Durante los calurosos enero y febrero de Montevideo, la escritora, dramaturga y directora teatral Marianella Morena pasó sus días en un departamento del centro de Helsinki y, sobre todo, en las instalaciones de su Teatro Nacional. Allí, en ensayos de hasta siete horas, preparó el estreno de Metsä furiosa (Bosque furioso), la obra con la que ocupó una nueva sala del lugar –dedicada al teatro contemporáneo– y agotó entradas durante marzo con la historia de Rita, una trabajadora sexual uruguaya (interpretada por Lucía Trentini) decidida a combatir el colonialismo de las fábricas papeleras finlandesas.

Morena, la primera creadora latinoamericana en estrenar sus textos en el célebre Kansallisteatteri, se apoyó en las virtudes expresivas y escénicas de Trentini y sumó un elenco de actores locales para construir una dramaturgia que habla dos idiomas. También se acostumbró a las tempranas puestas de sol y a los 25 grados bajo cero, se adaptó a un raro silencio, visitó viejas fábricas papeleras que conviven con el paisaje vanguardista en la forma de fantasmas, y llegó a las típicas bibliotecas públicas de la ciudad: “Ahí pasa de todo”, cuenta Morena desde Gales, ahora abocada a un nuevo proyecto. “Son espacios de convivencia y de lectura, que también cuentan con islas de edición de sonido y video, salas de ensayo, lugares para cocinar, máquinas de coser, un sector de niños, y todo con acceso libre y gratuito”, detalla.

“En la calle nadie toca bocina, la gente no grita ni habla fuerte”, relata, todavía asombrada. “Allá todo tiene que ver con una construcción de amabilidad. El teatro, por ejemplo, cuenta con un protocolo para que el espectador sepa que está entrando a un lugar libre de acoso, y además se alienta a las personas a que saluden a los demás, por ejemplo”, explica.

Su vínculo con el país europeo tiene larga data. En 2019 había conocido a los fineses Satu Herrala (coreógrafa y curadora del proyecto) y Jussi Lehtonen (actor de la obra) en una residencia artística del departamento de Rivera, a cargo de la coreógrafa y artista visual Tamara Cubas. Con ellos elaboró el proyecto de arte e investigación El bosque como escenario de la geopolítica. Fue el primer paso que terminó con su nueva obra en Finlandia.

Además, la instalación de plantas papeleras finlandesas en Uruguay la habían inspirado a tomar el texto original de la obra Un enemigo del pueblo, del noruego Henrik Ibsen, y reescribirlo para la versión que la Comedia Nacional estrenó en octubre de ese mismo año.

La investigación previa la llevó, primero, hasta las whiskerías de Centenario, la localidad duraznense en la que transcurre la acción de Metsä furiosa y donde funciona la planta de celulosa más grande de la empresa UPM-Kymmene.

“Una de las cosas que descubrí ahí fue cómo se amplifica la prostitución y la explotación sexual alrededor de las fábricas. Finlandia es un país en el que el Estado controla el consumo de alcohol y la prostitución está prohibida. No tenés que pensar ni un segundo para darte cuenta de cómo eso deja en evidencia la desesperación de los trabajadores finlandeses cuando llegan a Uruguay y se van todos directo a la whisquería, así como su vínculo con el alcohol y la prostitución. Es como que te vas al otro lado del mundo a hacer lo que no podés hacer en tu casa”, afirma la dramaturga.

Metsä furiosa es teatro político violento. La presentación comienza con una declaración de diez minutos en la que queda claro que ‘el país ha sido saqueado’. El mal ha llegado del otro lado de los mares, de la por lo demás tan amigable Finlandia”, comienza una nota del semanario local Suomen Kuvalehti, firmada por Markus Ånäs, a la que no le falta cierto sarcasmo enojado. Por su parte, la periodista Maria Säkö, del periódico Helsingin Sanomat, le otorga a la obra cinco estrellas y remarca que “siempre trabaja con la pregunta, no busca venganza sino un diálogo sostenible” y es “un espectáculo lleno de amor”.

“La gente se conmovió, agradeció y, en muchos casos, nos dijo que sintió vergüenza de ser finlandesa”, cuenta Morena sobre las devoluciones que recibió del público local.

“La idea de la obra es reflexionar juntos, pensar en qué mierda estamos haciendo con el mundo”, dice. “Y sí, tu actitud es colonizadora, esto no generó más empleo, estás saqueando a un país; está bueno que lo sepas”, agrega.

Una historia entre muchos datos

“Los datos fríos no tienen cara, no tienen historia”, dice sobre las cifras y estudios publicados sobre el impacto de las plantas de celulosa en Uruguay. “Están ahí, los podés buscar en Google cuando quieras, es muy fácil encontrarlos, pero a nadie le importan. Hoy la verdad no pasa por ahí. Para dejarla en evidencia es necesario utilizar otras herramientas, y ahí es donde encuentra lugar el teatro”, sostiene, y sentencia. “Si no hay historia, no podés llegar a la gente”.

“Así encontré la historia de una trabajadora sexual que me sirvió para hablar de muchas de las cosas que nos están pasando en Uruguay y que, por negación o por dolor, parece que no queremos ver”, resalta. Que la protagonista sea una mujer tampoco es casual. Es algo que vengo desarrollando desde hace tiempo: en las diferentes formas de colonialismo y de saqueo, la norma es la explotación de los más débiles”, apunta.

“¿Qué sentís al traer una obra de teatro que confunde a la gente?”, le dijo una ejecutiva de UPM con quien se cruzó luego del estreno de la obra.

“El teatro nunca se viraliza, no termina siendo masivo, pero sigue provocando cosas”, concluye Morena.