“Alone”, de The Cure
Tras 16 años, un tema nuevo de la banda de Robert Smith. En realidad, lo venían testeando en sus últimas giras, así que quienes fueron a ver a The Cure al Antel Arena en noviembre del año pasado ya lo conocen.
El tema dura casi siete minutos, y solo con ese dato alcanza para meterlo en el otro casillero de la producción compositiva de Smith, ese al que no van las canciones irresistiblemente poperas, sino las más oscuras, melancólicas y poco radiales. Eso no quiere decir que sea una canción “difícil”: por el contrario, es una balada tristona pero accesible, aunque la voz entra recién en la mitad del tema.
Smith canta sobre lo que se termina, sobre la mortalidad, con un tono agridulce: “Este es el final de cada canción que cantamos / El fuego ya es cenizas / Y las estrellas se oscurecieron con lágrimas / Con frío y temor / Los fantasmas de todo lo que hemos sido / Brindamos los restos amargos por nuestro vacío / Las esperanzas y los sueños se fueron / El final de cada canción / Y todo se detiene / Siempre estuvimos seguros de que / Nunca cambiaríamos y todo se detiene / Siempre estuvimos seguros de que / Seguiríamos siendo los mismos / Pero todo se detiene / Y cerramos los ojos para dormir / Soñar con una chica y un chico / Que sueña que el mundo no es más que un sueño / ¿Adónde se fue, adónde? / Un lamento quebrado nos llama a casa / Este es el final de cada canción que cantamos / ¿Adónde se fue, adónde? / Un lamento quebrado nos llama / Este es el final de cada canción que cantamos / Solos.
“Solos” y no “solo”: ahí está el detalle. “Alone” es el adelanto de un disco que aparecerá el 1º de noviembre, llamado Songs of a Lost World. La canción es la que “desbloqueó” al resto del disco, según el cantante. “Me venía costando encontrar el primer verso de la primera canción, aunque tenía la idea de ‘estar solo’ en la cabeza”, agregó. “Cuando terminamos de grabarla me acordé del poema ‘Dregs”, del poeta inglés Ernest Dowson, y ahí entendí que la canción y el disco eran realidad”. GR
“Fantasmas”, de Los Walrus
El primer adelanto de La expansión –esperado disco de Los Walrus y primer larga duración grabado con la formación actual– llega para consolidar el renovado sonido de la banda. Los originarios de La Paloma se han hecho un nombre en la escena musical emergente a fuerza de pogos en los sótanos capitalinos y ofrecen un rock sónico guitarrero de melodía pegadiza y estribillo coreable, representativo del espíritu de la generación pospandemia.
“Es que todo va a explotar este finde, las ganas de estar en paz y partirme”, canta Jacinto, guitarra y voz de Los Walrus, disfrazando entre el ritmo alegre un dicotómico sentir colectivo de desesperanza resignada y ganas de más. Del derrumbe del mundo conocido que representó el oclusivo 2020, Los Walrus renacieron con hambre de construir algo nuevo.
“Fantasmas” se despide en un fadeout de sintetizadores, anticipando el camino de lo que sigue: un disco identitario para el nuevo underground, que verá la luz a fines de octubre. RC
Vaqueros, de Ryan
El nuevo disco de la banda argentina irrumpe en la escena como una invitación de regreso al rock porteño de los tempranos 2000: 14 canciones de amor juvenil con la ciudad como escenario y musa. Ryan se distancia de la brevedad inmediata de los lanzamientos recientes, en un disco conceptual con actitud y determinación.
La banda experimenta con influencias punk –en “Madonna y Basquiat”, por ejemplo, con una base rítmica protagónica– y también se anima a coquetear con las baladas en “Mil guerras”, en la acústica “Los mareados” o en “El beso más famoso del mundo”, homenaje a los Rolling Stones incluido. En verdad, el verdadero eje de Vaqueros es el rocanrol en su versión más rollinga, esa que supo teñir a Argentina de cerquillos rectos y overoles de jean hace un par de décadas.
Si hay algo que los Ryan saben es ser radiales. En su currículum ostentan haber sido la cortina de una telenovela de Polka, y esa habilidad para fabricar hits cobra fuerza en el nuevo álbum. El cierre, “Dicen que va a parar”, se suma a los adelantos “Yo me quedo” y “No nos pueden separar”, potenciales canciones de cancha entonadas por la voz rasposa de Dante y, seguramente, también por las de sus seguidores en las próximas presentaciones de la banda. RC
“No tengo nombre”, de Franny Glass
Acompañado de un cinematográfico videoclip dirigido por Diego Parker Fernández que inserta al cantautor uruguayo en escenas icónicas del séptimo arte, este simple es el regreso de Franny Glass luego de tres años dedicados exclusivamente al proyecto homónimo de su identidad “oficial”, Gonzalo Deniz.
