Si hay algo que caracteriza a la muestra del último Premio de Ilustración es la variedad: hay narración, reflexiones sobre la representación o los materiales utilizados, nuevas visiones sobre elementos cotidianos, humor y juego para hablar de temas complejos, dibujos autorales y otros que parecen inscribirse en corrientes afianzadas (la belleza de la naturaleza y la amenaza que puede representar, las ciudades idealizadas y las ciudades como espacios llenos de caos, mugre y tránsito).

El premio fue organizado por el Instituto Nacional de Artes Visuales y la Embajada de Portugal en Montevideo y presenta las obras de 25 artistas. Su recorrido es sencillo y claro, con el amarillo destacando a los ganadores y a las imágenes de Portugal, país invitado en la muestra.

En la obra de Alfredo Ghierra se construye un mundo dentro de un mundo. Con un paisaje del espacio exterior, la ilustración muestra pequeñas ciudades en burbujas bajo las estrellas, esas estrellas que son puntos blancos, sin demasiada abstracción, ya características de su trabajo. Destaca su atención obsesiva al detalle: se pueden ver las cúpulas redondeadas y los techos triangulares de los edificios. Es una sola imagen cargada de fantasía, pero aborda los temas que suelen interesar a Ghierra, como la arquitectura y la vida urbana, ciudades que están cerca y lejos a la vez.

En la obra de Marcelo González el ómnibus es como cualquier ómnibus montevideano, con sus cortinas cortas y altas y sus asientos de plástico, pero parece estar metido en una centrifugadora. Vemos aquí un buen trabajo con las sombras, los grises, los brillos, creados tan sólo utilizando un lápiz. A su vez, genera una sensación de extrañeza ver un elemento cotidiano de forma poco realista y aún más expuesto en la sala de un museo. No es ninguna novedad a esta altura, pero no deja de asombrar.

Mujeres, pájaros, flores, pianos: en las dos ilustraciones de Ceciro todo se entrevera, las formas no son claras y parecen componer un todo. Llama la atención una paleta de colores distinta y el uso del perfil, lo que le da un aire antiguo, pero también muy personal. Las nociones de lo femenino y la libertad parecen sobrevolar con delicadeza sus imágenes.

Una casa atrapada entre plantas gigantes es lo que nos muestra Margarita Brum, ganadora de una mención. Es un bordado con hilos en tonos de rojo y negro. La escena no es realista, parece salida de un sueño o más bien de una pesadilla. En la casa hay ojos y manos, los hilos se deshacen a medida que se desciende. Hay una conciencia y una intención de mostrar la técnica, dejarla en evidencia, y hablar de un abajo y un arriba, el mundo que percibimos y el que se encuentra bajo tierra. Ambos elementos la resaltan y dejan la imagen impregnada en la memoria.

Un cóctel de lo urbano

El segundo premio destaca por la economía de recursos: cómo decir varias cosas y contar una historia con poco. Victoria Capdepon presenta una idea de lo que se disfruta en conjunto, del uso de la ciudad, de lo público, lo colectivo. Los protagonistas de la secuencia derrocan una estatua y se exhibe la tensión entre el arriba y el abajo, lo vertical y lo horizontal. También hay detalles que agregan humor y descontracturan, y otros que aportan en lo narrativo, como un árbol que marca el paso del tiempo pero también el ánimo de los personajes.

El dibujo ganador del primer premio es para mirar un rato largo. Parece que Ca_teter se hubiera preguntado cómo retratar el caos y la agresividad que impera en las ciudades. No es una ilustración plácida. En este cruce de calles hay líneas en distintas direcciones, dibujos sobre dibujos, manchas que hacen que los elementos parezcan estar derritiéndose; las luces y el humo de los autos están muy perfilados. Algunas palabras indican la marca de los vehículos, agresiones de los conductores o si un taxi va libre. La imagen no implica sólo contemplación, sino entendimiento y lectura, el observador se involucra, hay un relato.

Peregrino, de Alejo Schettini, es un video que gana muchísimo con la música, que consigue emocionar con una historia muy sencilla pero donde está todo: la vida, la independencia, la libertad, la fuerza, la valentía, la compañía. Sólo protagonizado por un pequeño pájaro negro y con música instrumental, sin sonido diegético. Mención aparte merecen las ilustraciones. Unos cielos magníficos hechos de retazos y un excelente manejo de los tiempos lo hacen muy merecedor del primer premio en animación.

La obra de Figari es plena de movimiento y vitalidad, por lo que verla animada tiene sentido. Eso es lo que hace Matías Bervejillo en un video extenso, que gana cuando los distintos personajes del icónico pintor nacional se transforman en otros, cuando los elementos parecen descomponerse de a poco. Un muy oportuno homenaje, ganador de una mención.

El video de Francisco Cunha da contexto y muestra al autor reflexionando ante lo que expuso recientemente en el marco del Premio Montevideo de Artes Visuales. Allí exhibía hojas de sus cuadernos con dibujos de la ciudad, donde convivían perros con personas, vehículos, carteles publicitarios y señales de tránsito. Ahora les da vida mediante la animación, donde sobresale el momento en que comienzan a aparecer los distintos elementos hasta cubrir el cuadro, mostrando cómo la ciudad es una gran mezcla, donde todo se confunde y se influye.

