Es una de las más recientes incorporaciones al grupo de artistas mexicanas que han logrado gran popularidad y prestigio mientras removieron raíces de un mercado musical fuertemente machista. Intimista y a la vez comprometida con luchas como la del feminismo, Silvana Estrada es además una gran consumidora del cancionero uruguayo. En unos días estará en la sala Zitarrosa como parte del ciclo Marea, que reúne a mujeres y disidencias de la música y el audiovisual.

En Uruguay serán varias las personas que te escucharán por primera vez. ¿Cómo definirías tu música?

Creo que hago canción de autora, que lo mío tiene mucho que ver con el folclore latinoamericano, con el folclore mexicano. Siendo tan cercana al folclore, al mismo tiempo soy experimental, me gusta la improvisación, usar mi voz como instrumento. A la vez siento que la música que hago es bien íntima, que tiene una manera de contarse honesta y cercana al misterio de los sentimientos.

¿Cómo ha sido tu camino de joven promesa a ser ya una figura de la música popular mexicana?

Ha sido súper bonito, un camino hermoso, de mucho trabajo, entrega, disfrute y volver siempre al origen. Soy de una familia de músicos que al final no se dedicaron a la música: mis papás son músicos pero se dedican a construir instrumentos. Entonces siempre ha sido una familia de gozar la música porque sí, porque es divertida, y al mismo tiempo trabajar siempre al servicio de ella. Mi papá construye contrabajos y chelos y mi mamá violas y violines, por lo que siempre es estar trabajando de una manera muy serena en pro del instrumento para que la música sea creada. Esa distancia entre la música y la figura del artista me ha ayudado mucho en mi camino. Hay momentos difíciles, como en la vida de cualquier persona, pero es fuerte eso de pasar de ser una promesa a ser una cantante. Aunque nunca me tomé muy en serio eso, porque a la vez todos somos una promesa, seamos músicos o no, porque nos lo ponen otras personas.

La tristeza, la nostalgia, la melancolía están muy presentes en varias de tus canciones, al igual que en el tango y la música popular uruguaya. ¿Por qué esto?

Me gusta mucho escribir sobre lo que no puedo nombrar, creo que tenemos pocas palabras para acercarnos a nuestras emociones y nuestros duelos. Quizás en Uruguay es distinto, pero en México no tenemos mucha conexión en el día a día con cómo nos sentimos. La nostalgia, la tristeza, la melancolía no tienen mucho lobby, no tienen buena prensa esas emociones y sentimientos y siento que mi trabajo ha sido un poco reivindicar los procesos más oscuros, para adentro, más solitarios, y convertirlos en algo más colectivo. Darles un nombre que nos permita sanar y nombrar es muy importante para entender qué y dónde duele y para sanar. Mi trabajo viene de ahí.

México es visto como un país muy machista por muchas personas en el extranjero. Sin embargo, desde hace unos años hay un grupo de cantautoras e intérpretes que han logrado una enorme popularidad, como Julieta Venegas, Natalia Lafourcade, Carla Morrison, la chilena Mon Laferte y ahora vos, entre otras. ¿Cómo vivís este fenómeno, qué explicación le encontrás?

Se habla mucho de esto y yo tengo mucha curiosidad sobre esta generación que está saliendo. Siento que nuestro faro principal fue Julieta, luego por supuesto Natalia, Carla, Mon ahora es muy importante. Están agarrando un México muy distinto, muy valiente. México es un país muy machista y muy violento. También es espectacular y estoy muy agradecida de ser mexicana porque me ha conectado con una sensibilidad muy específica y mágica, pero no estoy exenta de haber sufrido este universo misógino y violento en que vivimos. Esta generación de mujeres compositoras, cantantes, arreglistas, jefas, directoras de nuestros proyectos es un poco una respuesta de valor. No es que hacemos música para demostrar que sí se puede, sino un poco para salir, para salvarnos y de alguna manera salvarnos a todas de una industria que fue súper machista durante muchos años y que creo que está cambiando muchísimo. La pauta de la canción en México la están marcando las mujeres, pienso. Creo que tiene que ver con una respuesta a la opresión y también porque tenemos tanta presión para triunfar como mujer en México y en el mundo, hay que súper cantar, no tener opinión, no meterte con nadie, tocar muy bien, estar buenísima. Son tantas las cosas que en teoría hay que ser para pertenecer “correctamente” al statu quo de ser una artista exitosa, es tan difícil que es muy fácil pasárselo por el arco del triunfo. Chau, es que es imposible, nadie puede entrar en estos parámetros. Eso es lo que está pasando en este país, que así como nos proponen no se puede, así que vamos a inventar nuestra manera de ser, de crear y de hacer. Es un momento precioso para crear como mujer en México y me siento muy cuidada por mis hermanas y mis colegas. También eso lo noto en México más que en otros países que conozco, entre colegas hay una generosidad muy profunda y que viene de unas ganas muy profundas de vivir mejor y no sentirnos solas.

Si bien en general tus canciones son muy intimistas, también tocan temas sociales. Uno es la violencia de género en “Si me matan”, que se convirtió en un himno para muchas personas en México. ¿Cuál es la historia de esa canción?

