La semana pasada se presentó la sexta edición del programa IDA, una iniciativa de la Dirección Nacional de Cultura y la Agencia Uruguay XXI orientada a apoyar la traducción de obras literarias nacionales, con el objetivo de que escritores y escritoras de nuestro país trasciendan fronteras.

En funcionamiento desde 2019, el programa –cuyo nombre honra a la escritora y traductora uruguaya Ida Vitale– ya ha contribuido a la traducción de 50 obras uruguayas a once idiomas, además de apoyar nueve traducciones al inglés de extractos de obras para su promoción internacional y la producción de siete audiolibros.

Sebastián Risso, director ejecutivo de Uruguay XXI, afirmó que “esto es exportación de servicios creativos de Uruguay. Esto es Uruguay, viéndose en otros países, en otras latitudes”. Y agregó que “uno cuando lee un libro extranjero se le viene a la cabeza el país de donde es el autor y dónde están sucediendo los hechos”.

Mariana Wainstein, directora nacional de Cultura, se refirió al trabajo en conjunto con la agencia de promoción de exportaciones. “Ambos entendemos que la cultura tiene mucho que ver con la marca país, con la imagen del país en el exterior, que de alguna manera somos el storytelling de todos esos emprendimientos empresariales que salen a buscar mercados afuera”.

La presentación tuvo como moderador al escritor Pablo Silva Olazábal, quien a su vez fue beneficiario del IDA por su libro Conversaciones con Mario Levrero, en una charla distendida con sus colegas Federico Ivanier, Cecilia Ríos y Mercedes Rosende. “Así como se habla de que en Uruguay hay muchos jugadores de fútbol por metro cuadrado, y están saliendo constantemente, es sorprendente, en comparación con la población que tenemos, la cantidad de escritores que hay”, reflexionó Silva, dando el puntapié inicial al intercambio de anécdotas relacionadas con la traducción de obras.

Ivanier publicó en la editorial Hoperoad Publishing de Inglaterra una traducción de su libro Nunca digas tu nombre. En su caso, una traductora británica realizó un scouting de literatura juvenil latinoamericana para traducir al inglés y uno de los títulos seleccionados resultó el suyo. “Fue muy rápido a medida de que fuimos contactándonos. Ella hizo todo el proceso de venta de los derechos, y una vez que la obra quedó dentro del catálogo de la editorial, accedimos al programa de traducción”.

“Yo participé ayudando a la editorial y haciendo el nexo para poder aplicar ese fondo y poder tener una ayuda, que es importante con las editoriales pequeñas”, agregó Ivanier. “Para una editorial extranjera, publicar un libro traducido tiene un doble riesgo: por un lado, la dificultad de cómo el autor promociona la obra estando allá, y la segunda dificultad es que hay que pagarle a un traductor”.

A continuación Ríos compartió la experiencia que llevó a que No fumes ni vayas a la guerra se tradujera al serbio, y que comenzó en un viaje a la zona de donde provenían los padres de su pareja. “Fue un camino azaroso”, explicó, ya que casualmente se cruzó con una licenciada en Letras Hispánicas que se alegró de escucharla hablar en español.

Esta persona primero tradujo algunos cuentos en revistas especializadas y luego una novela inédita, gracias a su buena voluntad. “Cuando vi el aviso de este programa, me pareció que era una manera de intentar retribuirle a esta persona que había hecho ese esfuerzo por difundir mi obra en un país tan extraño sin recibir nada a cambio”.

Mercedes Rosende se refirió a la traducción de su novela El miserere de los cocodrilos. “Es importante presentar todo el apoyo del Estado a las artes en general y en este caso a la literatura. Cómo eso debería ser una política de Estado y cómo de alguna manera se está encaminando a ser una política de Estado”, recalcó, destacando también el papel del programa Books from Uruguay del Departamento de Industrias Creativas (Dicrea) del Ministerio de Educación y Cultura.

“Los libros tienen un camino misterioso. Cuando se hace una traducción, se le está dando a un mercado enorme la posibilidad de leer a un escritor, en este caso, uruguayo”, dijo la autora. Además, contó que a raíz de la versión alemana de su libro apareció la edición en inglés, que llegó a rincones tan diversos como Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda o Taiwán: “Hasta dónde puede llegar un libro uruguayo con una traducción es completamente impredecible”.

La convocatoria actual está abierta hasta el 31 de julio. Las bases y condiciones del programa IDA, así como el formulario de postulación, pueden encontrarse en el sitio web de Uruguay XXI.