Por años los montevideanos creyeron ser parte del llamado Efecto Mandela, que es cuando un grupo importante de personas tiene un supuesto recuerdo que termina siendo una fantasía compartida. Aseguraban haber visto una filmación en la plaza Independencia, con actores disfrazados de soldados y un montón de personas desnudas. Había quienes afirmaban que se habían retirado los panes de pasto, los bancos y las flores, y que habían cubierto las palmeras y la base del monumento a José Artigas con tela verde.
Si de verdad eso había ocurrido en 2019, ¿dónde estaba la serie televisiva que contenía esas imágenes? Sobre todo si, como se rumoreaba, era una producción de Keanu Reeves para la poderosísima plataforma Netflix. En 2023 comenzó a develarse el misterio cuando The New York Times publicó un informe acerca de Carl Rinsch, el creador y director de la serie Conquest, un proyecto de ciencia ficción que, según el periódico, “se convirtió en un fiasco costoso, un microcosmos de la era del gasto despilfarrador que ahora los estudios de Hollywood luchan por ponerle fin”.
“Netflix terminó gastando más de 55 millones de dólares en la serie de Rinsch, y le dio una libertad presupuestaria y creativa casi absoluta, pero nunca recibió un solo episodio terminado”, agregaba la crónica. En medio de todo eso hubo un divorcio problemático (de la modelo uruguaya Gabriela Rosés Bentancor, con quien se había casado en 2014) y abuso de sustancias. El director llegó a decir que había descubierto un mecanismo secreto de transmisión del covid y que podía predecir dónde caerían los rayos. De paso gastó millones de dólares en artículos de lujo y automóviles de alta gama.
En el mismo texto se mencionaba que la plataforma y Rinsch se encontraban en medio de un arbitraje confidencial iniciado por él, quien reclamaba 14 millones de dólares por concepto de daños y perjuicios. Para marzo de este año el ángulo de la disputa había cambiado, ya que el director fue arrestado en California, acusado de estafar a Netflix por 11 millones de dólares. La acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos señalaba que el dinero obtenido para Conquest había sido utilizado en operaciones bursátiles de alto riesgo y gastos suntuosos.
Este jueves la justicia lo encontró culpable de fraude electrónico, lavado de dinero y otros cargos. “Carl Erik Rinsch recibió 11 millones de dólares que eran para un programa de televisión y los apostó en especulaciones bursátiles y transacciones de criptomonedas”, dijo el fiscal Jay Clayton en un comunicado de prensa. “La condena de hoy muestra que, cuando alguien les roba a sus inversores, nosotros vamos a seguir la ruta del dinero y hacerlo responsable”. El juicio duró una semana y la sentencia se conocerá el 17 de abril del año que viene.
El director de 48 años “fue encontrado culpable de un cargo de fraude electrónico, que tiene una pena máxima de 20 años en prisión; un cargo de lavado de dinero, que tiene una pena máxima de 20 años de prisión; y cinco cargos de participación en transacciones derivadas de actividades ilegales específicas, cada una de las cuales tiene una sentencia máxima de 10 años en prisión”, señala el comunicado. Esto sumaría 90 años en caso de que las condenas fueran las máximas y se cumplieran en forma consecutiva, como había especulado en su momento la prensa de Estados Unidos.
En un resumen la justicia estadounidense explica que en 2018 Rinsch llegó a un acuerdo con Netflix para recibir dinero para la finalización de la serie (que tenía el título provisional White Horse), y para ello pagó unos 44 millones de dólares entre 2018 y 2019. Luego de esa fecha, el director pidió más dinero y le enviaron otros 11 millones de dólares, que el 6 de marzo de 2020 fueron transferidos a la cuenta de una compañía controlada por él.
A los pocos días comenzó a transferir esos fondos a través de numerosas cuentas bancarias hasta consolidarlos en una cuenta personal de corretaje y los utilizó para movimientos bursátiles. En menos de dos meses había perdido la mitad del dinero, y utilizó el resto para especular con criptomonedas y otros gastos personales, que incluyeron 1,7 millones de dólares en gastos de tarjeta de crédito, 3,3 millones en muebles, antigüedades y colchones, 387.000 en un reloj suizo y 2,4 millones en cinco automóviles Rolls Royce y una Ferrari roja.
Los pocos episodios terminados de la serie permanecerán en el limbo de los proyectos audiovisuales, junto a la película sobre Batichica que Warner Bros. encajonó para ahorrarse impuestos. La película del Coyote y el Correcaminos, que había sido condenada por Warner a una suerte similar, fue rescatada.