me incomodaba más no hacerlo. Nadie me había escuchado cantar antes y eso me generaba un montón de ideas que yo sola me había armado en la cabeza. Ahora lo disfruto mucho más. Me pongo nerviosa antes de un show, sobre todo cuando toco sola, pero por una cuestión de exigencia como guitarrista. Me importa mucho la conexión con la música que estoy haciendo”, afirma.
En el afiche de su recital en la Zitarrosa luce como un personaje de Sin City, absolutamente diferente a la mujer de lentes y jogging, rodeada de repisas con pequeños adornos y memorabilia rockera, desde donde se comunica vía Zoom.
“El cine y su música siempre fueron muy importantes en mi vida”, explica. “Para mí es imposible que no me acuerde de la música de Jurassic Park, por ejemplo. Y las imágenes que uso al momento de subir una nueva canción o promocionar un concierto tienen que ver con que un día me di cuenta de que la ficción me permitía atravesar la timidez con mayor seguridad. Además, es algo que me divierte”, confiesa. “Siempre fui de leer muchos cómics. Me gusta Batman y especialmente los X-Men. En algún momento razoné: si no puedo salir vestida de tal modo a la calle porque la gente es bastante prejuiciosa, ¿por qué no lo voy a hacer en la tapa de un disco mío?”.
Lucy Patané, este sábado a las 21.00 en la sala Zitarrosa. Entradas a $ 500 en Tickantel.