Cartoon Darkness, de Amyl and the Sniffers

Amy Taylor tiene la fuerza de un huracán. El videoclip de la canción “Angels” -del segundo disco de la banda- lo muestra claramente. Se la ve en distintos escenarios, sacudiéndose como una posesa mientras los demás integrantes permanecen quietos a su alrededor. Su voz es una especie de grito agudo y furioso, a lo que se suma su aspecto de ganadora de concurso de belleza yankee pasada de rosca, con su pelo platinado, párpados azul brillante y una sonrisa desencajada. Tiene una energía que atropella, y se mueve con una mezcla de sensualidad y oda al fisicoculturismo.

Muchas de las canciones de Amyl and the Sniffers exudan su enojo y rabia, como el reciente corte “Jerkin”, un torrente de improperios con el humor que caracteriza a la banda australiana. Su actitud punk se siente genuina y en este nuevo disco persiste, pero se abren nuevas puertas, con un sonido de guitarras más grunge que en los anteriores y donde el típico chillido colérico de Amy se suaviza en algunos tracks, con destaque para “Big Dreams”, un precioso tema que pinta a una generación.

Las letras de la banda australiana son muy personales, y un lugar importante lo ocupan los cuestionamientos sobre la forma en que Amy muestra su cuerpo. El asunto ya se mencionaba en canciones anteriores, como “Animal”, pero cobra más fuerza en la formidable “U should not be doing that”. El disco cierra con “Me and the girls”, un tema feminista, groovy, eufórico y lleno de sarcasmo. Cartoon Darkness es como un shot de adrenalina, de esos álbumes que te dan ganas de hacer, salir, experimentar y poner a más de uno en su lugar.

Siamesa, de Siamesa

“Casas perfectas / Rutinas de skincare / Parejas que se aman / Frase inspiracional / Criptomonedas / Claves del éxito / Selfie 420 / Estafa piramidal”. Así empieza “Q.E.P.D”, una descripción aguda del desfile de gente tratando de pegarla que uno se puede encontrar en cuanto abre su Instagram. El tema resume muy bien por dónde va el debut de Siamesa en su disco homónimo: la depresión y ansiedad se mezclan con una mirada cínica a la vida posmasificación de internet, donde lo único que parece salvar es la amistad.

Esta perspectiva se acompaña con un sonido electropop bailable y pegajoso, y una mixtura de voces en la que una leve disonancia le otorga su toque distintivo. Ya lo habíamos notado al repasar su excelente single “Youtubers”, pero aquí profundizan en su retrato generacional cargado de humor, mientras la angustia juvenil se refleja en pantallas de cristal corrompidas.

Siamesa

Siamesa

Canciones para pequeñas dispositivos, de Holy Girl 000

La uruguaya Malena Rodríguez editó un disco rebosante de ideas y donde las canciones toman rumbos inesperados. Su propuesta es difícil de clasificar, aborda distintos estilos -incluso dentro de un mismo tema-, pero su voz delicada y de amplio rango funciona como elemento cohesivo. La primera canción del álbum ya evidencia un humor inclemente. A nivel de sonido, priman los elementos electrónicos, que muchas veces irrumpen ya avanzada la canción, se acumulan y se combinan con otros componentes orgánicos ya presentes.

Hay también un trabajo minucioso en la producción y la mezcla, con detalles e ingredientes que se revelan a medida que se suman las escuchas. En ese sentido, destacan canciones como “Holy Girl 2”, “Tú me gustas, tú me gustas” y “¡No me molestes más!”. Asombra que un álbum con tanta riqueza sonora haya sido grabado de forma casera por una única persona.

Holy Girl 000

Holy Girl 000

Romance, de Fontaines DC

¿Qué hacer cuando todos los ojos están puestos en vos? ¿Cuando sos “la banda que ha vuelto a hacer a las bandas cool” y la prensa espera el nuevo éxito? Fontaines DC hizo Romance. Su más reciente producción es un disco en el que la intensidad baja, que avanza a paso lento, mientras el más clásico pospunk que caracterizaba sus álbumes anteriores se entrevera con el rock alternativo de los 90, el indie y hasta el nu metal. Es distinto a lo que uno podía esperar del quinteto irlandés, pero a medida que se suman los tracks asoman esos temas clásicos con estribillos potentes que los dispararon al éxito mundial.

Atrás quedaron el cielo de Dublín y el descontento con la gentrificación. En Romance se abordan temas más universales, desde la sensación de vacío emocional y los ataques de pánico hasta los vínculos familiares. El grupo que había conquistado la escena pospunk europea con temas como “Big” -del excelente Dogrel (2019)-, siempre mostró una personalidad muy marcada. En su sonido las guitarras rabiosas se mezclaban con la forma desapasionada y áspera de escupir los versos de Grian Chatten, tan distintiva que hasta sus covers tienen la marca inconfundible de Fontaines DC (destaque para su versión de “Cello Song”, de Nick Drake). Al cóctel se sumaban letras intrincadas y cargadas de referencias.

En el nuevo disco se mantienen algunos de estos elementos, pero hay un mayor juego y una apertura a otras influencias. Luego de una breve canción introductoria, suena “Starburster”, que había sido el primer corte de difusión. Un track sólido, atípico para la banda, en el que el vocalista Chatten se acerca más al rap, para lo que ya había demostrado tener talento en el tema “Better Way to Live” con los geniales Kneecap.

Luego de algunas baladas más o menos olvidables, la segunda mitad toma mayor fuerza. Con un comienzo que recuerda a Echo & the Bunnymen aparece “Bug”, una de esas que suena a clásico Fontaines. Más adelante se suceden canciones que incorporan nuevos elementos sonoros e instrumentos, como violines, y un mayor rango vocal para Chatten. Un ejemplo es “Horseness is the whatness”, donde vuelven con las referencias literarias a su compatriota James Joyce. También destaca “Sundowner”, con el guitarrista Conor Curley en la voz principal. “Death Kink” es otro de esos éxitos indiscutidos y el disco cierra a lo grande con la brillante “Favourite”, en la ruta de The Cure y The Smiths, con una melodía perfecta y una letra agridulce, de las mejores de su carrera y uno de los hits del momento.

En una reciente entrevista con New Musical Express, Chatten decía que ser comprendido creativamente por demasiadas personas se sentía como si hubiera moscas posándose sobre él, que de vez en cuando debía quitarse de encima para ver quién era de verdad. Esa intención se trasluce en el nuevo álbum, pero acarreando una variedad de estilos que puede sonar a dispersión. Sumado a un cuestionable cambio de look, podía sentirse que los Fontaines estaban perdiendo la chispa, lo que los hacía únicos en una búsqueda de transformación. Pero si bien la banda cuenta con discos más compactos estilísticamente y este parece tratarse de un álbum de transición, su capacidad de hacer canciones memorables se mantiene, lo que es una buena noticia.

Fontaines D.C. - Romance

Fontaines D.C. - Romance

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