El economista Mauricio Zunino, que asumió la intendencia de Montevideo en junio, habló sobre el aniversario del Solís, del mismo modo que la ingeniera Carolina Cosse, que renunció a ese cargo para dedicarse a la campaña electoral. La directora de Cultura departamental, la profesora María Inés Obaldía, se refirió a su relación con la institución en el especial Teatro Solís, parte de tu historia, de TV Ciudad.

Mauricio Zunino

“Que se estén cumpliendo hoy 20 años de la reapertura del teatro Solís es un hecho importante para la ciudad de Montevideo. Es un ícono cultural que está marcando y ha marcado una trayectoria en cuanto a las posibilidades de tener un espacio de primer nivel a escala mundial, donde se puedan presentar distintas alternativas culturales, desde lírica, música y teatro hasta distintas acciones que van haciendo su marca en la agenda cultural montevideana”.

“La reapertura implicó en su momento un importante esfuerzo de la Intendencia de Montevideo. Estamos orgullosos de que se haya podido hacer, del esfuerzo que hicieron otras administraciones anteriores, en particular las de Mariano Arana, a partir de las cuales hoy podemos contar con este espacio”.

“Creo que los 20 años marcan también un relieve. Este año el Solís ha tenido una explosión muy importante, sobre todo con lo que tiene que ver con la valorización de las obras y del espacio, no sólo en la sala principal sino también en las salas complementarias, y un uso conjunto para todas las cosas. También se abrieron espacios, no sólo estrictamente para espectáculos, sino dando la posibilidad de contar con las salas complementarias para llevar adelante acciones, talleres, jornadas y demás, que muestran las posibilidades que tiene todo el edificio”.

“A partir de este aniversario y del éxito de la mayoría de las acciones que lleva adelante el Solís, esperamos que continúe por un lapso muchísimo más prolongado y que se adecue a los desafíos de la nueva etapa que se avecina”.

Carolina Cosse

“El Solís ha significado muchas cosas en mi vida. Debo ser sincera: si hago memoria, cuando era niña para mí era algo que estaba al lado del restaurante El Águila, donde mi papá y mi mamá me llevaban a comer cosas ricas después de ir al cine. Quizás alguna vez mi padre me haya llevado al teatro siendo muy niña; no lo recuerdo muy bien. Después como que dejó de existir para mí y era un lugar que estaba en un punto de Montevideo”.

“Creo que el Solís floreció con los gobiernos del Frente Amplio, con un aporte impresionante de Mariano Arana. Pero más allá de esa consideración política, que creo que es justa y oportuna, en mi vida significó el refugio, significó maravillarme. Uno de los momentos que más me gustan es cuando estoy dentro de la sala totalmente iluminada y de pronto las luces empiezan a bajar gradualmente y te van llevando de la mano hacia lo que vendrá. Y luego viene la música, la ópera, el teatro”.

“El Solís es eso: luz, refugio, explosión. Es el Solís de Macondo, es el Solís de la reinauguración, es el Solís al que visitan niñas y niños de Uruguay. Está en mi corazón, en lo más profundo”.

María Inés Obaldía

“Los cuerpos estables forman parte de la leyenda Solís. El teatro Solís no es sólo el teatro de Montevideo, es el teatro Solís de todo el país. Los cuerpos estables, que trabajan acá de manera sostenida y denodada, son los que le dan carne y cuerpo a esa imagen que tiene el Solís a nivel nacional y en todo el país. Son los que llevan adelante la palabra, son los que llevan adelante la convicción, son los que llevan adelante la música, el arte, la provocación. Son los que nos hacen posibles todos esos sueños que nosotros depositamos en los textos, en las partituras, en los pensamientos. Son el sostén, la malla que sostiene este gran teatro”.

“Siempre que he venido al Solís he venido a disfrutar, y eso es algo que muchos tenemos. Esto es como territorio de agradecimiento, tiene algo de santuario. Siempre que trasponemos el umbral, siempre que subimos por ese damero y nos metemos en la sala, sabemos que se viene algo grato, a veces algo emocionante, a veces algo que no sabemos cómo, pero tuvimos la suerte de ver o escuchar”.

“Se ve que esta es una vieja pasión en mi persona y que he sido bastante enfática al compartirla, porque en mi cumpleaños cuando cursaba mi primer año en el IPA, mis compañeros de clase me regalaron una visita colectiva al Solís y –algo que para nosotros era algo muy, muy distinguido– compraron entradas para un palco. Después, con el tiempo, uno sabe que la platea es mucho más disfrutable que los palcos, pero en ese momento, a la hora de hacer un regalo que fuera todo lo rumboso que podía, casi como la moña que lo envolvía, la idea fue que compartiéramos un palco. Recuerdo que el programa era rojo, rojo granate. Recuerdo que pasé una noche estupenda y que sentí que mis compañeros me querían porque sabían cuál era el mejor regalo que podían hacerme”.