Ahora me siento muy bien querida en los lugares donde toco y muy bien recibida en los teatros bonitos donde voy, pero antes de los 19 años empecé a viajar sola muchísimo con mi guitarra y mi cuatro a hacer shows, tocaba en clubs, en bares, donde me dejaban, pues como se hace una cantando, donde se puede. Viajaba en una época muy violenta de México, tomando taxis a las dos de la madrugada, aviones a las cinco, en el sur, en el norte. Y estaba en esas cuando mataron a una colega que estaba viajando “sola” [Lesvy Berlín], y digo “sola” porque esa fue la primera mentira que se aventaron: salió en la prensa una nota muy culpógena de que a esta colega la habían matado y era un poco su culpa porque estaba sola cuando en realidad iba con su mejor amiga y es que si estamos juntas entre mujeres parece que estamos solas. Fue todo una retahíla de revictimizaciones muy fuerte y dolorosa y generó algo muy hermoso en Twitter que fue el hashtag #SiMeMatan para que las mujeres dejáramos en vida lo que queríamos que se dijera de nosotras si nos mataban, para hacerle un poco la lucha a esta prensa culpógena, espantosa, machista y misógina. Fue maravilloso, vi textos increíbles, de mujeres trabajadoras, de mamás que decían por ejemplo "si me matan yendo a la fábrica que sepan que trabajé toda la vida por mi familia" y yo quise hacer el mío. Claro que con Twitter nunca me he entendido nada porque es muy cortito el texto y yo escribo páginas y páginas, pero dije "voy a hacer una canción" y escribí este texto.

Luego en la pandemia terminé la canción, fue unos años después y al final descubrí que era una canción de esperanza, un poco me sorprendió, dando un giro porque la comencé a escribir muy enojada y triste y es sobre la esperanza, sobre el no estar sola. Hay una parte muy cantada en las marchas feministas aquí en México que dice: “Si me matan/ Si es que me encuentran / Llénenme de flores, cúbranme de tierra / Que yo seré semilla para las que vienen / Que ya nadie nos calla / Ya nada nos contiene”.

El video de la canción fue y es muy visto.

Cuando terminé la canción quise hacer algo para el 8 de marzo, estaba la pandemia y no se podía marchar, la propia pandemia disparó los números de violencia doméstica porque muchas mujeres tuvieron que estar con sus agresores y decidimos hacer un video con lo que teníamos, que era un espacio abierto, dos sillas a tres metros de distancia porque era lo que se dictaminaba por covid y le canté esta canción a 20 y tantas mujeres de todas las edades: niñas, madres, embarazadas, mayores, de mi edad. Fue un video que se hizo muy viral, no nos lo esperábamos y me llena de orgullo que mi primer video viral sea de contenido feminista, un canto a la esperanza y no yo cayéndome. Fue muy fuerte, me di cuenta de que la lucha feminista de los derechos de las mujeres es bien amplia y cada una lo vivimos diferente, pero cuestiones como el miedo a salir a la calle y la esperanza constante de que algo cambie son sentimientos que nos recorren a todas las mujeres de todas las edades y fue increíble verlo reflejado en ese video. Me siento muy agradecida con la vida por haberme dado la posibilidad de escribir algo que es pertinente y que para muchas mujeres ha sido una manera de sanar. Es una herida difícil la del feminicidio en todos los países.

Pasó algo poco común al menos en los países de habla castellana y fue que un presidente hable de una artista, como en tu caso lo hizo Manuel López Obrador. Imagino que de pronto te llegaron montones de mensajes avisándote. ¿Recordás cómo fue, qué te generó?

Estaba en España trasnochando y me llegó un mensaje de mi familia que me parecía raro por la hora y era AMLO en La mañanera (la conferencia que hace todas las mañanas) que al final dice: “Me quiero ir con esta recomendación de mi paisana Silvana Estrada, con esta cumbia ‘Tenías que ser tú’”, que en realidad es una canción que compuse con un amigo, Daniel Zepeda, para una telenovela. Todo muy bizarro, mi primera reacción fue morir de la risa, me pareció todo muy surreal. Después me sentí orgullosa, me considero una persona política pero nunca pensé que mi música entraría a esos espacios tan extraños. Es la gente que se levanta a decir esto sí y esto no, a definir leyes y se enfrentan a cosas muy feas. Pues me da gusto que en esos ambientes donde parece que el arte está tan alejado se den el tiempo de escuchar música. Nunca te imaginas que un presidente oiga música.

Silvana Estrada. 11 de octubre a las 21.00 en la sala Zitarrosa. Entradas $ 1.050 y $ 1.300 en TickAntel

Cómo pinchar en la vena de la nostalgia

¿Por qué tu gusto por mucha música del Cono Sur, en especial de Uruguay?

Tienen una manera de cantarle a la nostalgia y la tristeza muy mágica, como si a ustedes no les hubiera llegado esto que en México sí nos llegó y que es esta súper positividad de todos vamos bien, esta cosa del éxito que es más de Norteamérica. Me conecto mucho con la música y la poesía uruguaya, hay algo ahí como si hubieran pinchado directo en la vena de la nostalgia.

¿Qué artistas de Uruguay te interesan más?

Jorge Drexler es maravilloso, un colega muy admirado y con unas canciones hermosas, un cancionista hecho y derecho que me siento muy afortunada de conocer y haber cantado con él. Pero quizás antes Eduardo Mateo, el disco Mateo solo bien se lame me encanta y lo he escuchado muchísimo, El recital de Gustavo Pena me gusta mucho, Leo Maslíah me encanta, su canción "Biromes y servilletas" siempre es mi imagen de Montevideo. De poetas me encantan Ida Vitale, Idea Vilariño, Mario Benedetti. Esa es la gente que ahora mismo puedo pensar son mis grandes referentes, a la que sumo a Fernando Cabrera [comienza a cantar una parte de “El tiempo está después”].

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