Hace algunos años era común que en los hogares hubiera un diccionario, pero estos impresos fueron desapareciendo junto con las guías telefónicas. ¿Será que nos hemos vuelto menos curiosos acerca de la definición de las palabras? No lo creo. Es que ahora andamos por la vida con un pequeño diccionario en el bolsillo (que también es una guía telefónica, una cámara de fotos y a veces hasta un teléfono).

Los diccionarios y las instituciones que los mantienen se mudaron paulatinamente a internet, donde es necesario ser noticia para llamar la atención, sobre todo en estos tiempos en los que Google trata de acaparar todos nuestros clics y nos da las definiciones de las palabras antes que los links para acceder a las páginas que las contienen.

En este contexto, en los últimos tiempos, y sobre todo en el hemisferio norte, se han popularizado las “palabras del año”. Editoriales como Oxford University Press o Merriam-Webster, instituciones como la American Dialect Society o incluso sitios web (¿se acuerdan de los sitios web?) como Dictionary.com eligen cada año una palabra o una expresión que refleje los temas de conversación, noticiosos o de búsquedas en internet.

El diccionario australiano Macquarie, por ejemplo, eligió en 2016 “fake news” y en 2019 “cultura de la cancelación”. Mi favorita es la expresión de 2017: “milkshake duck” (“el pato de las malteadas”), basada en un tuit humorístico que señala que poco después de encariñarnos con una nueva figura de internet, como un pato adorable que toma malteadas, descubrimos algo horrible de su conducta (“lamentamos informarles que el pato es racista”).

A veces la decisión es sencilla. En el lejano y cercano 2020 las palabras del año fueron “aislamiento” para el Collins English Dictionary, “cuarentena” para el Cambridge Dictionary, “pandemia” para Dictionary.com y Merriam-Webster, y “covid” para la American Dialect Society.

Dictionary.com es la empresa que logró colarse con mayor fuerza en la agenda noticiosa de este año, que se mueve a altísima velocidad en busca de su próximo pato de las malteadas. Y todo por la elección de la palabra del año: “67”. No se trata del número 67, sino de una expresión pronunciada “six-seven” (seis-siete). Si no la habías visto o escuchado hasta ahora, quizás no practiques suficiente doomscrolling (perder el tiempo en redes sociales, en especial con publicaciones y noticias negativas). A propósito, “doomscrolling” fue la palabra de 2020 para Macquarie Dictionary, imagino que solamente para llevar la contra.

En la explicación, Dictionary.com define sus palabras del año como aquellas que “sirven como una cápsula del tiempo lingüística, reflejando tendencias sociales y eventos globales que definieron el año”. Tal es, según ellos, el caso de 2025. “Si tenés un hijo en edad escolar, tal vez sientas una irritación familiar al ver estos dos números que antes eran inocuos. Si sos de la generación Alpha (más o menos los nacidos entre 2010 y 2020), quizás estés sonriendo por pensar en los adultos esforzándose una vez más por entender tu jerga notoriamente escurridiza”.

Ellos mismos explican, o tratan de explicar, que el uso moderno de “six-seven” se habría originado en una canción del rapero Skrilla llamada “Doot Doot (6 7)”, que fue viralizada en Tiktok, la red social en boga entre los Alpha, al menos hasta que salga otra más instantánea y con un algoritmo más preparado para servirte exactamente lo que tu cerebro necesita a una velocidad mayor que la que tu cerebro precisa para procesar lo que está ocurriendo.

“En cuestión de semanas, los maestros estaban intercambiando consejos en línea sobre cómo hacer que sus estudiantes dejaran de decir ‘six-seven’ todo el tiempo”, agrega el sitio.

Lo complejo de esta expresión en particular, y Dictionary.com no es ajeno a la ironía, es que “es imposible de definir”, incluso para un diccionario. “No tiene sentido, es omnipresente y absurda. Dicho de otra manera, tiene todas las características de un brainrot”.

A propósito, “brainrot” fue la palabra del año para Oxford University Press en 2024. Si bien se utiliza desde hace más de un siglo, en la actualidad se la emplea para catalogar imágenes, sonidos o expresiones (muchas de ellas las conocemos como “memes”) que comienzan como chistes en las redes y se viralizan también como broma. Los italian brainrots son una categoría aparte, poblada de personajes ridículos creados con inteligencia artificial que han dado el salto incluso al teatro.

Cómo y cuándo usarla

Algunos jóvenes utilizan “six-seven” como forma de decir “más o menos”, mientras que otros la usan como respuesta a lo que sea, con tal de frustrar al adulto que formuló la pregunta. “Es la consecuencia lógica de estar perpetuamente en línea, de navegar eternamente y consumir contenido alimentado por algoritmos entrenados por otros algoritmos. ¿Qué nos queda después de esa incesante sobrecarga sensorial? Six-seven”.

Atención, que el timing es fundamental a la hora de utilizarlo, y el propio sitio que eligió la expresión señala que ya existen derivados como “six-sendy”, o “41” (cuarenta y uno), que se presenta como “el nuevo six-seven”. No sea cosa que queden como gente pasada de moda.