Más allá de que la plataforma Max ofrezca un buen número de sus especiales y una temporada suelta del programa Real Time with Bill Maher (la 19, de 2021), Bill Maher no es una persona tan conocida por estos lados. Mezcla de comediante satírico y comentarista político, es una figura –como Jay Leno y Wolf Blitzer– que suele hacer de sí misma en las películas cuando los protagonistas están mirando televisión.
“Desde el debut de su programa Políticamente incorrecto en 1993, se presenta como un defensor de la verdad que no se compromete con un partido o una ideología, y sin miedo a la turba censuradora. Construyó su marca como un arriesgado inconformista. Cuando comediantes como Jerry Seinfeld hacían humor de observación sin contenido político, Maher hacía comentarios que alimentaban la controversia y el debate”, decía Nicole Hemmer sobre él en 2024.
Sin embargo, últimamente se le ha señalado un giro conservador en su discurso, aunque Maher afirma que es el mundo el que cambió, mientras que él sigue siendo el mismo. “Esa imagen de comediante valiente dispuesto a soportar a los censores para decir la verdad sigue siendo fundamental para su marca. Pero es una marca que ya no funciona del todo”. Decía Hemmer y agregaba: “En un panorama político en donde la ofensa es moneda corriente, especialmente en la derecha, la imagen de Maher resulta anodina en comparación”.
“Su rutina de nostálgico cascarrabias es demasiado familiar como para provocar una respuesta impredecible. Se queja de que los niños están demasiado mimados, de que los pronombres son demasiado confusos, de que la música popular es ‘solamente ruidos que las personas hacen durante el sexo y odas al culo’. Eso no es crítica cultural afilada ni honestidad brutal, es un segmento promedio de Fox News”, terminaba la periodista de CNN.
Este cambio, sea por retroceso de Maher o por avance del resto del mundo, tuvo una fuerte confirmación unos días atrás, cuando luego de años de comentarios negativos hacia el presidente Donald Trump, que incluyeron el pedido de juicio político, aceptó una invitación para cenar junto a él en la Casa Blanca. Lo hizo para reducir las hostilidades entre ambos, ya que, según sus propias palabras, “debe haber algo mejor que hacer que intercambiar insultos a 5.000 kilómetros de distancia”.
Todos esperaban su comentario posterior, que no se hizo esperar. “Solamente les cuento exactamente lo que vi en dos horas y media”, dijo en un episodio de su programa. “Entré a la mina y esto es lo que pasa ahí abajo. No hay un loco viviendo en la Casa Blanca. Ahí vive una persona que hacía de loco en televisión, lo cual es jodido, pero no tan jodido como pensé que iba a ser”, agregó.
Maher agradeció a Trump por darle “una generosa cantidad de tiempo, la disposición a escuchar” y por aceptarlo “como un posible amigo”, pese a que no es “uno de los suyos”. Aclaró que seguirá siendo crítico del gobierno de Trump, aunque cree que ahora el presidente entiende cuál es su rol en ese sentido. “Trump fue amable y mesurado, y no sé por qué no lo es en otros contextos. No lo puedo responder ni me corresponde. Solamente cuento lo que vi, y no estaba drogado”, terminó diciendo quien regularmente fuma marihuana mientras graba su podcast.
Sus frases levantaron polvareda, pero el dardo más doloroso fue lanzado por Larry David, cocreador de Seinfeld y creador y protagonista de Curb Your Enthusiasm. En una columna satírica publicada por The New York Times y titulada “Mi cena con Adolf”, el comediante describía un encuentro ficticio entre un supuesto periodista radial crítico de Adolf Hitler y el dictador alemán. “Ahí estaba, preparado para encontrarme con el Hitler que había visto y oído; el Hitler público. Pero el Hitler privado era un animal completamente diferente. Y, extrañamente, este se veía más auténtico, como si fuera el verdadero Hitler”, dice el texto.
“Dos horas después, la cena terminó y el Führer me acompañó hasta la puerta. ‘Me alegra mucho haberlo conocido. Espero que ya no piense que soy un monstruo’. ‘Debo decirle, mein Führer, que agradezco haber venido. Pese a que no estamos de acuerdo en muchos aspectos, no significa que tengamos que odiarnos’. Luego hice un saludo nazi y me fui en la noche”, agregó David en clara parodia a las declaraciones de Maher.
Junto al texto, el editor de la sección de opinión de The New York Times aclaraba que “el artículo no equipara a Trump con Hitler. Trata sobre ver a las personas como realmente son y no perder eso de vista”.
La respuesta de Maher llegó durante una entrevista con el periodista británico Piers Morgan, quien carga con su propio bagaje de polémicas. Maher dijo que el texto de Larry David era ofensivo a las víctimas del Holocausto. “Creo que insulta a seis millones de judíos”, opinó. “Y sé que la gente puede decir ‘solamente lo estamos comparando de esta manera’. Bueno, es una discusión que perdiste al empezarla”. También dijo que “nadie fue tan duro” con Trump, pero que las referencias a Hitler deberían mantenerse separadas, ya que es “el malvado número uno”.
“¿Me pareció apropiado? No. Pero las personas tienen derecho a no estar de acuerdo”, agregó Maher. “Puedo recibir un golpe y puedo entender cuando las personas están en desacuerdo conmigo. No es la forma en la que lo hubiera hecho, pero vayamos a la ironía. Volvamos a lo que decía antes. Tiene que haber una forma mejor que insultar y no hablar con las personas. Si pude hablar con Trump, puedo hablar con Larry David”.