Foto del artículo 'Robusta y vibrante: una recorrida por el IX Premio de Ilustración'

Monstruos, animales y plantas

La obra de Juan Pablo Palarino es una de las que más destacan. Sus ilustraciones muestran caballos y pájaros formados por manchas, como si se hubiera volcado una pintura, con formas redondeadas y detalles que hacen que parezcan un músculo a punto de reventar o la hoja de una lechuga. Vemos esencialmente un negro contaminado por otros colores, donde las formas se deshacen y dan una idea de organismo vivo, poder y fuerza, pero aislados de alguien concreto. Es una visión oscura y tenebrosa, una mezcla del mundo vegetal y animal muy bien lograda.

Matías Acosta, ganador de otra mención, nos presenta a un monstruo gigante en un mundo lúgubre, donde predomina el blanco y negro. La historia y sus personajes son extraños, ambiguos y generan curiosidad. Se trata de un dibujo digital, lo que se percibe en sus formas, que parecen reducidas a la mínima expresión. Hay triángulos y semicírculos perfectos, figuras que pueden resultar algo frías, pero que también invitan a pensar sobre el uso de las nuevas tecnologías, la expresividad y lo geométrico en el arte.

La conexión, su pérdida y el mundo virtual están en la esencia de las ilustraciones de Javier Gómez. Las imágenes se enmarcan como elementos de un chat e incluso vemos los tan conocidos tics que marcan que se ha enviado un mensaje. Hay besos y lágrimas compartidas, dos universos que se unen, con colores y formas que remiten a Andy Warhol. Resulta original y actual en su tema, atravesado por la tecnología. Esto no se ve mucho en la muestra, donde la mayoría de los hechos que se exhiben podrían haber sucedido en épocas pasadas. Algo que abre preguntas: ¿lo que vemos en la muestra es un mundo idealizado? ¿Se relaciona con el vínculo de la ilustración con lo infantil? ¿Estas imágenes también pueden funcionar como un bálsamo frente a la sobredosis de estímulos diaria?

Lo que propone Laura Carrasco transmite un amor por las plantas, con distintas muestras de lo que ellas pueden ofrecer con imágenes bellas. Hay exteriores e interiores cargados y llenos de detalles que remiten a algunos libros infantiles. Allí uno se entretiene observando las diferencias que hay entre las decenas de plantas ilustradas. En esta obra, que obtuvo otra mención, se muestra una vida bucólica ideal, resaltando valores como el cuidado, la atención, la paciencia. Los personajes son mujeres, por lo que se percibe una idea del poder femenino, del vínculo con el cuerpo y la naturaleza.

En el trabajo de Dani Scharf se deja lugar para el surrealismo con un tríptico formado con trazos gruesos, juegos con las formas y los conceptos. Hay elementos extraños, como personas con orejas de conejo o sillas con botas puestas, algo que ya es casi una marca de su trabajo, muy reconocido últimamente. Sus ilustraciones de colores fuertes y escasos detalles recuerdan a esas singulares cajitas de fósforos antiguas de Europa del Este.

Foto del artículo 'Robusta y vibrante: una recorrida por el IX Premio de Ilustración'

La naturaleza alucinada

El premio cuenta con la participación de Portugal como país invitado de honor, por lo que las propuestas uruguayas están acompañadas de las obras ganadoras de las ediciones 2021 y 2022 de su Prémio Nacional de Ilustração. Entre imágenes coloridas, con rasgos pictóricos y paisajes surrealistas, se destaca lo que presenta Ana Ventura, donde vemos la ilustración pensando sobre la pintura, con una síntesis de un cuadro de Manet. Aquí, el Almuerzo en la hierba está modernizado, con personajes rellenos de plantas y sin el impacto de la mujer desnuda, que le valió un escándalo al autor original.

Una protagonista observada a través de un gran ojo. El punto de vista elegido distingue al trabajo de Olga Bely. Hay mucha belleza en las imágenes, donde sobresale la primera, por la composición y el uso que hace de los azules, celestes y violetas. Olga cuenta una historia en una simple secuencia, con seres fantasiosos y amenazantes, que rodean a la chica con sus cuernos y colmillos, aunque todo parece tener un final feliz.

Mayo floral, de Daniela Beracochea, se asocia instintivamente a los libros infantiles, lo que lo carga de nostalgia, y le valió una mención especial. Son dibujos sencillos, sin demasiados detalles, con árboles de troncos violetas y pájaros negros que revolotean por sobre las figuras humanas. Se destaca el uso de ciertos patrones y el trabajo con la profundidad que se genera mediante la técnica, con elementos que resaltan más y otros que resultan casi transparentes, a lo que suma cierta emotividad implícita en los gestos de los personajes.

El tríptico que presenta Estefanía Barnetche tiene algo inquietante. Por la oscuridad, por los ojos de la protagonista. No muestra una escena campestre alegre, los colores son opacos. El personaje principal tiene algo de cómic, con sus botas rojas con estrellas y su corona celeste. Lo que sucede no es claro y no parece importar, pero sí logra generar cierta sensación de incomodidad y curiosidad, por entender y saber más sobre esa historia, su protagonista y esos animales sueltos.

La exposición habla del buen momento que está atravesando la ilustración uruguaya, vinculado con los libros infantiles, pero también expresándose de otras maneras, con nombres reconocibles y sitio en el exterior. En 2023 Dani Scharf ilustró para el Solís, mientras que Francisco Cunha y Ca_teter fueron seleccionados en el Premio Montevideo de Artes Visuales. Estos hechos la alejan de la idea de un arte menor y la acercan al espacio que merece.

IX Premio Nacional de Ilustración. En la sala 1 del Museo Nacional de Artes Visuales (Tomás Giribaldi y Julio Herrera y Reissig) de martes a domingo de 13.00 a 20.00. Hasta el 18 de febrero.