Tras el cierre al público de la Biblioteca Nacional (BN), que fue anunciado este lunes durante las celebraciones por el Día del Libro, el exdirector de la institución en el período de gobierno pasado, Valentín Trujillo, elaboró un documento en el que negó los argumentos planteados por el gobierno para tomar esa resolución y criticó que “no hay ningún plan previsto más allá del cierre”.
“Nada de lo planteado por la actual dirección justifica una medida de ese tenor. Con respecto a los planteos gremiales, durante los años que dirigí la Biblioteca Nacional, el diálogo fue fluido y los reclamos eran por espacio (se gestionó el anexo) y por solicitudes de más personal (que se gestionaron con las herramientas disponibles). El gremio nunca planteó que fuera necesario un cierre y tampoco hizo referencia a riesgo edilicio ni sanitario”, expresó.
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Según el exjerarca, “no es verdad” que la infraestructura de la BN presente inundaciones frecuentes y depósitos saturados. Sobre esto último, aseguró que se gestionó la creación de un anexo en coordinación con la Dirección Nacional de Cultura, ubicado en la calle Paraguay, para cuya mudanza “se dejó presupuesto asignado”.
Asimismo, dijo que no hay problemas de climatización, ya que hay “un sistema de ventilación de aire central con temperatura y humedad constante en los depósitos y deshumidificadores. En el Archivo Literario, además, existe un sistema de aire controlado y dos bóvedas blindadas para la Unidad de Materiales Especiales”.
Reconoció, por otra parte, que la BN no cuenta con un sistema de detección de incendios, “algo que lamentablemente ocurre en buena parte de los edificios públicos. Nunca tuvo habilitación de Bomberos, algo que no ha impedido su funcionamiento. Sin perjuicio de eso, existen sistemas de seguridad específicos antifuegos”. En cuanto al control de plagas, aseguró que se realiza una fumigación anual, y sobre el estado de los libros y revistas afirmó que se hace una limpieza de la colección todos los años, “siguiendo los estándares correspondientes”, para evitar la presencia de hongos.
En materia de recursos humanos, consideró que “la ausencia de personal es un reclamo en todo el sector público y nadie cierra sus puertas por eso. La Biblioteca continuó funcionando a pesar de que se jubiló gente y en ningún momento se puso esa situación como excusa para cerrar”. También indicó que se optó por “alternativas que permitieron subsanar” el hecho de que hubiera jubilaciones no cubiertas, a través de pases en comisión y funcionarios en régimen de horas docentes.
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Frente a la necesidad planteada por el gobierno de avanzar en la digitalización de los textos, Trujillo señaló que gracias a “convenios con intendencias se logró que personal de otras dependencias públicas trabajaran en proyectos”, por ejemplo, el de digitalización de prensa del interior, en el cual participan 48 funcionarios en todo el país.
Si bien reconoció que la BN no cuenta con archivóloga, dado que la última se jubiló y “la suplente se retiró por motivos personales”, esto no afectó “el funcionamiento de la biblioteca, ni de los archivos, ni implicaría un cierre de la institución”.
Además, negó que haya un equipo informático inadecuado, ya que “se compraron equipos todos los años, tal como está establecido en las memorias anuales y en el Presupuesto”. Sobre el sitio web de la BN, afirmó que “se potenció, como nunca antes, gracias a reformas que permitieron la incorporación de colecciones y digitalizaciones. Eso fue acompañado de un plan de comunicación innovador, con una activa presencia en redes sociales”.
Respecto a los contenidos de la biblioteca, aseguró que “no es cierto” que el catálogo digital no esté actualizado y negó que se hayan robado manuscritos, como indicó la actual directora de la BN, Rocío Schiappapietra. “La directora habla de robo, lo que no es verdad. Si está en conocimiento de un presunto delito, está en obligación de denunciarlo”, manifestó Trujillo. En esa línea, agregó: “Durante la elaboración de un libro publicado por la Biblioteca Nacional se traspapelaron 11 documentos que no han salido de la institución, tal como informó la investigadora que llevó adelante ese trabajo. Además, todas esas cartas están digitalizadas, por lo que su contenido se encuentra disponible”.
También se refirió al “robo frustrado de una foto”. Dijo que “no fue una casa de remates que advirtió la situación, sino al revés: la Biblioteca Nacional, enterada de la situación, fue la que recuperó ese material e hizo la denuncia correspondiente en Delitos Complejos”.
El exdirector de la BN consideró además que el déficit presupuestal no impide que continúe funcionando, ya que los gastos y servicios básicos para 2025 están cubiertos y en 2026 entrará en vigencia el nuevo presupuesto, y afirmó que “es falso” que las actividades culturales estén en riesgo por falta de recursos.