Una melódica tocada por el propio Deniz y un teclado disonante interrumpen la envolvente guitarra arpegiada mientras la voz reitera: “Y yo no tengo nombre”. El músico debe este nombre artístico a un personaje del escritor estadounidense JD Salinger, integrante de la exótica familia Glass y tan inconformista como el célebre Holden Caulfield. Deniz, en tanto, le debe a Franny Glass los primeros –y exitosos– 14 años de su carrera. Con este lanzamiento, ambos se unen de cara a un nuevo álbum, Ahora después, a estrenarse el próximo noviembre. En tanto, el 5 de diciembre, Gonzalo Deniz volverá a ponerse en la piel de su álter ego para defender nuevas canciones junto a su banda sobre el escenario de la sala Zavala Muniz. RC
“No lo entenderías”, de Davus y Eliz
El prolífico David Oliver, más conocido como Davus, sigue siendo el más raro de los exponentes de la música urbana de Uruguay. En “No lo entenderías” confirma su fase romántica, con un tema que no incluyó en el LP Sentimental Thug (2024).
Los productores Tadu Vázquez, One Way y Balta entregan una base ni mínima ni recargada con un candombe extraído de un sample para descifrar y un piano reflexivo que podría recordar al de Bruce Hornsby en “The way it is”. El beat somnoliento suena oportuno para este himno de incomprensión. Davus escribe sobre estilo de vida y arte regidos por religión. “Si la queremos, la tenemos” y “no hay plan B, esta es la única salida”, canta.
Su improbable unión con Rodrigo Elizalde, Eliz, funciona a la perfección. Davus no se mueve de su serena oscuridad, y la furia de la misión por cumplir le queda ideal a Eliz, que rapea “Pa’ que nadie me juegue, yo apago el celular” y “Sé que se me va a dar, eso es por ley”. Uruguay en la casa. FM
Nunca me fui, de Lila Downs, Soledad y Niña Pastori
En 2014, la argentina Soledad Pastorutti, la mexicana Lila Downs y la española Niña Pastori editaron Raíz, un trabajo en el que cruzaron sus repertorios criollos para llegar a un lenguaje en común. El álbum fue recibido con entusiasmo y ganó el Latin Grammy en la categoría folclore, para el que parecía destinado. Diez años después, la santísima trinidad iberoamericana se volvió a reunir en Nunca me fui.
El EP de cinco canciones sigue el camino del larga duración anterior y abre con la inédita “Tan bonita”, una celebración territorial con pulso de cumbia. Además, cada artista arrima al fogón una canción: Lila Downs con su “Mezcalito” oaxaqueño, el sabor flamenco de la cantaora española en “Pon que dale”, mientras que la embajadora rioplatense aporta “Hispano”, ese manifiesto de la lengua española que calza perfecto en este proyecto. El final del extended play es para la “respetuosa versión” de “Todo cambia”, el himno popular compuesto por el chileno Julio Numhauser e inmortalizado por Mercedes Sosa, quien es, de alguna manera, la madre de todas las cantoras. DM
Alma gitana, de Sofía Viola
En su sexto álbum, la argentina Sofía Viola vuelve a sorprender. Mantiene la esencia que late en su gola con tersura arrabalera, pero sin repetir fórmulas. Se aleja, quizás como nunca, del formato fogonero donde la obra descansa en la guitarra criolla, para zambullirse en los samples. Como lo anuncia el título, la cantante nacida en Lanús va detrás de las raíces andaluzas y de las texturas sonoras de Medio Oriente, sin abandonar del todo el corazón latino que define su obra. El resultado es un sonido que denomina “gypsy de la zona sur”, que impregna a este puñado de inspiradas canciones con aire flamenco, cachondas, poperas y esencialmente bailables.
Desde la arábica “El oasis” al hit de verano “¿Qué será de ti?” o la bomba rumba reguetonera “Ven a mi vereda”, en las nueve composiciones se destaca su capacidad interpretativa para cabalgar las sudorosas y pegadizas melodías que se vuelven larareos al instante. “Es que mi alma tan gitana me hace ser del viento”, canta en el tema que da título al disco y no se puede más que asentir mientras movemos las patitas. DM
“Big Dreams”, de Amyl and The Sniffers
La banda punk más relevante del planeta acaba de publicar una balada, y es un temón. Sabíamos que Amyl tiene una escena demoledora, pero no que podía cantar tan bien. Eléctrica pero despojada, arpegiada y riffera, la canción habla del bajón de un nuevo cumpleaños, mientras la banda se mueve cerca del hard-rock y la melodía recuerda al indie noventero más emocional. Este y los anteriores adelantos ya aseguran que Cartoon Darkness será un gran disco del cuarteto australiano. GR