“La mayoría de las canciones fueron creadas durante la cuarentena que nos abrazó este 2020. A las futuras generaciones de seguro les hablarán de este año oscuro”. Así arranca una de las leyendas incluidas en el librillo interno de Beach Chroma, el segundo LP de Incluso Si Es Un Susurro Soviético –el proyecto musical liderado por Federico Cáceres–, recientemente reeditado en casete por el sello Shaemingow Records.

Después de que grabó su primer disco (Holodomor, 2019) y lo subió a Spotify, no pasó mucho tiempo para que el nombre de este artista tacuaremboense comenzara a sonar en charlas de bares e intercambios de redes sociales como la mejor recomendación de los veteranos de la escena indie, entre ellos Pau O’Bianchi, Flavio Lira y Federico Morosini (de Julen y la Gente Sola).

El inmediato encanto podría explicarse por la excentricidad que supone para el montevideano ombligocéntrico el origen de patria gardeliana de esta nueva figura independiente y su extraña obsesión por unas playas ajenas a su tierra y la de Eduardo Darnauchans. Sin embargo, estos dos datos pueden resultar completamente irrelevantes si se incluye en la ecuación a un ciudadano chino que descubrió a este uruguayo por los engranajes digitales de un algoritmo y sólo conoce el elegante sonido de las canciones de Cáceres.

Al principio fue él solo, en su cuarto, con una guitarra y una computadora, adoptando la práctica –aunque compleja– solución de one man band. Algo de lo primerísimo disponible (en bandcamp) se llama “Igual”, una canción fechada en agosto de 2018, con tristeza de The Cure y Joy Division y una voz intervenida con un efecto de rotura.

Al verano de 2020 llegó como muchos, afectado por el intenso calor de su departamento y por la incertidumbre de lo desconocido, aunque entusiasmado por la elaboración de Beach Chroma, su segundo LP.

En el medio, las cosas habían cambiado bastante también entre sus más cercanos. Tiempo después, lanzaría otros dos discos: Brutalismo soviético y El Club, ambos de 2022. Pero antes sucedió Beach Chroma, su segundo LP, editado en plataformas digitales por el sello tacuaremboense Gaze-fi Records y grabado entre enero y abril de 2020 en un estudio casero, con una guitarra Jaguar Squier, un bajo Jazzbass Squier –que el músico pidió prestado– y un controlador MIDI para baterías y teclados. Cáceres se encargó de la ejecución y grabación de todos los instrumentos y también de la producción de la placa (con la colaboración en este rubro de Julia Lunar), que vio la luz en abril de 2020, en plena pandemia.

Al año siguiente, Shaemingow Records fabricó una primera y preciada edición en formato casete.

Entre las 21 nuevas canciones, “Killer Whale” fue la elegida para abrir el disco. Una intro de bajo y batería le deja lugar al teclado de una fiesta fallida que no se suspende. Es un comienzo contundente de un músico inspirado y genial, capaz de construir una melodía gigante con trazos precisos –pocos– de un ejecutante experto que escuchó demasiada música antes de tocar una nota.

“Estamos esperando afuera hasta que el sol arda” y “los conjuros más oscuros son los que perdurarán”, canta en “El último hoy”, una canción pop a la que le cuesta encontrar símil en otro disco uruguayo. El surf depresivo de Cáceres está hecho de originales punteos de guitarra, colores borroneados de teclado y un bajo, siempre al mando de su imaginario pictórico apocalíptico.

El disco sigue como un caño de grandes éxitos inesperados, uno detrás del otro. En “Angustia soviética”, con Julia Lunar en el coro, cambia de ritmo y recuerda a Riki Musso, Exilio Psíquico y una psicodelia de lounge de los 60. “Ya no es moda la ansiedad, / el temor de todos los días”, observa. Prueba con un arreglo tropical en “Frecuencia Anti-Itna” y después manda “Bahía cósmica”, tal vez el mejor tema del disco y el atril de un cantante en potencia, todavía protegido por una red de riffs para animarse, por fin, a bailar.

Hay quienes podrán quedarse con el distorsionado acercamiento de “La nueva generación”, el muy Pixies “Amigos en el cementerio”, el electrónico “Primavera esquinal”, aunque no habrá dudas de separar aparte “Arena”, la joya instrumental de este rey que ya debería estar coronado.

Beach Chroma está disponible en plataformas digitales y para conseguir un ejemplar de su reedición en casete se debe escribir un mensaje a las cuentas de Instagram de @inclusosiesunsusurrosoviético y @shaemingow_records