A las cinco de la tarde del viernes, el tráfico sobre la peatonal Sarandí alcanza su pico máximo, enredando el fin del horario de oficina, los paseos turísticos de los brasileños y a aquellos que disfrutan meterse en el embrollo mientras se fuman un cigarro o saborean un pan con grasa, sin ningún apuro o compromiso. Unas pocas sillas instaladas en el medio de la peatonal, dos cintas ordenadoras y un atril de madera no suelen ser suficientes para llamar la atención de un público demasiado acostumbrado a la nostalgia y los homenajes sobre las veredas de la antigua ciudad.

En cambio, si se le agrega la presencia de Ruben Rada, convocado por la Junta Departamental de Montevideo para inaugurar una baldosa con su nombre en el Paseo de los Soles, el ambiente puede mutar en el de una fiesta de cumpleaños, en la que todos se conocen de algún lado (y si no se conocen, no importa).

La novelería detuvo la marcha de un repartidor de listas de la 40 y el flamear del pabellón oriental sobre sus hombros. Las vendedoras de una tienda para artículos de teléfonos aprovecharon su ubicación privilegiada y lo mismo hicieron el portero de un edificio y unos empleados de una casa de cambios ante la llegada al lugar del célebre cantante, músico y compositor uruguayo.

Rada se ubicó en la primera fila de la platea, en asientos que, una fila atrás, también ocuparon sus hijos Lucila y Matías Rada, su compañera Patricia Jodara, y otros familiares del artista. Por los parlantes sonaba “Ayer te ví”, cuando el flujo de transeúntes tomó, por un buen rato, un rumbo alternativo. Por varios frentes, el músico recibió gustoso la solicitud de selfies, y fue captado por niños, jóvenes y adultos –uruguayos y de otras nacionalidades– que se animaron a la aventura, sin impedimentos protocolares.

Un fan trajo consigo sus ejemplares de los discos En familia (1982) y La banda (1979) y se los llevó autografiados. Viejos amigos de Ruben practicaron el apretón de manos y los abrazos y quedaron en verse pronto. Con los minutos, la fila para la foto sólo aumentó y se hizo un círculo de varias vueltas que terminó por provocar aún mayor curiosidad en los recién arribados. Un maestro de ceremonias municipal puso un poco de orden para iniciar las formalidades.

Foto del artículo 'Homenaje a Ruben Rada en el Espacio de los Soles: mil fotos, recuerdos de Peñarol y un popurrí candombero'

Foto: Ernesto Ryan

El intendente de Montevideo, Mauricio Zunino, se ubicó junto al homenajeado. Rada pidió que cambiaran la música -la suya- por “algún gol de Peñarol” y trajo a la memoria a los campeones de América de 1966, “Omar Caetano, Julio César Abbadie y Juan Joya”. En la charla de espera el jerarca departamental se confesó como hincha de Defensor, lo que despertó otro recuerdo del músico, en este caso, para dos cracks del equipo del Parque Rodó, “Willy Píriz y Julio Casanovas”. 

La presidenta de la Junta Departamental, Patricia Soria Palacios, tomó la palabra: “Es un placer para nosotros estar rindiendo este homenaje como Parlamento de Montevideo a una leyenda viva de la música y la cultura uruguaya toda. Hoy celebramos la calidez humana, su inigualable legado, no sólo para Uruguay, sino para América Latina y el mundo”, expresó. 

“Celebramos la trayectoria de un hombre que ha llevado el nombre de nuestro país a los escenarios más importantes y ha tocado los corazones de todas las generaciones con su música y con su mensaje”, continuó Pato Soria, hasta que la circunstancia le impuso una pausa. De paseo por la capital, un numeroso grupo de escolares colonienses acompañados por cuatro maestras se apostó sobre uno de los costados de la platea, y hasta allí fue el propio Rada que se levantó de su lugar y se tomó todo el tiempo necesario para los muchos retratos, incluido uno exclusivo para las docentes. 

“Con tambor o sin tambor, hemos pasado por acá con los muchachos de Cuareim cantidad de veces”, evocó Rada. “Quiero agradecer a todas las personas que me ayudaron, cuando arranqué con la música: el gordo Bachicha [Daniel Lencina], Cacho de la Cruz, los hermanos Fattoruso, toda esa barra que creyó en mí”, resaltó, ante el reconocimiento, apoyado en el atril de madera.

“Tocábamos en las cuevas, donde iban 20 personas”, recordó. “Igual estábamos re felices de lo que estábamos haciendo, pero no sabíamos a dónde íbamos a llegar. Con el tiempo, los propios uruguayos fueron entendiendo que era muy importante, más que nada las radios, que pasaran la música uruguaya”, remarcó y aprovechó para mencionar a su admirado Fernando Cabrera, a quien definió como “nuestro escritor maravilloso”.

“Me siento muy feliz de ser parte de la música uruguaya. Berretines no tengo, salvo la pilcha y el pelo, pero realmente soy un tipo sencillo”, sostuvo el homenajeado. “Quiero agradecer a mi familia, mis hijos, mis nietos y mi mujer, a todos los que me acompañan hoy y siempre”, concluyó, al tiempo que encontró el tambor en la madera para cantar un popurrí de sus grandes éxitos. Cerró el repertorio con su canción “Tengo un candombe para Gardel”, enriquecida por las palmas y el festejo de los presentes.

Finalmente, protegida con una caja y un telón, se descubrió la baldosa con un sol y el nombre del artista. Rada, con infaltable música, advirtió: “¡No te vas a morir!”.

Foto del artículo 'Homenaje a Ruben Rada en el Espacio de los Soles: mil fotos, recuerdos de Peñarol y un popurrí candombero'

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