Las celebraciones por los 300 años de Montevideo, que comenzaron el viernes con un espectáculo de la Banda Sinfónica y la Orquesta Filarmónica de Montevideo en la rambla del Cerro, continuaron el sábado y despertaron a la capital de su aletargada siesta de enero con un despliegue sin precedentes: 40 espectáculos de acceso libre y gratuito musicalizaron la ciudad desde las 15.00 hasta entrada la madrugada del domingo.
Sobre las cinco de la tarde, 18 de Julio funcionaba como una concurrida peatonal donde familias, parejas, grupos de amigos y curiosos en solitario disfrutaban del circuito de escenarios –ubicados en el Gaucho, el balcón de la intendencia, las plazas Cagancha y Matriz y el cruce entre Avenida Libertador y Uruguay–, recorriendo las distintas propuestas con un orden asombroso para lo masivo de la convocatoria, que se estima en más de 250.000 personas.
En el escenario Libertador, el más alejado de la principal avenida, la concurrencia fue estable a lo largo de la jornada, con un público mayoritariamente rockero concentrado en torno a los espectáculos de La Triple Nelson, Ruben Rada y Hereford, entre otros.
Distinto fue el panorama en el escenario de plaza Cagancha, donde la concurrencia variaba al ritmo de la música popular, el rock más indie y la murga. A media tarde, un grupo de asistentes escuchaba atentamente la presentación de Gonzalo Deniz, mientras los finalizados repertorios de Camila Sapin en el Gaucho y Milongas Extremas en la Matriz invitaban a sus espectadores a conocer nuevas canciones mientras recorrían la zona, termo y mate en mano, camino a otros escenarios o en dirección a la feria gastronómica, ubicada en la plaza Fabini.
Una de las principales características del festejo por los 300 años de Montevideo fue la amplia diversidad de su grilla, que sumada a la distribución de los escenarios, convidaba a la escucha de nuevos sonidos.
La princesa y el joven rey
Luego de llenar el Teatro de Verano y consagrarse como una de las principales voces del momento, sobre las 18.00 Luana convocó a una multitud que convirtió 18 de Julio en una gran pista de baile, prácticamente colmada desde el Gaucho hasta Yaguarón. Dueña de una simpatía y presencia escénica únicas, la princesita de la plena levantó a los más grandes de sus reposeras e hizo bailar a todas las generaciones, acompañada de su propio cuerpo de bailarines y una banda que añade impronta rockera a su clásica plena.
“Arriba las mujeres en la música uruguaya”, voceó la artista al recibir sobre el escenario a la cantante y compositora Marihel Barboza y la artiguense Miriam Britos, referente de la cumbia norteña. Además, Luana, oriunda de Colonia del Sacramento, hizo hincapié en la presencia de artistas del interior en la grilla, destacando el rol de Montevideo para muchos originarios de otras partes del país a quienes la ciudad ha sabido abrazar. Su discurso sería replicado por Lucas Sugo más tarde en el mismo escenario.
Mientras sobre la calle se bailaba al ritmo de la plena, en la explanada de la Intendencia una marea de jóvenes fijaba la vista en el balcón, esperando la salida de Zeballos, otro gran protagonista de la nueva generación de artistas nacionales. Con precisa puntualidad, el joven rey del rap salió a la cancha con banda completa, acompañado de Punisher en los coros y Mili Milanss como invitado en “Eclipse”, y fue recibido por el público con los brazos en alto, como en una verdadera coronación.
Ensambles y encuentros
En adición a los más de 600 artistas que conformaron la grilla, a lo largo de la jornada otros personajes aparecieron sobre los escenarios, como Lucas Cary, hijo de Christian Cary e invitado de La Triple Nelson, y Facundo Balta, quien participó en el espectáculo de Ruben Rada. Guzmán Mendaro fue el músico más requerido, presentándose a dúo con Alejandro Spuntone, junto Francis Andreu, Hereford y el espectáculo “Las 10 guitarras de los 300 años”, en el escenario Matriz. En tanto, Agarrate Catalina fue invitada y anfitriona, al cantar “Mi revolución” en la presentación de Cuatro Pesos de Propina y recibir a Camila Sapin para su “Todo el año es rock and roll”.
El gran final tuvo baile y rock a cargo de Karibe con K y Buitres, y se cerró la noche con “300 tambores laten por Montevideo”, el merecido protagonismo de las lonjas que por estos días van entrando en calor por los barrios de Montevideo.