Desde mediados de los 90 y durante dos décadas, el comediante y comunicador Gaspar Valverde fue uno de los protagonistas de la televisión uruguaya. Su talento actoral y su capacidad para interpretar el trazo más grueso del humor con genuina visceralidad lo habían convertido en un personaje entre simpático y excéntrico dentro de la vieja pantalla chica.

Este lunes se conoció la noticia de su fallecimiento, según informaron El País y Montevideo Portal. Desde el jueves por la noche había permanecido internado en el Sanatorio Americano a raíz de un derrame cerebral que, a las pocas horas, le provocó un daño cerebral severo.

Su formación escénica y sus primeras experiencias laborales fueron junto a la compañía del Teatro Circular y en obras para niños. En televisión, la primera vez que llamó la atención de los televidentes su rostro se desfiguraba detrás de un alambrado que emulaba la tribuna de un partido de fútbol, mientras su voz lanzaba furiosos cánticos con letras inofensivas.

Junto a su socio Maxi de la Cruz, en el ciclo Maxianimados de Canal 12, se ponía en la piel de un hincha fanático de su club de fútbol que debía aggiornarse a los nuevos tiempos de correción política. En esa temprana creación ya dejaba clara su impronta de humor desbordado, con gestos grandes y caricaturescos, al estilo de las animaciones de Tex Avery, y frases breves de corte maníaco y muy pegadizas.

Gaspar admiraba a Jim Carrey, y con la misma fiereza que el estadounidense podía interpretar la rabia de un perro chihuaha y hacer las delicias de sus víctimas.

En los días de Maxianimados compartía con De la Cruz el gusto por la comedia absurda de los argentinos de Cha-Cha-Cha.

Casi paralelamente, con el inicio de los años 2000, pero en su faceta de conductor y movilero, Gaspar se integró al magazine vespertino De igual a igual, conducido por Omar Gutiérrez, a quien consideraba uno de sus grandes maestros. En esos días, junto a Omar —recordaba hace poco en el programa de streaming Hacemos lo que podemos—, Gaspar fue testigo de algunos de los momentos más bizarros e inéditos de la televisión local, entre ellos la entrevista al expresidente Jorge Batlle y la quema de la bandera de Estados Unidos a manos del entonces edil por el Frente Amplio Jorge Zabalza.

Bajo el disfraz de su más célebre personaje, el “empresario” Roque Tarasca (una especie de galán y buscavidas con pésimas credenciales laborales), logró acercarse literalmente al mundo de la política cuando la fórmula presidenciable de Tabaré Vázquez y Raúl Sendic le siguió la corriente en un improvisado número humorístico callejero, en medio de la campaña de las elecciones de 2014. La destacada nota periodística-humorística incluyó una posible coima y un burbujero cuyas burbujas el expresidente recibió con gratitud y sonrisas cómplices.

Con Tarasca, Gaspar brilló, entre otros, en los ciclos Yo y tres más, Púmbate (nuevamente junto a Omar Gutiérrez), y Terapia de pareja, donde aprovechó su buena química con su pareja de aquel momento, la actriz y conductora Karina Vignola.

También lo llevó consigo en su reciente incursión en el streaming, con el programa Imperfectos.

Hizo comedia blanca en la sitcom Bienes gananciales (por Canal 10), humor musical con la efectiva parodia del tema “Somos tú y yo” y música pop-rock con su banda Planeta Urbano.

En 2020, en su rol de productor de televisión, fue uno de los gestores del arribo del ciclo Polémica en el bar. Participó de su mesa sólo durante los primeros meses, ya que, según comentó, no se sentía a gusto con el rumbo de fuerte agenda política que había adoptado el programa.

En junio de 2025 había cumplido 50 años y se encontraba a gusto con su participación en el canal de streaming Fipo TV.

La comedia física y el humor repentista fueron las características más salientes y celebradas de su estilo. Su virtud se notaba tanto en la efectividad del vivo de un estudio de televisión como en el cara a cara de un móvil, con clientes de una feria vecinal o curiosos de un acto político.

Fue, en el mejor de los sentidos, un actor querido y popular.