Jerry Lewis (1926-2017) fue un comediante estadounidense recordado por su humor físico, cargado de morisquetas y frases de doble sentido. Sus duplas con Dean Martin, en las que el cantante interpretaba al serio de la pareja, los llevaron a clubes nocturnos y a protagonizar más de 15 películas entre 1949 y 1956. Lewis también triunfó en solitario, haciendo comedia en vivo y en películas como El botones (1960), El terror de las chicas (1961) o El profesor chiflado (1963).
No solamente es recordado por sus papeles chiflados; en 1982 interpretó a un conductor de late show televisivo en El rey de la comedia de Martin Scorsese, compartiendo pantalla con Robert De Niro en el papel de un comediante que lo idolatraba. El film compitió por la Palma de Oro en Cannes y el propio Lewis fue nominado como Mejor Actor de Reparto en los premios BAFTA que entrega la Academia Británica de Cine y Televisión.
En medio de esas dos etapas, estuvo a cargo de una película tan polémica como misteriosa, porque hasta hoy solamente un puñado de personas han podido verla. Se trata de El día que el payaso lloró, una producción sueco-francesa escrita, dirigida y protagonizada por Jerry Lewis, cuyo verdadero nombre era Joseph Levitch. Allí interpretó a Helmut Doork, un payaso alemán en decadencia que era llevado a un campo de concentración para prisioneros políticos después de que se burlara de Adolf Hitler estando borracho en un bar.
Durante su encierro se vuelve popular entre los niños judíos, pese a que le prohíben confraternizar con ellos, y en el momento más memorable (al menos según el crítico Harry Shearer, que vio un corte del film en 1979) es obligado a llevarlos a los trenes que los conducirán a la cámara de gas en Auschwitz. El periodista Owen Gleiberman dijo en Variety que esta clase de historia podría haber sido tabú en aquel momento, pero desde entonces se han estrenado películas como Un destello en la oscuridad (1992), Una señal de esperanza (1999) o Una pasión secreta (2008).
Según Gleiberman, estas historias han convertido al Holocausto en “un género”, con La vida es bella (1997) como principal referente. De hecho, la película que tuvo a Roberto Benigni como coguionista, director y protagonista tiene muchos puntos de contacto con El día que el payaso lloró. También hay un hombre con dotes de comediante que trata de ocultar los horrores a un niño; en este caso, su hijo Giosuè. La obra se llevó el Gran Premio del Jurado en Cannes y tres Premios de la Academia, incluyendo el de Mejor Actor para Benigni, pero Jerry Lewis no pensó que el público y su film estuvieran preparados para encontrarse el uno con el otro.
La película no terminó de filmarse debido a numerosos problemas, incluyendo el descontento de los autores del guion original, que no aprobaron los cambios de Lewis. El propio Lewis estaba desconforme con la financiación y apuntó contra el productor Nat Wachsberger, quien a su vez amenazó con demandar al director por incumplimiento de contrato. Lewis se llevó un primer corte y se esforzó para que no saliera a la luz, pensando que sería el fin de su carrera. “Era malo, y era malo porque perdí la magia. Nadie jamás lo verá porque me avergüenza ese pésimo trabajo”, dijo alguna vez. Desde entonces, el metraje circuló entre unos pocos, y unos 30 minutos fueron subidos a YouTube en 2016 pero retirados poco después.
Sin embargo, unos años antes de su muerte el artista había cambiado de opinión, según recuerda The National News. En el año 2014 llegó a un acuerdo con Rob Stone, curador de imágenes en movimiento de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Después de una larga negociación, donó la totalidad de su archivo filmográfico, acordando que El día que el payaso lloró no podría ser exhibida durante una década, plazo que se cumple en junio de este año.
Mike Mashon, otro empleado de la Biblioteca, explicó que a partir de esa fecha la película podrá ser vista por académicos en su centro de investigación y su sala de cine. “Pero eso no significa que en 10 años vamos a lanzarla en DVD”, había dicho Mashon a The New York Post en 2014. “Los derechos de autor y derechos comerciales todavía pertenecen a los herederos de Lewis”.
La crítica dijo
En 2017, pocos días después de la muerte de Jerry Lewis, Vanity Fair conversó con el crítico francés Jean-Michel Frodon, quien vio una copia perteneciente al director francés Xavier Giannoli y dio su opinión. "Estoy convencido de que es un buen trabajo. Es una película muy interesante e importante, muy arriesgada acerca del tema, que por supuesto es el Holocausto, pero también acerca de la historia de un hombre que dedicó su vida a hacer reír a las personas y se cuestiona qué es lo que las hace reír. Creo que es una película muy amarga y perturdbadora, y que por eso fue rechazada brutalmente por aquellas personas que la vieron total o parcialmente, incluyendo los autores del guion".